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Columnista - 21 abril, 2014

Gabo y “La soledad de América Latina”

Así tituló Gabo el discurso que leyó en Estocolmo en diciembre de 1982 cuando le fue concedido el premio Nobel. El texto conserva su validez; los jóvenes deberían conocerlo. Es la opinión del colombiano más célebre y más universal

Por Imendal Daza

Así tituló Gabo el discurso que leyó en Estocolmo en diciembre de 1982 cuando le fue concedido el premio Nobel. El texto conserva su validez; los jóvenes deberían conocerlo. Es la opinión del colombiano más célebre y más universal

Se lamenta Gabo de nuestras carencias en términos de independencia, democracia, armonía y civilidad cuando anota: ”La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia” y enseguida enumera dictaduras y conflictos que han azotado al continente: “El general Antonio López de Santana…tres veces dictador de México…El general García Moreno gobernó Ecuador durante 16 años como un monarca absoluto…El general Maximiliano Hernández Martínez, el déspota teósofo de El Salvador que hizo exterminar en una matanza bárbara a 30 mil campesinos”.

Y agrega: “No hemos tenido sosiego. Un presidente prometeico atrincherado en su palacio en llamas murió peleando solo contra todo un ejército y dos desastres aéreos sospechosos y nunca esclarecidos segaron la vida de otro de corazón generoso, y la de un militar demócrata que había restaurado la dignidad de su pueblo. En este lapso ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo…”

Enseguida cuestionó la posición de Europa que avanzaba y se desarrollaba sin atender ni entender lo que ocurría en otros continentes: “?Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condiciones diferentes?.

No: la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia son el resultado de injusticias seculares y amarguras sin cuento, y no una confabulación urdida a 3 mil leguas de nuestra casa. Pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han creído… como si no fuera posible otro destino que vivir a merced de los dos grandes dueños del mundo. Este es amigos, el tamaño de nuestra soledad”

Desafiando esa soledad afirmó: “…frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte”

Era una voz recia y firme la que así hablaba exhortándonos a asumir un futuro de progreso que se mostraba esquivo: “Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”

Columnista
21 abril, 2014

Gabo y “La soledad de América Latina”

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Imelda Daza Cotes

Así tituló Gabo el discurso que leyó en Estocolmo en diciembre de 1982 cuando le fue concedido el premio Nobel. El texto conserva su validez; los jóvenes deberían conocerlo. Es la opinión del colombiano más célebre y más universal


Por Imendal Daza

Así tituló Gabo el discurso que leyó en Estocolmo en diciembre de 1982 cuando le fue concedido el premio Nobel. El texto conserva su validez; los jóvenes deberían conocerlo. Es la opinión del colombiano más célebre y más universal

Se lamenta Gabo de nuestras carencias en términos de independencia, democracia, armonía y civilidad cuando anota: ”La independencia del dominio español no nos puso a salvo de la demencia” y enseguida enumera dictaduras y conflictos que han azotado al continente: “El general Antonio López de Santana…tres veces dictador de México…El general García Moreno gobernó Ecuador durante 16 años como un monarca absoluto…El general Maximiliano Hernández Martínez, el déspota teósofo de El Salvador que hizo exterminar en una matanza bárbara a 30 mil campesinos”.

Y agrega: “No hemos tenido sosiego. Un presidente prometeico atrincherado en su palacio en llamas murió peleando solo contra todo un ejército y dos desastres aéreos sospechosos y nunca esclarecidos segaron la vida de otro de corazón generoso, y la de un militar demócrata que había restaurado la dignidad de su pueblo. En este lapso ha habido 5 guerras y 17 golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo…”

Enseguida cuestionó la posición de Europa que avanzaba y se desarrollaba sin atender ni entender lo que ocurría en otros continentes: “?Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condiciones diferentes?.

No: la violencia y el dolor desmesurados de nuestra historia son el resultado de injusticias seculares y amarguras sin cuento, y no una confabulación urdida a 3 mil leguas de nuestra casa. Pero muchos dirigentes y pensadores europeos lo han creído… como si no fuera posible otro destino que vivir a merced de los dos grandes dueños del mundo. Este es amigos, el tamaño de nuestra soledad”

Desafiando esa soledad afirmó: “…frente a la opresión, el saqueo y el abandono, nuestra respuesta es la vida. Ni los diluvios ni las pestes ni las hambrunas ni los cataclismos, ni siquiera las guerras eternas a través de los siglos y los siglos han conseguido reducir la ventaja tenaz de la vida sobre la muerte”

Era una voz recia y firme la que así hablaba exhortándonos a asumir un futuro de progreso que se mostraba esquivo: “Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra”