Este escándalo está como para alquilar balcón. El caso dio un giro de 180 grados, cuando, de manera aparentemente inesperada, el canciller encargado, Luis Gilberto Murillo, devolvió las facultades de adjudicar el contrato de emisión de pasaportes, al secretario general del ministerio de Relaciones Exteriores, José Antonio Salazar. El funcionario, actuando dentro de las facultades […]
Este escándalo está como para alquilar balcón. El caso dio un giro de 180 grados, cuando, de manera aparentemente inesperada, el canciller encargado, Luis Gilberto Murillo, devolvió las facultades de adjudicar el contrato de emisión de pasaportes, al secretario general del ministerio de Relaciones Exteriores, José Antonio Salazar. El funcionario, actuando dentro de las facultades que le entregó la resolución ministerial 1344, firmada por el canciller encargado y que es clara al determinar en su artículo 4º que delega en Salazar, la “…dirección de los procesos de contratación…” relacionados con los pasaportes, parece entonces haber actuado en derecho.
El gobierno Petro hizo todo lo que estuvo en sus manos para evitar una nueva adjudicación del contrato en cuestión a Thomas Greg & Sons, corrió riesgos inimaginables, prefirió que Álvaro Leyva fuera suspendido de su cargo por la Procuraduría General de la Nación, ¿y todo para qué? Para que cuando Leyva fuese reemplazado temporalmente por Murillo, éste, lleno de otras tareas porque sigue fungiendo como embajador ante el gobierno de los Estados Unidos, delegara en un funcionario de nivel senior la decisión de qué hacer al respecto.
Salazar manifiesta haberse ido para su casa a estudiar el caso, lo que le tomó varios días, y luego de llegar a una conclusión y actuar en consecuencia, fue despedido de su cargo. Manifestó también que lo sacaron a empellones del Palacio de San Carlos. Qué enredo y qué mal genio debe sentir Petro porque se le escapó de las manos un jugosísimo pez gordo que ya estaba por sacar del agua. Murillo estaba haciéndole un favor al gobierno al reemplazar a Leyva y ahora se ve envuelto en un escándalo que llevó al traste un evento de reconocimiento que le ofrecían varias personalidades a él y a la Laura Sarabia por sus nuevos cargos en el gobierno. Cancelaron todo y el Club de Comercio no albergó dicha celebración, el pasado martes 27 de febrero, como estaba presupuestado. Se dice también que otros eventos se vieron afectados por este rollo en el que está metido el gobierno.
Ya que se adjudicó el contrato a Thomas Greg & Sons, ¿puede entonces reintegrarse Álvaro Leyva a su cargo? Hay juristas que opinan que sí, otros que no. Pero como el derecho es lógico, si ya desapareció la causa que generó la suspensión de Leyva por parte de la Dra. Margarita Cabello, desaparecerían los motivos para mantenerlo suspendido, digo yo. Sea lo que sea, el gobierno vuelve a ser el hazmerreír, muestra su altísimo nivel de desarticulación y además, deja al presidente en ridículo. Todos vimos a Petro envalentonado, enfrentando el tema de los pasaportes, acusando a Thomas Greg & Sons de mil cosas y ahora, su propio gobierno le devuelve el contrato. Bonito así…
Qué paciencia seguimos teniendo los colombianos para aguantar estos chubascos que nos dejan mal ante el mundo. Ya se volvió constante que los medios de comunicación internacionales dedican secciones a Petro como desde hace años sucede con Maduro, se burlan de lo que dicen, de lo que hacen, de lo estúpidos que son. Que llegue rápido el 7 de agosto del 2026, ¡por favor Diosito!
Mientras tanto, Salvatore Mancuso ha regresado a Colombia, luego de purgar su pena en Estados Unidos durante 15 años. Llegó a La Picota porque sigue teniendo deudas pendientes con nuestra justicia. No olvidemos el motivo que generó la extradición de Mancuso: el señor, que estaba pagando su pena en la cárcel de alta seguridad de Itagüí, siguió delinquiendo desde allá, ahora con la protección del propio Estado colombiano, cuidado por el INPEC. Hampón es hampón, nada qué hacer. Por eso al presidente Uribe no le tembló la mano y lo mandó para el gigante del norte para ponerlo al día. ¡Ojo con esto! Ahora, muy seguramente, llegará a cobrarle a Uribe el haberlo extraditado. Y teniendo a Petro en el gobierno, “¡se juntan el hambre y las ganas de comer!” Preparémonos para que, como gestor de paz, Petro libere a Mancuso y este empiece a despotricar de ya sabemos quién y con qué intenciones. Seguiremos denunciando y advirtiendo…
Jorge Eduardo Ávila
Este escándalo está como para alquilar balcón. El caso dio un giro de 180 grados, cuando, de manera aparentemente inesperada, el canciller encargado, Luis Gilberto Murillo, devolvió las facultades de adjudicar el contrato de emisión de pasaportes, al secretario general del ministerio de Relaciones Exteriores, José Antonio Salazar. El funcionario, actuando dentro de las facultades […]
Este escándalo está como para alquilar balcón. El caso dio un giro de 180 grados, cuando, de manera aparentemente inesperada, el canciller encargado, Luis Gilberto Murillo, devolvió las facultades de adjudicar el contrato de emisión de pasaportes, al secretario general del ministerio de Relaciones Exteriores, José Antonio Salazar. El funcionario, actuando dentro de las facultades que le entregó la resolución ministerial 1344, firmada por el canciller encargado y que es clara al determinar en su artículo 4º que delega en Salazar, la “…dirección de los procesos de contratación…” relacionados con los pasaportes, parece entonces haber actuado en derecho.
