¿Hasta cuándo? cuatro pendejos carretilleros y cuatro carremuleros se van a seguir burlando de todo mundo y poniéndose de ruana a las autoridades, botando basura donde les da la gana.
¿Hasta cuándo? cuatro pendejos carretilleros y cuatro carremuleros se van a seguir burlando de todo mundo y poniéndose de ruana a las autoridades, botando basura donde les da la gana, pero especialmente en el lote del doctor Oscar Guerra Bonilla en la cuadra conocida como la del Ateneo.
Señor comandante de la Policía a usted no le da pena que le falten el respeto de esa manera, destine unos agentes o una patrulla para que los castiguen, pero por Dios, hagan algo para tratar que la ciudad luzca bonita y limpia para el Festival, al igual le insisto que al menos para esta gran fiesta se levanten las vallas metálicas que impiden pasar por las noches al frente de sus instalaciones, ya eso no tiene razón de ser porque incomoda y de qué forma a los que van o vienen de La Paz y el aeropuerto.
¿Será que habrá que recurrir a la Procuraduría para conseguir este objetivo? O usted señor alcalde Mello Castro, quien es el jefe en su municipio y en eso incluyo a la fuerza policial, hágalo, oiga ese clamor y ordene su levantamiento y para que hablar e insistir sobre la pintada de los “policías acostaos” y señales de tránsito en pésimo estado que desorientan a los conductores.
Con no levantar esas odiosas vallas y no pintar las señales, yo me perjudico y molesto pero también se molesta y perjudica todo aquel que maneja cualquier vehículo, que de por si siempre ande de mal genio, por Dios, levanten para el Festival esas vallas y pinten los “acostaos” para que Valledupar sea una ciudad agradable y sabrosa y los visitantes queden con ganas de volver.
Insisto, y contrainsisto como decía ‘La Carpa’ en que tenemos que comenzar una enorme actividad de limpieza en toda la ciudad, pero para ello es necesario la colaboración ciudadana, que los supermercados, centros comerciales, estaciones de gasolina y tiendas en general se vinculen ella. Creo que la Cámara de Comercio con su dirigente e inquieto director, doctor José Luis Urón, puede liderar esta iniciativa y conseguir la colaboración de Fenalco, Comfenalco, Comfacesar, Acopi, Mercabastos, Interaseo, bancos y restaurantes, especialmente estos últimos que botan sus desechos en bolsas muy débiles que son rotas por los perros callejeros, indigentes y drogadictos invadiendo las zonas de malos olores y putrefacción y si uno les dice algo se molestan. En fin, una sola golondrina no hace verano, pero si nos unimos todos lo podemos conseguir, yo estoy a la orden.
Otra vaina, caí por pendejo y confiado, di papaya y le metieron un macocazo a las 3:00 de la tarde en la carrera 12 frente a la estación de Guacoche y muy cerca de la casa de mis queridos tíos Efraín Aponte y Malalo, cuando en forma violenta e inesperada fui despojado de mi celular por un delincuente en moto que casi me arranca la oreja de raíz.
Lo único que hice con toda tranquilidad, sin inmutarme fue ver fijamente la moto y gracias a mi buena vista me grave la placa, que es lo que debe de hacerse en vez de ponerse a gritar y a parapetear cuando se es atracado de esa manera; identificada la moto lo informé a la policía y a los agentes de tránsito, pero yo inicié mi investigación, e hice contactos y al día siguiente me entregaron mi celular, me lo llevaron a la casa reparado y refaccionado, listo para haberlo vendido, pero sin la tarjeta y simcard, con toda la gran información, contactos y fotos que por miles tenía archivadas pero que gracias a la experticia y vastos conocimientos de mi sobrino ‘Pipe’ Abuchaibe todas fueron recuperadas y mi celular está al pelo.
Esto es el pan de cada día aquí se roban seis u ocho diarios, en Bogotá cientos de veces al igual que en otras ciudades y pueblos y no es fácil controlarlo, pero si se puede disminuir si no nos comportamos como unos buenos pendejos e idiotas como yo, dando papaya, repito; jamás pensé que eso me pudiera suceder menos en ese céntrico lugar, pero siempre hay una primera vez y ya es difícil con la experiencia que se repita. Pero lo que sí puede detectar solo en mi trajinar de ayer son los múltiples sitios especialmente en Galería y en el barrio Loperena, zona de arreglo, compra y venta de celulares, es que pululan públicamente, sin ningún reato ni pena los reducidores, que lo hacen con una frescura que parece que están dedicados a un negocio lícito y se emputan, como me pasó ayer cuando uno los recrimina por su actividad delictuosa.
Todo el mundo sabe quiénes son y dónde “trabajan” y lo mismo pasa con las partes de los carros, a quien no le han robado la llanta de repuesto o un espejo retrovisor en carros de alta gama y también comunes y corrientes y nada más tiene que ir al Boliche o a Galería para recuperarlo, lógicamente pagando tanto el rescate como la instalada.
Por José M. Aponte M.
¿Hasta cuándo? cuatro pendejos carretilleros y cuatro carremuleros se van a seguir burlando de todo mundo y poniéndose de ruana a las autoridades, botando basura donde les da la gana.
¿Hasta cuándo? cuatro pendejos carretilleros y cuatro carremuleros se van a seguir burlando de todo mundo y poniéndose de ruana a las autoridades, botando basura donde les da la gana, pero especialmente en el lote del doctor Oscar Guerra Bonilla en la cuadra conocida como la del Ateneo.
Señor comandante de la Policía a usted no le da pena que le falten el respeto de esa manera, destine unos agentes o una patrulla para que los castiguen, pero por Dios, hagan algo para tratar que la ciudad luzca bonita y limpia para el Festival, al igual le insisto que al menos para esta gran fiesta se levanten las vallas metálicas que impiden pasar por las noches al frente de sus instalaciones, ya eso no tiene razón de ser porque incomoda y de qué forma a los que van o vienen de La Paz y el aeropuerto.
¿Será que habrá que recurrir a la Procuraduría para conseguir este objetivo? O usted señor alcalde Mello Castro, quien es el jefe en su municipio y en eso incluyo a la fuerza policial, hágalo, oiga ese clamor y ordene su levantamiento y para que hablar e insistir sobre la pintada de los “policías acostaos” y señales de tránsito en pésimo estado que desorientan a los conductores.
Con no levantar esas odiosas vallas y no pintar las señales, yo me perjudico y molesto pero también se molesta y perjudica todo aquel que maneja cualquier vehículo, que de por si siempre ande de mal genio, por Dios, levanten para el Festival esas vallas y pinten los “acostaos” para que Valledupar sea una ciudad agradable y sabrosa y los visitantes queden con ganas de volver.
Insisto, y contrainsisto como decía ‘La Carpa’ en que tenemos que comenzar una enorme actividad de limpieza en toda la ciudad, pero para ello es necesario la colaboración ciudadana, que los supermercados, centros comerciales, estaciones de gasolina y tiendas en general se vinculen ella. Creo que la Cámara de Comercio con su dirigente e inquieto director, doctor José Luis Urón, puede liderar esta iniciativa y conseguir la colaboración de Fenalco, Comfenalco, Comfacesar, Acopi, Mercabastos, Interaseo, bancos y restaurantes, especialmente estos últimos que botan sus desechos en bolsas muy débiles que son rotas por los perros callejeros, indigentes y drogadictos invadiendo las zonas de malos olores y putrefacción y si uno les dice algo se molestan. En fin, una sola golondrina no hace verano, pero si nos unimos todos lo podemos conseguir, yo estoy a la orden.
Otra vaina, caí por pendejo y confiado, di papaya y le metieron un macocazo a las 3:00 de la tarde en la carrera 12 frente a la estación de Guacoche y muy cerca de la casa de mis queridos tíos Efraín Aponte y Malalo, cuando en forma violenta e inesperada fui despojado de mi celular por un delincuente en moto que casi me arranca la oreja de raíz.
Lo único que hice con toda tranquilidad, sin inmutarme fue ver fijamente la moto y gracias a mi buena vista me grave la placa, que es lo que debe de hacerse en vez de ponerse a gritar y a parapetear cuando se es atracado de esa manera; identificada la moto lo informé a la policía y a los agentes de tránsito, pero yo inicié mi investigación, e hice contactos y al día siguiente me entregaron mi celular, me lo llevaron a la casa reparado y refaccionado, listo para haberlo vendido, pero sin la tarjeta y simcard, con toda la gran información, contactos y fotos que por miles tenía archivadas pero que gracias a la experticia y vastos conocimientos de mi sobrino ‘Pipe’ Abuchaibe todas fueron recuperadas y mi celular está al pelo.
Esto es el pan de cada día aquí se roban seis u ocho diarios, en Bogotá cientos de veces al igual que en otras ciudades y pueblos y no es fácil controlarlo, pero si se puede disminuir si no nos comportamos como unos buenos pendejos e idiotas como yo, dando papaya, repito; jamás pensé que eso me pudiera suceder menos en ese céntrico lugar, pero siempre hay una primera vez y ya es difícil con la experiencia que se repita. Pero lo que sí puede detectar solo en mi trajinar de ayer son los múltiples sitios especialmente en Galería y en el barrio Loperena, zona de arreglo, compra y venta de celulares, es que pululan públicamente, sin ningún reato ni pena los reducidores, que lo hacen con una frescura que parece que están dedicados a un negocio lícito y se emputan, como me pasó ayer cuando uno los recrimina por su actividad delictuosa.
Todo el mundo sabe quiénes son y dónde “trabajan” y lo mismo pasa con las partes de los carros, a quien no le han robado la llanta de repuesto o un espejo retrovisor en carros de alta gama y también comunes y corrientes y nada más tiene que ir al Boliche o a Galería para recuperarlo, lógicamente pagando tanto el rescate como la instalada.
Por José M. Aponte M.