En el barrio La Nevada de Valledupar centenares de niños madrugaron ayer en la celebración del Día de las Velitas, no precisamente a manipular elementos pirotécnicos como es tradicional en estas fechas, sino para jugar fútbol. Se trata de una iniciativa social para alejar a los menores del peligro de la pólvora.
Los gritos de gol opacaron el sonido de los totes, voladores y traki trakis. El brillo de una gambeta iluminó más que las luces de bengalas originadas por un volcán o una chispita mariposas.
Una madrugada fría, de aquellas en las que el gallo canta mientras se disipa la neblina que arropa la Sierra Nevada de Santa Marta, fue diferente a las demás. Un amanecer inédito en donde más de 150 niños del barrio La Nevada de Valledupar cambiaron la pólvora por un balón; en esta oportunidad el alba del un ocho de diciembre de antaño cambió de color, como un cambio de frente futbolero que terminó en gol y no en la tragedia de un niño quemado.
Elkin De la Hoz, un niño de 14 años residente en la calle 5F con carrera 47 del barrio La Nevada, también disfrutó un amanecer diferente, lejos del entorno fiestero que representa prender velitas acompañadas de un toque de pólvora.
Eran las 3:50 de la mañana, Elkin se levantó más temprano que nunca. Y no precisamente a disfrutar de la tradicional celebración decembrina, sino para participar en el Campeonato de Banquitas, un certamen inédito que sirvió como pretexto para ganarle la batalla al uso de la pólvora.
El frente de su inmueble amortigua el polvorín que se fuga de la improvisada cancha callejera. Al fondo la música de los pick up pasa desapercibida como queriendo evadir el grosor fiestero que acompaña un nuevo día.
El grito juvenil de un gol es más intenso que la propia algarabía melódica que se confunde a la distancia. Elkin solo sabe anotar y gritar cada vez que infla las redes y no se cohíbe de una tradición decembrina que por momentos pasa a un segundo plano. “Este torneo fue espectacular, es mejor que estar quemando pólvora, me levanté a las cuatro porque quise aprovechar esta oportunidad para decirle no a los totes o cualquier otro elemento que nos pueda causar daño”, reconoció Elkin De la Hoz, uno de los goleadores del certamen.
La idea de cambiar pólvora por goles nació de Jorge De la Hoz, presidente del Comité Cívico Ciudad Nevada, quien reconoció que este es un espacio creado para alejar a los niños de los elementos pirotécnicos que hacen mucho daño. “No es que sea malo, es que la pólvora debe ser manipulada por adultos. Llevamos un año con esta iniciativa y hay resultados favorables porque años atrás había cifras escandalosas de niños quemados y en eso hemos avanzado porque la idea es que no haya ni uno. Fueron 18 equipos en este campeonato los que participaron desde el 31 de octubre en la modalidad todos contra todos. Si le decimos que no usen pólvora entonces hay que darles alternativas, por eso creamos este torneo en el que nos ayudaron mucho Indupal, la Secretaría de Salud y algunos amigos para conseguir las medallas y los trofeos”, indicó el líder comunitario.
La iniciativa alegró mucho a los padres de familia que no encontraban la forma efectiva de alejar a los niños de la pólvora.
“Dijimos que quien quemara pólvora sería expulsado del torneo, pero creo todo salió bien. Pasamos un rato agradable”, aseguró Jonatan David Mazo Mendoza, estudiante de séptimo grado del colegio Bello Horizonte, quien hizo parte del equipo Valle Club.
Entre tanto, el presidente de la Fundación Buen Vivir, Ramiro Gutiérrez Duica, exaltó la iniciativa que dejó satisfacción entre los padres de familia que apoyaron a cada uno de sus hijos para alejarlos del uso de los explosivos navideños.
“Alegría sin límites, diversión a través del deporte, integración comunitaria y lo más importante, la inmensa satisfacción que genera el cumplimiento de la meta presupuestada: cero pólvora, son los elementos que hicieron interesante la jornada para, no solo era pedirle a los niños que en la celebración de velitas no usaran pólvora, sino que jugaran fútbol.
Misión cumplida, todos los infantes se divirtieron de lo lindo y no solo ellos; contaron con el apoyo de sus padres, que han respaldado de manera irrestricta esta loable iniciativa que debería se replicada en otros sectores porque no solo se les pide que no usen pólvora, sino que se les brinda una opción diferente y saludable ante todo”, aseguró Gutiérrez Duica
El campeonato, que inició el pasado 31 de octubre, tuvo ayer un feliz final en una cancha improvisada en la calle 5F, entre carreras 47 y 48 del barrio La Nevada. Las acciones comenzaron desde las 4 de la madrugada en las categorías preinfantil, infantil y prejuvenil. Más importante que los marcadores de los partidos jugados fue el saldo de cero quemados en este sector del noroccidente de Valledupar.
