El presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata Rodolfo Molina Araújo, abrió el Foro ‘Aporte de la Dinastía López a la auténtica música vallenata’.
Como aquel tesoro que nadie espera que se desaparezca para seguir disfrutando de su valiosa presencia o sus frutos, y que por el contrario se distribuya para que nunca muera, así se quiere que perdure en el tiempo la Dinastía López; sabor, talento, vallenato tradicional y anécdotas enriquecedoras en una misma familia. Todos llevan consigo la marca indeleble del gusto por los sonidos propios de la música vallenata.
“Está comprobado a través de la historia que todos los integrantes de la Dinastía López tocamos vallenato, raro el que no. Álvaro tiene una pequeña mezcla pero sin salirse de la esencia, ya que está en el ámbito comercial más que nosotros”, afirmó Navín López, quien interpretó en el inicio del conversatorio ‘Déjala venir’ de Náfer Durán acompañado de los Niños de la Escuela Rafael Escalona.
En el auditorio de la Biblioteca Rafael Carrillo Lúquez no había puesto para nadie más, el espacio se llenó de interesados en conocer un poco más de los homenajeados en la edición 48 del Festival de la Leyenda Vallenata.
Las ponencias estuvieron a cargo de la magistrada del Consejo Nacional Electoral, Idayiris Yolima Carrillo Pérez; los investigadores Tomás Darío Gutiérrez y José Atuesta Mindiola; y el abogado Efraín Gutiérrez.
Carrillo Pérez hizo su ponencia sobre ‘el saludo vallenato: de la tradición a la judicialización’, donde se refirió a los casos más recientes de cantantes vallenatos que fueron llamados por el Consejo Nacional Electoral, CNE, por supuesta propaganda política extemporánea mediante saludos en sus canciones.
“En un caso concreto, el CNE se pronunció sobre un saludo donde se dice que ‘el buen hijo vuelve a casa’, no constituye una propaganda electoral, se llegó a la conclusión de que a esa persona se le ha saludado durante toda la historia musical. Es el caso de Peter Manjarrez”, afirmó en público la Magistrada, quien también hizo un llamado a hacer respetar la costumbre de los saludos desde la propia cuna del vallenato, para no tener estos inconvenientes.
Por su parte, Tomás Darío Gutiérrez expuso el tema sobre la ‘incidencia de la dinastías en la herencia social del vallenato’, ponencia que aprovechó para decir que, “vallenato es cualquiera de los cuatro aires: puya, son, merengue o paseo; si no es ninguno de esos, entonces no es vallenato, a mí no me hablen de la evolución”.
También habló sobre la grandeza de la sabiduría natural empírica, aquella que se aprende por la tradición oral, al hablar con los ancianos, con los que saben para poder llegar a la verdad.
“Los López son doblemente ricos en esta música, porque el papá de ellos fue músico, su abuelo también. El primo, el tío, todos aprendieron a interpretar un instrumento mediante la cultura, de los que saben y por eso es tan grande su riqueza. Todos son cajeros, Víctor Julio López era una biblioteca entera, Dios bendiga y proteja a la dinastía por muchos años más”, concluyó.
En primera fila del auditorio, estaban: Román, Navín, Álvaro, Miguel y Pablo López escuchando cada palabra de los intervinientes.
“Pedimos a Dios que nos dé mucha fortaleza, queremos estar pendiente de todos los eventos, se debe tener humildad. Aquí se ha dicho todo de nosotros, la música, anécdotas y cuentos. Por supuesto esto nos engrandece, queremos enseñarle el respeto hacia los demás para que esta dinastía perdure, que tengan corazón. En la familia tenemos hasta mujeres que tocan también. A nosotros nos falta el cantante, pero este año sale uno, si lo tuviéramos estaríamos dando lidia, hay que querer la música”, afirmó Álvaro López.
También manifestó que él aprendió a ejecutar el acordeón viendo a su papá en parrandas con su abuelo, a quienes no les faltaba la caja, la guacharaca y el acordeón por muchos días.
Atendiendo a amigos como Emilianito, ‘El viejo’ Emiliano Zuleta, Lorenzo Morales, nunca faltó la comida, la música y el ron.
