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Columnista - 23 junio, 2022

Ganó la mejor visión hacia el cambio 

Entre otras zozobras permanentes, también tenemos la falta de seguridad jurídica.

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Desde que tengo uso de razón (y he vivido en 8 décadas de los 2 últimos siglos), en nuestro país, durante el proselitismo de las campañas políticas siempre he escuchado promesas de cambio. Y, lamentablemente, siempre he visto gobernando a politiqueros que siempre saquean el erario destinado para la inversión social, principalmente, el correspondiente a la población más pobre o vulnerables como suelen denominarlos en todos los medios de comunicación. 

El pasado 19 de junio, en la segunda vuelta para la elección del presidente de Colombia, la mayoría de la ciudadanía colombiana calificada para votar optó por la mejor visión hacia el cambio, que siempre lo han promulgado, de los labios de la boca hacia afuera, porque los que han gobernado nunca han tenido la suficiente voluntad política para materializarlo.  

Cuál es el cambio que, en nuestro país, sus poblaciones vulnerables demandan y los dirigentes políticos en cada campaña de elección popular lo prometen, y no solo nunca lo han cumplido, sino que las condiciones de vida de los suplicantes empeoran. 

En consecuencia, han surgido líderes que luchan en procura del logro de igualdades, unos menos radicales que otros, con las mismas intenciones, que es poder vivir la vida de manera agradable; es decir, sin el sufrimiento de muchas escaseces. Requerimientos que han suscitado conflictos acordes con las índoles de los adalides presentes.

En esta ocasión, la presidencia de Colombia la ha ganado Gustavo Petro con Francia Márquez como vicepresidente, ambos inconformes por la desigualdad que ha persistido desde la colonización española a pesar de las luchas y guerras por la búsqueda de que las poblaciones vulnerables tengan mejor vida. Lo que Francia Márquez describe como ‘vivir sabroso’. 

Vivir sabroso, entre muchas particularidades, es que: todas las mujeres embarazadas, durante la gestación tengan adecuado control prenatal, los niños tengan cuidado esmerado, toda la gente goce y se le respete los derechos fundamentales y los constitucionales; que nadie pase hambre, todos tengan acceso a educación de calidad, a libertad de expresión, atención oportuna y alta calidad de la salud, que nadie sea abuzado, secuestrado, torturado, viviendas dignas, trabajo decente acorde al mérito de cada persona, a divertirse sanamente; en fin, el espacio no alcanza para escribir todo lo demás que también incluye los deberes y responsabilidades que a cada persona les corresponde.

Lógicamente, todo lo anterior, en ninguna latitud de la tierra se ha logrado llegar a la excelsitud; no obstante, en algunas partes viven sin las angustias que habitualmente sufrimos los colombianos; por ejemplo, la seguridad de la vida es muy incierta, debido a los frecuentes atracos en cualquier lugar, en los cuales roban lo que se consigue con esfuerzos, las víctimas de atracos muchas veces sufren heridas y a veces las asesinan sin ninguna intención de defensa. 

Entre otras zozobras permanentes, también tenemos la falta de seguridad jurídica.

El matoneo de los ultraderechistas es tan grotesco y vil, por carecer de argumentos válidos, muchos de ellos dicen que, Alejandro Gaviria, el exrector de la Universidad de los Andes, de Bogotá, es comunista por su apoyo a Gustavo Petro, y la razón de tan absurda maledicencia es por el odio visceral contra Petro, quien con suma inteligencia, hidalguía, paciencia y valor ha menoscabado enormemente al uribismo contumaz. 

A tal punto que corrieron a apoyar a Rodolfo Hernández, un personaje estrafalario sin ningún mérito para ser presidente de Colombia, ‘Sub judice’, como bien lo dice el jurista penalista y columnista de EL PILÓN, Hugo Mendoza Guerra. «A Rodolfo Hernández Suárez se le ha investigado y acusado por un delito contra la administración pública ante un Juzgado Penal del Circuito de Bucaramanga, (interés indebido en la celebración de contratos). Y la acusación se le formula a título de determinador, es decir, una especie de “autor intelectual” de esa conducta punible». Además, en un audio el candidato derrotado, dice que se limpia el trasero con las leyes. De tal truhan nos salvó Dios.