El gobierno Petro hizo todo lo que estuvo en sus manos para evitar una nueva adjudicación del contrato en cuestión a Thomas Greg & Sons, corrió riesgos inimaginables, prefirió que Álvaro Leyva fuera suspendido de su cargo por la Procuraduría General de la Nación, ¿y todo para qué? Para que cuando Leyva fuese reemplazado temporalmente por Murillo, éste, lleno de otras tareas porque sigue fungiendo como embajador ante el gobierno de los Estados Unidos, delegara en un funcionario de nivel senior la decisión de qué hacer al respecto.
Salazar manifiesta haberse ido para su casa a estudiar el caso, lo que le tomó varios días, y luego de llegar a una conclusión y actuar en consecuencia, fue despedido de su cargo. Manifestó también que lo sacaron a empellones del Palacio de San Carlos. Qué enredo y qué mal genio debe sentir Petro porque se le escapó de las manos un jugosísimo pez gordo que ya estaba por sacar del agua. Murillo estaba haciéndole un favor al gobierno al reemplazar a Leyva y ahora se ve envuelto en un escándalo que llevó al traste un evento de reconocimiento que le ofrecían varias personalidades a él y a la Laura Sarabia por sus nuevos cargos en el gobierno. Cancelaron todo y el Club de Comercio no albergó dicha celebración, el pasado martes 27 de febrero, como estaba presupuestado. Se dice también que otros eventos se vieron afectados por este rollo en el que está metido el gobierno.
Ya que se adjudicó el contrato a Thomas Greg & Sons, ¿puede entonces reintegrarse Álvaro Leyva a su cargo? Hay juristas que opinan que sí, otros que no. Pero como el derecho es lógico, si ya desapareció la causa que generó la suspensión de Leyva por parte de la Dra. Margarita Cabello, desaparecerían los motivos para mantenerlo suspendido, digo yo. Sea lo que sea, el gobierno vuelve a ser el hazmerreír, muestra su altísimo nivel de desarticulación y además, deja al presidente en ridículo. Todos vimos a Petro envalentonado, enfrentando el tema de los pasaportes, acusando a Thomas Greg & Sons de mil cosas y ahora, su propio gobierno le devuelve el contrato. Bonito así…
Qué paciencia seguimos teniendo los colombianos para aguantar estos chubascos que nos dejan mal ante el mundo. Ya se volvió constante que los medios de comunicación internacionales dedican secciones a Petro como desde hace años sucede con Maduro, se burlan de lo que dicen, de lo que hacen, de lo estúpidos que son. Que llegue rápido el 7 de agosto del 2026, ¡por favor Diosito!
Mientras tanto, Salvatore Mancuso ha regresado a Colombia, luego de purgar su pena en Estados Unidos durante 15 años. Llegó a La Picota porque sigue teniendo deudas pendientes con nuestra justicia. No olvidemos el motivo que generó la extradición de Mancuso: el señor, que estaba pagando su pena en la cárcel de alta seguridad de Itagüí, siguió delinquiendo desde allá, ahora con la protección del propio Estado colombiano, cuidado por el INPEC. Hampón es hampón, nada qué hacer. Por eso al presidente Uribe no le tembló la mano y lo mandó para el gigante del norte para ponerlo al día. ¡Ojo con esto! Ahora, muy seguramente, llegará a cobrarle a Uribe el haberlo extraditado. Y teniendo a Petro en el gobierno, “¡se juntan el hambre y las ganas de comer!” Preparémonos para que, como gestor de paz, Petro libere a Mancuso y este empiece a despotricar de ya sabemos quién y con qué intenciones. Seguiremos denunciando y advirtiendo…
Jorge Eduardo Ávila