Lucas Rafael, desaparecido en 2003 en un episodio marcado por la violencia del conflicto armado, finalmente fue encontrado y entregado a su familia para un entierro digno. Su hija, Elizabeth Aragón Charris, comparte con emoción y sinceridad el impacto de este proceso.
“Mi papá (el hallazgo) fue un proceso bastante doloroso, me ha removido todo este proceso en el cual nos tocó vivir como familia”, confiesa Elizabeth.
La desaparición de Lucas Rafael ocurrió en un día que parecía rutinario para la familia. Se desplazaban en motocicleta hacia su parcela, donde cultivaban alimentos y criaban animales, cuando fueron interceptados por hombres armados con el rostro cubierto. “Nos bajaron de la moto, nos quitaron las llaves y nos dijeron que camináramos adelante”, relata Grimalda, compañera de Lucas Rafael, aún con el recuerdo fresco y doloroso. La violencia no solo se llevó a Lucas Rafael, sino que también arrasó con sus cultivos y animales, dejando a la familia en una situación de extrema vulnerabilidad.
Persistir en la búsqueda
Durante años, Grimalda emprendió una búsqueda incansable, cavando en montañas y siguiendo rumores, muchas veces acompañada por sus hijos pequeños. “Me llegaban con comentarios que lo habían matado y lo habían enterrado arriba de la montaña. Yo iba y cavaba, pero no encontraba nada”, recuerda con tristeza.
La Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD) retomó el caso, integrándolo en un plan regional que investiga patrones similares de desaparición en la zona. Tras meses de trabajo y gracias a un hallazgo fortuito de un trabajador de campo, se recuperaron restos óseos que luego fueron identificados como los de Lucas Rafael por el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
Elizabeth expresa su gratitud: “Gracias al Señor hoy logramos cerrar un proceso de duelo el cual no habíamos podido cerrar. Agradezco el trabajo de la Unidad de Búsqueda por haber encontrado el cuerpo de Lucas Rafael y permitirnos enterrarlo dignamente, con flores y acompañado de toda la familia, con alabanzas a Dios por su alma. Esto nos consuela y nos da paz”.
La UBPD continúa su labor en todo el país, invitando a quienes tengan familiares desaparecidos por el conflicto armado a acercarse y presentar solicitudes o aportar información. Esta historia es un recordatorio del impacto humano del conflicto y la importancia de la búsqueda de verdad y justicia para miles de familias colombianas.