Por Tatiana Orozco Mazzilli
[email protected]
El presidente de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata Rodolfo Molina Araújo, abrió el Foro ‘Aporte de la Dinastía López a la auténtica música vallenata’.
Como aquel tesoro que nadie espera que se desaparezca para seguir disfrutando de su valiosa presencia o sus frutos, y que por el contrario se distribuya para que nunca muera, así se quiere que perdure en el tiempo la Dinastía López; sabor, talento, vallenato tradicional y anécdotas enriquecedoras en una misma familia. Todos llevan consigo la marca indeleble del gusto por los sonidos propios de la música vallenata.
“Está comprobado a través de la historia que todos los integrantes de la Dinastía López tocamos vallenato, raro el que no. Álvaro tiene una pequeña mezcla pero sin salirse de la esencia, ya que está en el ámbito comercial más que nosotros”, afirmó Navín López, quien interpretó en el inicio del conversatorio ‘Déjala venir’ de Náfer Durán acompañado de los Niños de la Escuela Rafael Escalona.
En el auditorio de la Biblioteca Rafael Carrillo Lúquez no había puesto para nadie más, el espacio se llenó de interesados en conocer un poco más de los homenajeados en la edición 48 del Festival de la Leyenda Vallenata.
Las ponencias estuvieron a cargo de la magistrada del Consejo Nacional Electoral, Idayiris Yolima Carrillo Pérez; los investigadores Tomás Darío Gutiérrez y José Atuesta Mindiola; y el abogado Efraín Gutiérrez.
Carrillo Pérez hizo su ponencia sobre ‘el saludo vallenato: de la tradición a la judicialización’, donde se refirió a los casos más recientes de cantantes vallenatos que fueron llamados por el Consejo Nacional Electoral, CNE, por supuesta propaganda política extemporánea mediante saludos en sus canciones.
“En un caso concreto, el CNE se pronunció sobre un saludo donde se dice que ‘el buen hijo vuelve a casa’, no constituye una propaganda electoral, se llegó a la conclusión de que a esa persona se le ha saludado durante toda la historia musical. Es el caso de Peter Manjarrez”, afirmó en público la Magistrada, quien también hizo un llamado a hacer respetar la costumbre de los saludos desde la propia cuna del vallenato, para no tener estos inconvenientes.
Por su parte, Tomás Darío Gutiérrez expuso el tema sobre la ‘incidencia de la dinastías en la herencia social del vallenato’, ponencia que aprovechó para decir que, “vallenato es cualquiera de los cuatro aires: puya, son, merengue o paseo; si no es ninguno de esos, entonces no es vallenato, a mí no me hablen de la evolución”.
También habló sobre la grandeza de la sabiduría natural empírica, aquella que se aprende por la tradición oral, al hablar con los ancianos, con los que saben para poder llegar a la verdad.
“Los López son doblemente ricos en esta música, porque el papá de ellos fue músico, su abuelo también. El primo, el tío, todos aprendieron a interpretar un instrumento mediante la cultura, de los que saben y por eso es tan grande su riqueza. Todos son cajeros, Víctor Julio López era una biblioteca entera, Dios bendiga y proteja a la dinastía por muchos años más”, concluyó.
En primera fila del auditorio, estaban: Román, Navín, Álvaro, Miguel y Pablo López escuchando cada palabra de los intervinientes.
“Pedimos a Dios que nos dé mucha fortaleza, queremos estar pendiente de todos los eventos, se debe tener humildad. Aquí se ha dicho todo de nosotros, la música, anécdotas y cuentos. Por supuesto esto nos engrandece, queremos enseñarle el respeto hacia los demás para que esta dinastía perdure, que tengan corazón. En la familia tenemos hasta mujeres que tocan también. A nosotros nos falta el cantante, pero este año sale uno, si lo tuviéramos estaríamos dando lidia, hay que querer la música”, afirmó Álvaro López.
También manifestó que él aprendió a ejecutar el acordeón viendo a su papá en parrandas con su abuelo, a quienes no les faltaba la caja, la guacharaca y el acordeón por muchos días.
Atendiendo a amigos como Emilianito, ‘El viejo’ Emiliano Zuleta, Lorenzo Morales, nunca faltó la comida, la música y el ron.
Por Tatiana Orozco Mazzilli
[email protected]