Columnista
23 junio, 2022

Ganó la mejor visión hacia el cambio 

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Romero Churio

Entre otras zozobras permanentes, también tenemos la falta de seguridad jurídica.


Desde que tengo uso de razón (y he vivido en 8 décadas de los 2 últimos siglos), en nuestro país, durante el proselitismo de las campañas políticas siempre he escuchado promesas de cambio. Y, lamentablemente, siempre he visto gobernando a politiqueros que siempre saquean el erario destinado para la inversión social, principalmente, el correspondiente a la población más pobre o vulnerables como suelen denominarlos en todos los medios de comunicación. 

El pasado 19 de junio, en la segunda vuelta para la elección del presidente de Colombia, la mayoría de la ciudadanía colombiana calificada para votar optó por la mejor visión hacia el cambio, que siempre lo han promulgado, de los labios de la boca hacia afuera, porque los que han gobernado nunca han tenido la suficiente voluntad política para materializarlo.  

Cuál es el cambio que, en nuestro país, sus poblaciones vulnerables demandan y los dirigentes políticos en cada campaña de elección popular lo prometen, y no solo nunca lo han cumplido, sino que las condiciones de vida de los suplicantes empeoran. 

En consecuencia, han surgido líderes que luchan en procura del logro de igualdades, unos menos radicales que otros, con las mismas intenciones, que es poder vivir la vida de manera agradable; es decir, sin el sufrimiento de muchas escaseces. Requerimientos que han suscitado conflictos acordes con las índoles de los adalides presentes.

En esta ocasión, la presidencia de Colombia la ha ganado Gustavo Petro con Francia Márquez como vicepresidente, ambos inconformes por la desigualdad que ha persistido desde la colonización española a pesar de las luchas y guerras por la búsqueda de que las poblaciones vulnerables tengan mejor vida. Lo que Francia Márquez describe como ‘vivir sabroso’. 

Vivir sabroso, entre muchas particularidades, es que: todas las mujeres embarazadas, durante la gestación tengan adecuado control prenatal, los niños tengan cuidado esmerado, toda la gente goce y se le respete los derechos fundamentales y los constitucionales; que nadie pase hambre, todos tengan acceso a educación de calidad, a libertad de expresión, atención oportuna y alta calidad de la salud, que nadie sea abuzado, secuestrado, torturado, viviendas dignas, trabajo decente acorde al mérito de cada persona, a divertirse sanamente; en fin, el espacio no alcanza para escribir todo lo demás que también incluye los deberes y responsabilidades que a cada persona les corresponde.

Lógicamente, todo lo anterior, en ninguna latitud de la tierra se ha logrado llegar a la excelsitud; no obstante, en algunas partes viven sin las angustias que habitualmente sufrimos los colombianos; por ejemplo, la seguridad de la vida es muy incierta, debido a los frecuentes atracos en cualquier lugar, en los cuales roban lo que se consigue con esfuerzos, las víctimas de atracos muchas veces sufren heridas y a veces las asesinan sin ninguna intención de defensa. 

Entre otras zozobras permanentes, también tenemos la falta de seguridad jurídica.

El matoneo de los ultraderechistas es tan grotesco y vil, por carecer de argumentos válidos, muchos de ellos dicen que, Alejandro Gaviria, el exrector de la Universidad de los Andes, de Bogotá, es comunista por su apoyo a Gustavo Petro, y la razón de tan absurda maledicencia es por el odio visceral contra Petro, quien con suma inteligencia, hidalguía, paciencia y valor ha menoscabado enormemente al uribismo contumaz. 

A tal punto que corrieron a apoyar a Rodolfo Hernández, un personaje estrafalario sin ningún mérito para ser presidente de Colombia, ‘Sub judice’, como bien lo dice el jurista penalista y columnista de EL PILÓN, Hugo Mendoza Guerra. «A Rodolfo Hernández Suárez se le ha investigado y acusado por un delito contra la administración pública ante un Juzgado Penal del Circuito de Bucaramanga, (interés indebido en la celebración de contratos). Y la acusación se le formula a título de determinador, es decir, una especie de “autor intelectual” de esa conducta punible». Además, en un audio el candidato derrotado, dice que se limpia el trasero con las leyes. De tal truhan nos salvó Dios.