En Colombia el uso de leña es del 50 %, es decir, familias enteras siguen cocinando de forma arcaica y generando contaminación ambiental. Según el informe “El uso doméstico de leña en los países en desarrollo y sus repercusiones en la salud”, indica que la leña en zonas rurales y urbanas pobres no arde debidamente y no puede convertirse en dióxido de carbono que da lugar a productos de combustión incompleta: básicamente monóxido de carbono, pero también benceno, butadieno, formaldehído, hidrocarburos poliaromáticos y muchos otros compuestos peligrosos para la salud.
La Agencia Internacional de Energía (IEA), estima que cerca de 2.500 millones de personas dependen de la leña como su principal combustible para calefacción y cocción de alimentos. El 60% de la madera usada en el mundo se destina a energía; siendo los países en desarrollo, entre ellos Colombia, los que utilizan el 76 % del total. Según la Organización Mundial de la Salud, el 15% de la población colombiana depende de combustibles sólidos (leña y carbón vegetal) para solventar sus necesidades de calefacción y cocción de alimentos.
El uso de esta herramienta para cocinar como combustible para la cocción de alimentos es generalizado en el área rural del Departamento del Cesar, que tiene un efecto negativo considerable sobre el recurso forestal por la tala inmoderada para el abastecimiento de leña, explica la Secretaría de Ambiente del Cesar.
Con la finalidad de establecer estrategias que permitan satisfacer la necesidad creciente de biocombustibles, la Gobernación del Cesar implementó el proyecto de estufas ecológicas, con el cual se logra una disminución del 60 % del uso de la leña y reduce potencialmente la degradación de los bosques existentes, asociado a prácticas extractivas insostenibles y su impacto sobre el cambio climático global.
“Este proyecto favoreció los aspectos anteriores, ya que al disminuir el área a deforestar por año, existe una mayor disponibilidad de bosque, con las consecuencias positivas que conlleva la conservación del recurso forestal, lo anterior soportado mediante el establecimiento de parcelas agroforestales en los predios donde se construyan la estufas ecológicas”, dijo el secretario, Andrés Felipe Meza.
En este sentido, el proyecto benefició a 450 familias campesinas en los municipios de Valledupar, Chimichagua, Tamalameque, Aguachica, Curumaní y Codazzi.
Estas estufas, según investigaciones de la sectorial permiten el ahorro de un 55 % de leña y la reducción de enfermedades respiratorias y oculares por la disminución en un 99,5% del humo dentro de las casas.
Por Carlos Mario Jiménez / EL PILÓN
carlos.jimenez@elpilon.com.co