Por Nibaldo Bustamante/EL PILÓN
En el barrio La Nevada de Valledupar centenares de niños madrugaron ayer en la celebración del Día de las Velitas, no precisamente a manipular elementos pirotécnicos como es tradicional en estas fechas, sino para jugar fútbol. Se trata de una iniciativa social para alejar a los menores del peligro de la pólvora.
Los gritos de gol opacaron el sonido de los totes, voladores y traki trakis. El brillo de una gambeta iluminó más que las luces de bengalas originadas por un volcán o una chispita mariposas.
Una madrugada fría, de aquellas en las que el gallo canta mientras se disipa la neblina que arropa la Sierra Nevada de Santa Marta, fue diferente a las demás. Un amanecer inédito en donde más de 150 niños del barrio La Nevada de Valledupar cambiaron la pólvora por un balón; en esta oportunidad el alba del un ocho de diciembre de antaño cambió de color, como un cambio de frente futbolero que terminó en gol y no en la tragedia de un niño quemado.
Elkin De la Hoz, un niño de 14 años residente en la calle 5F con carrera 47 del barrio La Nevada, también disfrutó un amanecer diferente, lejos del entorno fiestero que representa prender velitas acompañadas de un toque de pólvora.
Eran las 3:50 de la mañana, Elkin se levantó más temprano que nunca. Y no precisamente a disfrutar de la tradicional celebración decembrina, sino para participar en el Campeonato de Banquitas, un certamen inédito que sirvió como pretexto para ganarle la batalla al uso de la pólvora.
El frente de su inmueble amortigua el polvorín que se fuga de la improvisada cancha callejera. Al fondo la música de los pick up pasa desapercibida como queriendo evadir el grosor fiestero que acompaña un nuevo día.
El grito juvenil de un gol es más intenso que la propia algarabía melódica que se confunde a la distancia. Elkin solo sabe anotar y gritar cada vez que infla las redes y no se cohíbe de una tradición decembrina que por momentos pasa a un segundo plano. “Este torneo fue espectacular, es mejor que estar quemando pólvora, me levanté a las cuatro porque quise aprovechar esta oportunidad para decirle no a los totes o cualquier otro elemento que nos pueda causar daño”, reconoció Elkin De la Hoz, uno de los goleadores del certamen.
La idea de cambiar pólvora por goles nació de Jorge De la Hoz, presidente del Comité Cívico Ciudad Nevada, quien reconoció que este es un espacio creado para alejar a los niños de los elementos pirotécnicos que hacen mucho daño. “No es que sea malo, es que la pólvora debe ser manipulada por adultos. Llevamos un año con esta iniciativa y hay resultados favorables porque años atrás había cifras escandalosas de niños quemados y en eso hemos avanzado porque la idea es que no haya ni uno. Fueron 18 equipos en este campeonato los que participaron desde el 31 de octubre en la modalidad todos contra todos. Si le decimos que no usen pólvora entonces hay que darles alternativas, por eso creamos este torneo en el que nos ayudaron mucho Indupal, la Secretaría de Salud y algunos amigos para conseguir las medallas y los trofeos”, indicó el líder comunitario.
La iniciativa alegró mucho a los padres de familia que no encontraban la forma efectiva de alejar a los niños de la pólvora.
“Dijimos que quien quemara pólvora sería expulsado del torneo, pero creo todo salió bien. Pasamos un rato agradable”, aseguró Jonatan David Mazo Mendoza, estudiante de séptimo grado del colegio Bello Horizonte, quien hizo parte del equipo Valle Club.
Entre tanto, el presidente de la Fundación Buen Vivir, Ramiro Gutiérrez Duica, exaltó la iniciativa que dejó satisfacción entre los padres de familia que apoyaron a cada uno de sus hijos para alejarlos del uso de los explosivos navideños.
“Alegría sin límites, diversión a través del deporte, integración comunitaria y lo más importante, la inmensa satisfacción que genera el cumplimiento de la meta presupuestada: cero pólvora, son los elementos que hicieron interesante la jornada para, no solo era pedirle a los niños que en la celebración de velitas no usaran pólvora, sino que jugaran fútbol.
Misión cumplida, todos los infantes se divirtieron de lo lindo y no solo ellos; contaron con el apoyo de sus padres, que han respaldado de manera irrestricta esta loable iniciativa que debería se replicada en otros sectores porque no solo se les pide que no usen pólvora, sino que se les brinda una opción diferente y saludable ante todo”, aseguró Gutiérrez Duica
El campeonato, que inició el pasado 31 de octubre, tuvo ayer un feliz final en una cancha improvisada en la calle 5F, entre carreras 47 y 48 del barrio La Nevada. Las acciones comenzaron desde las 4 de la madrugada en las categorías preinfantil, infantil y prejuvenil. Más importante que los marcadores de los partidos jugados fue el saldo de cero quemados en este sector del noroccidente de Valledupar.
Por Nibaldo Bustamante/EL PILÓN