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Editorial - 15 septiembre, 2018

Guzmán Quintero Torres: otro año de impunidad

El periodista Guzmán Quintero Torres luego de cerrar la edición del diario EL PILÓN, donde trabajaba como jefe de redacción, departía con dos colegas en la cafetería del hotel Los Cardones, ubicado en el centro de Valledupar. Allí lo encontró la muerte, dos sicarios en moto lo abordaron y uno de ellos le disparó con […]

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El periodista Guzmán Quintero Torres luego de cerrar la edición del diario EL PILÓN, donde trabajaba como jefe de redacción, departía con dos colegas en la cafetería del hotel Los Cardones, ubicado en el centro de Valledupar. Allí lo encontró la muerte, dos sicarios en moto lo abordaron y uno de ellos le disparó con un arma de fuego a quemarropa.

Era jueves, 16 de septiembre de 1999, y tras confirmar su muerte, los que conocían a Guzmán sabían que corría peligro porque era un periodista con coraje, que no le daba miedo denunciar las violaciones de derechos humanos y de llamar las cosas por su nombre.

En el libro ‘Quiénes y por qué mataron al periodista’ su hermano Yuri Quintero explica la relación del crimen con las denuncias hechas sobre los abusos de la fuerza pública en el Cesar y sur de La Guajira. La obra publicada en septiembre de 2014 señala que, días antes del homicidio, militares del Batallón La Popa irrumpieron en las instalaciones de EL PILÓN inconformes porque se habían publicado noticias que no dejaban bien parado el Ejército.

“Ejército asesinó a dos mujeres” y “Ejército dispara fuera de Polígono” son los titulares publicados el 10 de mayo y 2 de julio, respectivamente, que le habrían costado la vida al comunicador de 34 años de edad.

Por el ejercicio de su oficio nuestro periodista vallenato entró a hacer parte de la larga lista de casos en los que trabaja la Fundación para Libertad de Prensa, FLIP. Sin embargo, de nada han servido las solicitudes de esta organización, porque el crimen está a un año de prescribir en la completa impunidad.

Aunque fueron condenados dos personas como autores materiales, de las cuales se sospecha no participaron en el crimen, no hay resultados sobre quienes serían los autores intelectuales. Solo se habla de que hay miembros del Ejército o paramilitares involucrados, pero no hay nombres vinculados formalmente a la investigación de la Fiscalía.
Recordamos que con esta muerte empezó la autocensura en el periodismo de la región; ninguno de sus colegas quería ser la próxima víctima, por lo que se afectó en gran manera el ejercicio periodístico libre en el departamento del Cesar.

Hoy nos solidarizamos con la familia de Guzmán. Sus padres, hermanos, esposa y dos hijos claman justicia al igual que el gremio periodístico; no nos cansaremos de visibilizar este caso, seguiremos pendientes de lo que sucederá en los próximos 366 días, porque no podemos permitir que prescriba el crimen de tan valeroso periodista y con ello se abra paso a la total impunidad.

Su rostro es desconocido para las nuevas generaciones, pero pueden apreciarlo en un mural de la Universidad Popular del Cesar o en la plaza de bronce ubicada en el parque del barrio Los Fundadores de Valledupar, escenario que lleva su nombre, a pocos metros de la casa de sus padres.

Hoy exaltamos su legado, ese periodismo corajudo, investigativo y siempre en búsqueda de la verdad para el cual deberían existir todas las garantías.

Editorial
15 septiembre, 2018

Guzmán Quintero Torres: otro año de impunidad

El periodista Guzmán Quintero Torres luego de cerrar la edición del diario EL PILÓN, donde trabajaba como jefe de redacción, departía con dos colegas en la cafetería del hotel Los Cardones, ubicado en el centro de Valledupar. Allí lo encontró la muerte, dos sicarios en moto lo abordaron y uno de ellos le disparó con […]


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El periodista Guzmán Quintero Torres luego de cerrar la edición del diario EL PILÓN, donde trabajaba como jefe de redacción, departía con dos colegas en la cafetería del hotel Los Cardones, ubicado en el centro de Valledupar. Allí lo encontró la muerte, dos sicarios en moto lo abordaron y uno de ellos le disparó con un arma de fuego a quemarropa.

Era jueves, 16 de septiembre de 1999, y tras confirmar su muerte, los que conocían a Guzmán sabían que corría peligro porque era un periodista con coraje, que no le daba miedo denunciar las violaciones de derechos humanos y de llamar las cosas por su nombre.

En el libro ‘Quiénes y por qué mataron al periodista’ su hermano Yuri Quintero explica la relación del crimen con las denuncias hechas sobre los abusos de la fuerza pública en el Cesar y sur de La Guajira. La obra publicada en septiembre de 2014 señala que, días antes del homicidio, militares del Batallón La Popa irrumpieron en las instalaciones de EL PILÓN inconformes porque se habían publicado noticias que no dejaban bien parado el Ejército.

“Ejército asesinó a dos mujeres” y “Ejército dispara fuera de Polígono” son los titulares publicados el 10 de mayo y 2 de julio, respectivamente, que le habrían costado la vida al comunicador de 34 años de edad.

Por el ejercicio de su oficio nuestro periodista vallenato entró a hacer parte de la larga lista de casos en los que trabaja la Fundación para Libertad de Prensa, FLIP. Sin embargo, de nada han servido las solicitudes de esta organización, porque el crimen está a un año de prescribir en la completa impunidad.

Aunque fueron condenados dos personas como autores materiales, de las cuales se sospecha no participaron en el crimen, no hay resultados sobre quienes serían los autores intelectuales. Solo se habla de que hay miembros del Ejército o paramilitares involucrados, pero no hay nombres vinculados formalmente a la investigación de la Fiscalía.
Recordamos que con esta muerte empezó la autocensura en el periodismo de la región; ninguno de sus colegas quería ser la próxima víctima, por lo que se afectó en gran manera el ejercicio periodístico libre en el departamento del Cesar.

Hoy nos solidarizamos con la familia de Guzmán. Sus padres, hermanos, esposa y dos hijos claman justicia al igual que el gremio periodístico; no nos cansaremos de visibilizar este caso, seguiremos pendientes de lo que sucederá en los próximos 366 días, porque no podemos permitir que prescriba el crimen de tan valeroso periodista y con ello se abra paso a la total impunidad.

Su rostro es desconocido para las nuevas generaciones, pero pueden apreciarlo en un mural de la Universidad Popular del Cesar o en la plaza de bronce ubicada en el parque del barrio Los Fundadores de Valledupar, escenario que lleva su nombre, a pocos metros de la casa de sus padres.

Hoy exaltamos su legado, ese periodismo corajudo, investigativo y siempre en búsqueda de la verdad para el cual deberían existir todas las garantías.