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Columnista - 2 octubre, 2019

Guillermo Perry: un adelantado de su época

Como si hubiera presentido la inminencia de su partida, Guillermo Perry Rubio publicó el pasado 14 de agosto, hace menos de dos meses, su obra cumbre, Decidí contarlo, en el cual compendia y examina, con la sapiencia y ponderación que lo caracterizaban, los avances y las transformaciones que ha experimentado Colombia en los últimos 50 […]

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Como si hubiera presentido la inminencia de su partida, Guillermo Perry Rubio publicó el pasado 14 de agosto, hace menos de dos meses, su obra cumbre, Decidí contarlo, en el cual compendia y examina, con la sapiencia y ponderación que lo caracterizaban, los avances y las transformaciones que ha experimentado Colombia en los últimos 50 procelosos años.

Él, que como en el teatro pirandélico fue actor y a la vez espectador de esta historia, fue ante todo un servidor público integérrimo, inciándose como Subdirector del DNP entre 1969 y 1970, luego se desempeñó como Director Nacional de Impuestos y así fue escalando posiciones hasta ocupar dos carteras ministeriales, la de Minas y Energía y la de Hacienda y Crédito público, las cuales desempeño con lujo de competencia. Y como constituyente le puso su impronta al capítulo de la economía y las finanzas públicas de la Carta de 1991.

A su paso por el Ministerio de Minas y Energía, con una gran visión de futuro, como adelantado de su época que fue, planteó, diseñó y puso en marcha su programa del Gas para el cambio, con miras a masificar su uso en Colombia. A él se le debe que hoy más de 9 millones de hogares estén conectados a las redes del gas domiciliario y que más de medio millón de vehículos tengan en el gas natural comprimido una mejor alternativa.

En su calidad de Ministro de Hacienda, cuando se avizoraba el boom petrolero con el reciente hallazgo de Cusiana (1991), tuvo la perspicacia de presentar al Congreso de la República su iniciativa, convertida en la Ley 209 de 1995, creando en Fondo de Ahorro y Estabilización Petrolera (FAEP), con miras a vacunar la economía colombiana y evitar así que contrajera la enfermedad holandesa, al tiempo que se ahorraba en la época de las vacas gordas para afrontar la de las vacas flacas, ya fuera por la caída de los precios del crudo o por la declinación del yacimiento.

Con la muerte súbita de Guillermo, el experto, el doctorado en economía del Massachusetts Institute of technology, se nos fueron sus luces, las de un brillante profesional, las de un lúcido pensador, las del investigador infatigable, que legó a Colombia dos centros de pensamiento, FEDESARROLLO y el CEDE de la Universidad de Los Andes, de los cuales fue cofundador y Director.

Brilló con luz propia a su paso por el Banco Mundial, como economista Jefe para Latinoamérica y el Caribe, así como en la cátedra, que la ejerció con la dedicación y el rigor que le eran propios hasta el final de sus días, alternándola con sus acostumbradas columnas de prensa, a través de las cuales orientaba e ilustraba a la opinión.

Guillermo nos va a hacer mucha falta, sobre todo al sector minero – energético, en donde era tan apreciado como admirado, fue y seguirá siendo un obligado referente.
Bucaramanga, septiembre 28 de 2019
www.amylkaracosta.net

Columnista
2 octubre, 2019

Guillermo Perry: un adelantado de su época

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Amylkar D. Acosta

Como si hubiera presentido la inminencia de su partida, Guillermo Perry Rubio publicó el pasado 14 de agosto, hace menos de dos meses, su obra cumbre, Decidí contarlo, en el cual compendia y examina, con la sapiencia y ponderación que lo caracterizaban, los avances y las transformaciones que ha experimentado Colombia en los últimos 50 […]


Como si hubiera presentido la inminencia de su partida, Guillermo Perry Rubio publicó el pasado 14 de agosto, hace menos de dos meses, su obra cumbre, Decidí contarlo, en el cual compendia y examina, con la sapiencia y ponderación que lo caracterizaban, los avances y las transformaciones que ha experimentado Colombia en los últimos 50 procelosos años.

Él, que como en el teatro pirandélico fue actor y a la vez espectador de esta historia, fue ante todo un servidor público integérrimo, inciándose como Subdirector del DNP entre 1969 y 1970, luego se desempeñó como Director Nacional de Impuestos y así fue escalando posiciones hasta ocupar dos carteras ministeriales, la de Minas y Energía y la de Hacienda y Crédito público, las cuales desempeño con lujo de competencia. Y como constituyente le puso su impronta al capítulo de la economía y las finanzas públicas de la Carta de 1991.

A su paso por el Ministerio de Minas y Energía, con una gran visión de futuro, como adelantado de su época que fue, planteó, diseñó y puso en marcha su programa del Gas para el cambio, con miras a masificar su uso en Colombia. A él se le debe que hoy más de 9 millones de hogares estén conectados a las redes del gas domiciliario y que más de medio millón de vehículos tengan en el gas natural comprimido una mejor alternativa.

En su calidad de Ministro de Hacienda, cuando se avizoraba el boom petrolero con el reciente hallazgo de Cusiana (1991), tuvo la perspicacia de presentar al Congreso de la República su iniciativa, convertida en la Ley 209 de 1995, creando en Fondo de Ahorro y Estabilización Petrolera (FAEP), con miras a vacunar la economía colombiana y evitar así que contrajera la enfermedad holandesa, al tiempo que se ahorraba en la época de las vacas gordas para afrontar la de las vacas flacas, ya fuera por la caída de los precios del crudo o por la declinación del yacimiento.

Con la muerte súbita de Guillermo, el experto, el doctorado en economía del Massachusetts Institute of technology, se nos fueron sus luces, las de un brillante profesional, las de un lúcido pensador, las del investigador infatigable, que legó a Colombia dos centros de pensamiento, FEDESARROLLO y el CEDE de la Universidad de Los Andes, de los cuales fue cofundador y Director.

Brilló con luz propia a su paso por el Banco Mundial, como economista Jefe para Latinoamérica y el Caribe, así como en la cátedra, que la ejerció con la dedicación y el rigor que le eran propios hasta el final de sus días, alternándola con sus acostumbradas columnas de prensa, a través de las cuales orientaba e ilustraba a la opinión.

Guillermo nos va a hacer mucha falta, sobre todo al sector minero – energético, en donde era tan apreciado como admirado, fue y seguirá siendo un obligado referente.
Bucaramanga, septiembre 28 de 2019
www.amylkaracosta.net