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Columnista - 30 agosto, 2019

Gozo completo

“Estas cosas os escribimos para que vuestro gozo sea completo”. 1Juan 1:4 En los últimos días que Jesús compartió con los discípulos, mostró los verdaderos motivos de su ministerio: ¡Que su gozo estuviera en nosotros y fuera completo! Esto saca a la luz el sentido esencial por el que fuimos creados, que es tener plena […]

“Estas cosas os escribimos para que vuestro gozo sea completo”. 1Juan 1:4

En los últimos días que Jesús compartió con los discípulos, mostró los verdaderos motivos de su ministerio: ¡Que su gozo estuviera en nosotros y fuera completo! Esto saca a la luz el sentido esencial por el que fuimos creados, que es tener plena participación en el gozo de Dios.
El sentido pleno de la salvación consiste en restaurar en el ser humano el gozo que es producto de una estrecha relación con Dios. Así, las incontenibles manifestaciones de gozo en la cotidianidad constituyen el factor que más demuestra la realidad de Dios en nuestras vidas.

Ciertamente que, la vida se torna en una fuente de tristezas, frustraciones y desilusiones. La verdad de Cristo no es recibida con la mansedumbre y humildad propias de quien recibe un regalo maravilloso, sino que luchamos con el letargo natural que produce la rutina de una vida meramente religiosa. Con el paso del tiempo, descubrimos que lentamente el gozo de la presencia de Dios se va disipando, dejando solamente el vago recuerdo de una vida dedicada o la evocación de una experiencia íntima que perdió su fuerza de motivación en nuestro espíritu.

Amados amigos: No podemos dar de lo que no tenemos. Solamente podemos reproducir en otros aquello que existe como realidad cotidiana en nuestras vidas. Así, pues, si el gozo es directamente proporcional con nuestra relación con Dios, entonces no podemos darnos el lujo de descuidar el desarrollo de nuestra vida espiritual, sino por el contrario, debemos fortalecer y revitalizar nuestra fe.

Se entiende la fe no como el simple deseo de que las cosas salgan bien con la esperanza de que las circunstancias se resuelvan favorablemente y que las dificultades no nos atropellen demasiado. Más bien, pienso en la fe como una convicción profunda en la fidelidad de Dios que nos conduce a una acción confiada. Es la certeza de que, no importa cuán difíciles y contradictorias puedan tornarse las circunstancias, Dios cumplirá sus promesas y no se verá limitado en su propósito de impartir su gozo inefable sobre nuestras vidas.

Vivimos tiempos difíciles, rodeados de crisis, deudas y dolores; las injusticias nos rodean sin darnos la oportunidad de defendernos o resguardarnos. La única vía legal para refugiarnos es nuestra fe. Mostremos esa misma confianza en Dios y su palabra y evidenciemos con acciones concretas que nada ni nadie es dueño de nuestro gozo porque creemos en la bondad de Dios y su favor para con nosotros.

El gozo es un estado interno de paz y confianza a pesar de las circunstancias. Está por encima del entendimiento y guarda relación con nuestras expectativas de la obediencia a Dios y sus planes de amor para con nosotros. No perdamos tiempo en dudas, vacilaciones y argumentaciones, sino permitamos que nuestras vidas puedan caracterizar una existencia plena de gozo completo.

Gocémonos en el Señor sin temor ante aquellos que matan el cuerpo, pero el alma no pueden matar…
Un abrazo cariñoso en Cristo.

Columnista
30 agosto, 2019

Gozo completo

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“Estas cosas os escribimos para que vuestro gozo sea completo”. 1Juan 1:4 En los últimos días que Jesús compartió con los discípulos, mostró los verdaderos motivos de su ministerio: ¡Que su gozo estuviera en nosotros y fuera completo! Esto saca a la luz el sentido esencial por el que fuimos creados, que es tener plena […]


“Estas cosas os escribimos para que vuestro gozo sea completo”. 1Juan 1:4

En los últimos días que Jesús compartió con los discípulos, mostró los verdaderos motivos de su ministerio: ¡Que su gozo estuviera en nosotros y fuera completo! Esto saca a la luz el sentido esencial por el que fuimos creados, que es tener plena participación en el gozo de Dios.
El sentido pleno de la salvación consiste en restaurar en el ser humano el gozo que es producto de una estrecha relación con Dios. Así, las incontenibles manifestaciones de gozo en la cotidianidad constituyen el factor que más demuestra la realidad de Dios en nuestras vidas.

Ciertamente que, la vida se torna en una fuente de tristezas, frustraciones y desilusiones. La verdad de Cristo no es recibida con la mansedumbre y humildad propias de quien recibe un regalo maravilloso, sino que luchamos con el letargo natural que produce la rutina de una vida meramente religiosa. Con el paso del tiempo, descubrimos que lentamente el gozo de la presencia de Dios se va disipando, dejando solamente el vago recuerdo de una vida dedicada o la evocación de una experiencia íntima que perdió su fuerza de motivación en nuestro espíritu.

Amados amigos: No podemos dar de lo que no tenemos. Solamente podemos reproducir en otros aquello que existe como realidad cotidiana en nuestras vidas. Así, pues, si el gozo es directamente proporcional con nuestra relación con Dios, entonces no podemos darnos el lujo de descuidar el desarrollo de nuestra vida espiritual, sino por el contrario, debemos fortalecer y revitalizar nuestra fe.

Se entiende la fe no como el simple deseo de que las cosas salgan bien con la esperanza de que las circunstancias se resuelvan favorablemente y que las dificultades no nos atropellen demasiado. Más bien, pienso en la fe como una convicción profunda en la fidelidad de Dios que nos conduce a una acción confiada. Es la certeza de que, no importa cuán difíciles y contradictorias puedan tornarse las circunstancias, Dios cumplirá sus promesas y no se verá limitado en su propósito de impartir su gozo inefable sobre nuestras vidas.

Vivimos tiempos difíciles, rodeados de crisis, deudas y dolores; las injusticias nos rodean sin darnos la oportunidad de defendernos o resguardarnos. La única vía legal para refugiarnos es nuestra fe. Mostremos esa misma confianza en Dios y su palabra y evidenciemos con acciones concretas que nada ni nadie es dueño de nuestro gozo porque creemos en la bondad de Dios y su favor para con nosotros.

El gozo es un estado interno de paz y confianza a pesar de las circunstancias. Está por encima del entendimiento y guarda relación con nuestras expectativas de la obediencia a Dios y sus planes de amor para con nosotros. No perdamos tiempo en dudas, vacilaciones y argumentaciones, sino permitamos que nuestras vidas puedan caracterizar una existencia plena de gozo completo.

Gocémonos en el Señor sin temor ante aquellos que matan el cuerpo, pero el alma no pueden matar…
Un abrazo cariñoso en Cristo.