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Columnista - 30 junio, 2017

El gran ‘Toño’ Murgas

Tiene los ex más altos con que un Estado pueda premiar a un ciudadano, comenzando por el humilde de Juez de provincia, hasta el encumbrado de Ministro, pasando por el de Embajador, Gobernador y Congresista. Todas esas mieles las paladió y las compartió con sus amigos, hasta llegar a los excesos de entregarlas todas, tal […]

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Tiene los ex más altos con que un Estado pueda premiar a un ciudadano, comenzando por el humilde de Juez de provincia, hasta el encumbrado de Ministro, pasando por el de Embajador, Gobernador y Congresista. Todas esas mieles las paladió y las compartió con sus amigos, hasta llegar a los excesos de entregarlas todas, tal como pasó cuando fue legislador y sus suplentes en esa época disfrutaron de esa distinción y hoy todavía lo siguen haciendo, pues lograron acumular el tiempo suficiente para gozar de unas buenas y merecidas pensiones, tiempo que hoy le hace falta para conseguir la de él que a brazo partido lucha para obtenerla y asegurar una vejez tranquila y sin afanes; no ha habido forma de que el antiguo ISS, ahora Colpensiones o el Fondo del Congreso traten de solucionar su obstinada pretensión abriéndole una ventana siquiera para esta justa causa a un hombre que entregó su vida a servirle a su patria, pero especialmente a su hijo predilecto a quien se dedicó y aún lo hace, por entero con alma, vida y corazón: su Cesar querido.

Como escribí al principio, tuvo todo los honoríficos EX que ya pasaron y hacen parte de su brillante vida pública, pero también está adornado con unos ES vitalicios, que perduran y solamente desaparecen cuando él deje de vivir: es buen hijo, gran hermano y así se lo reconocen todos, es un gran familiar, oportuno y generoso en las necesidades, es un amigo a toda prueba, comprobado con los 500 o más ahijados que tiene, es un abnegado y dedicado marido que todo se lo ha entregado a su hogar dirigido por su noble compañera Doña Lely, es culto, educado e inteligente, es, es, es todo un caballero católico y cristiano a toda prueba, es pobre de bienes materiales, pero es inmensamente rico en bienes espirituales, es respetado y querido como muy pocos, pero es también terco y piedrero y a veces se cree dueño de la verdad y me provoca en ocasiones cuando discutimos fuertemente pegarle un puño, pero es tanto lo que lo quiero, que al cabo ratico termino dándole un abrazo. Como papá es un buen padre y eso lo pueden decir todos sus hijos que lo adoran en demasía.

A ese EX y ES, vamos a rendirle un homenaje de reconocimiento próximamente y ya nos estamos preparando para que en compañía de los amigos y familiares que lo deseen comencemos a organizarlo. El que quiera participar que lo diga, pues José Antonio Murgas Aponte, el gran ‘Toño’ Murgas, que todos manoseamos, abrazamos y queremos, se lo merece.

Alcalde, otra vez, no me haga quedar mal, dese una vueltica por la carrera 11 con calle 12, en todo el semáforo y verá que el huecón día a día crece más y cada vez que caen en el, los enojados conductores le recuerdan a su ser más querido y tal como le prometí le informo que en el Parque de Las Madres hay un árbol seco que puede caerse y otro en cuidados intensivos que creo que ya no tenga remedio.

 

Por José M. Aponte Martínez

 

Columnista
30 junio, 2017

El gran ‘Toño’ Murgas

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
El Pilón

Tiene los ex más altos con que un Estado pueda premiar a un ciudadano, comenzando por el humilde de Juez de provincia, hasta el encumbrado de Ministro, pasando por el de Embajador, Gobernador y Congresista. Todas esas mieles las paladió y las compartió con sus amigos, hasta llegar a los excesos de entregarlas todas, tal […]


Tiene los ex más altos con que un Estado pueda premiar a un ciudadano, comenzando por el humilde de Juez de provincia, hasta el encumbrado de Ministro, pasando por el de Embajador, Gobernador y Congresista. Todas esas mieles las paladió y las compartió con sus amigos, hasta llegar a los excesos de entregarlas todas, tal como pasó cuando fue legislador y sus suplentes en esa época disfrutaron de esa distinción y hoy todavía lo siguen haciendo, pues lograron acumular el tiempo suficiente para gozar de unas buenas y merecidas pensiones, tiempo que hoy le hace falta para conseguir la de él que a brazo partido lucha para obtenerla y asegurar una vejez tranquila y sin afanes; no ha habido forma de que el antiguo ISS, ahora Colpensiones o el Fondo del Congreso traten de solucionar su obstinada pretensión abriéndole una ventana siquiera para esta justa causa a un hombre que entregó su vida a servirle a su patria, pero especialmente a su hijo predilecto a quien se dedicó y aún lo hace, por entero con alma, vida y corazón: su Cesar querido.

Como escribí al principio, tuvo todo los honoríficos EX que ya pasaron y hacen parte de su brillante vida pública, pero también está adornado con unos ES vitalicios, que perduran y solamente desaparecen cuando él deje de vivir: es buen hijo, gran hermano y así se lo reconocen todos, es un gran familiar, oportuno y generoso en las necesidades, es un amigo a toda prueba, comprobado con los 500 o más ahijados que tiene, es un abnegado y dedicado marido que todo se lo ha entregado a su hogar dirigido por su noble compañera Doña Lely, es culto, educado e inteligente, es, es, es todo un caballero católico y cristiano a toda prueba, es pobre de bienes materiales, pero es inmensamente rico en bienes espirituales, es respetado y querido como muy pocos, pero es también terco y piedrero y a veces se cree dueño de la verdad y me provoca en ocasiones cuando discutimos fuertemente pegarle un puño, pero es tanto lo que lo quiero, que al cabo ratico termino dándole un abrazo. Como papá es un buen padre y eso lo pueden decir todos sus hijos que lo adoran en demasía.

A ese EX y ES, vamos a rendirle un homenaje de reconocimiento próximamente y ya nos estamos preparando para que en compañía de los amigos y familiares que lo deseen comencemos a organizarlo. El que quiera participar que lo diga, pues José Antonio Murgas Aponte, el gran ‘Toño’ Murgas, que todos manoseamos, abrazamos y queremos, se lo merece.

Alcalde, otra vez, no me haga quedar mal, dese una vueltica por la carrera 11 con calle 12, en todo el semáforo y verá que el huecón día a día crece más y cada vez que caen en el, los enojados conductores le recuerdan a su ser más querido y tal como le prometí le informo que en el Parque de Las Madres hay un árbol seco que puede caerse y otro en cuidados intensivos que creo que ya no tenga remedio.

 

Por José M. Aponte Martínez