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Columnista - 4 enero, 2024

Gabinete de papi y mami

Soy uno de los convencidos que a la juventud se le debe dar oportunidades de desarrollar sus conocimientos profesionales y desempeños laborales, más aún, cuando se trata del sector público, debido al cambio generacional que debe existir en las diferentes entidades del Estado, debe recaer la responsabilidad en los nuevos profesionales de nuestra región.

Por: Emiliano Piedrahita Porras.

Soy uno de los convencidos que a la juventud se le debe dar oportunidades de desarrollar sus conocimientos profesionales y desempeños laborales, más aún, cuando se trata del sector público, debido al cambio generacional que debe existir en las diferentes entidades del Estado, debe recaer la responsabilidad en los nuevos profesionales de nuestra región.

Además, porque en Colombia existe la Ley del primer empleo, que permite que los jóvenes entre los 18 y 28 años, puedan ejercer cargos sin tener experiencia; y en esto el legislador le cumplió a la juventud colombiana.

Pero como toda regla tiene su excepción, Valledupar necesitaba que, por lo menos, en el primer año de Gobierno municipal se escogieran secretarias o secretarios de despacho, así como lo gerentes,  jefes de secciones y asesores, que tuvieran la suficiente experiencia en el sector público para empezar a enderezar el rumbo del municipio. Por lo menos en los  sectores más álgidos que dejó el pasado alcalde y, en eso, la experiencia no se improvisa, es fundamental. 

Ahora bien, las competencias laborales se definen como las capacidades de una persona para desempeñar -en diferentes contextos y con base en los requerimientos de calidad-resultados esperados en el sector público y, además, la  capacidad, que está determinada por los conocimientos, destrezas, habilidades, valores, actitudes y aptitudes que debe poseer y demostrar el empleado público. 

Con lo anterior no quiero decir que todo el equipo de trabajo del nuevo alcalde no tenga las competencias. Logró nombrar secretarias y secretarios con unas altas calidades, capacidades y experiencias, pero los errores del pasado nos han dejado una amarga gestión pública en Valledupar, en cuanto a nombramientos de ‘pichones’ que no dieron resultado alguno.

Ahora bien, se tiene que seguir siendo hijo de papi y mami o de apellido de abolengo para poder tener oportunidades en las administraciones públicas o, por lo menos, haber aportado una suma grande de dinero en la campaña para ser tenido en cuenta, porque los hijos de los líderes de los barrios, aún siendo profesionales, ¡nanay cucas! 

No vi a alguien de los barrios populares que ocupara una cartera en el nuevo Gobierno municipal, solo recomendados de la casta política, sobre todo de los azules, rojos, entre otros.

Cada quien busca cambios generacionales de su propia familia y eso no está mal, lo malo es que en campaña los que más trabajan  y sudan la camiseta no se tienen en cuenta para nada y desde ahora es un lío que ellos puedan  hablar con el alcalde porque se tiene que pasar por lo menos por 7 filtros y a cada uno de ellos comentarle a qué van.

Los hijos de papi y mami son aquellos conocidos en el argot popular, como los que nunca han trabajado, todo lo tienen, viven de sus padres y esperan que se cumplan los acuerdos políticos para ser protagonista de los cargos, eso precisamente fue lo que acaba de suceder en el nombramiento del gabinete del nuevo alcalde, pero vuelvo y repito: no todos, lo curioso es que algunos de ellos la máxima experiencia que han tenido ha sido administrar los negocios de familia o conjunto residenciales, pero de lo público ni pio. Grave comienzo para un municipio con tanta problemática que recibe de herencia del pasado gobierno y que necesita de tecnicismo para avanzar rápidamente y darle un toque gerencial. 

Los criterios de eficiencia en la administración pública están vinculados a la posibilidad de medir logros, es decir, resultados. La mejor administración entonces ya no es la burocracia apolítica que cumple las normas y procedimientos establecidos, sino un personal comprometido con los objetivos de los programas y que cumple en el menor tiempo posible y con el menor costo con los objetivos que se plantean.

La estrategia de una buena gestión pública busca que la acción de las entidades del Estado gire en torno a los intereses generales de la población, expresados en el Plan de Desarrollo y tenga como propósito fundamental propiciar un cambio paulatino, pero radical, en las necesidades de la comunidad.

Columnista
4 enero, 2024

Gabinete de papi y mami

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Emiliano Piedrahita Porras

Soy uno de los convencidos que a la juventud se le debe dar oportunidades de desarrollar sus conocimientos profesionales y desempeños laborales, más aún, cuando se trata del sector público, debido al cambio generacional que debe existir en las diferentes entidades del Estado, debe recaer la responsabilidad en los nuevos profesionales de nuestra región.


Por: Emiliano Piedrahita Porras.

Soy uno de los convencidos que a la juventud se le debe dar oportunidades de desarrollar sus conocimientos profesionales y desempeños laborales, más aún, cuando se trata del sector público, debido al cambio generacional que debe existir en las diferentes entidades del Estado, debe recaer la responsabilidad en los nuevos profesionales de nuestra región.

Además, porque en Colombia existe la Ley del primer empleo, que permite que los jóvenes entre los 18 y 28 años, puedan ejercer cargos sin tener experiencia; y en esto el legislador le cumplió a la juventud colombiana.

Pero como toda regla tiene su excepción, Valledupar necesitaba que, por lo menos, en el primer año de Gobierno municipal se escogieran secretarias o secretarios de despacho, así como lo gerentes,  jefes de secciones y asesores, que tuvieran la suficiente experiencia en el sector público para empezar a enderezar el rumbo del municipio. Por lo menos en los  sectores más álgidos que dejó el pasado alcalde y, en eso, la experiencia no se improvisa, es fundamental. 

Ahora bien, las competencias laborales se definen como las capacidades de una persona para desempeñar -en diferentes contextos y con base en los requerimientos de calidad-resultados esperados en el sector público y, además, la  capacidad, que está determinada por los conocimientos, destrezas, habilidades, valores, actitudes y aptitudes que debe poseer y demostrar el empleado público. 

Con lo anterior no quiero decir que todo el equipo de trabajo del nuevo alcalde no tenga las competencias. Logró nombrar secretarias y secretarios con unas altas calidades, capacidades y experiencias, pero los errores del pasado nos han dejado una amarga gestión pública en Valledupar, en cuanto a nombramientos de ‘pichones’ que no dieron resultado alguno.

Ahora bien, se tiene que seguir siendo hijo de papi y mami o de apellido de abolengo para poder tener oportunidades en las administraciones públicas o, por lo menos, haber aportado una suma grande de dinero en la campaña para ser tenido en cuenta, porque los hijos de los líderes de los barrios, aún siendo profesionales, ¡nanay cucas! 

No vi a alguien de los barrios populares que ocupara una cartera en el nuevo Gobierno municipal, solo recomendados de la casta política, sobre todo de los azules, rojos, entre otros.

Cada quien busca cambios generacionales de su propia familia y eso no está mal, lo malo es que en campaña los que más trabajan  y sudan la camiseta no se tienen en cuenta para nada y desde ahora es un lío que ellos puedan  hablar con el alcalde porque se tiene que pasar por lo menos por 7 filtros y a cada uno de ellos comentarle a qué van.

Los hijos de papi y mami son aquellos conocidos en el argot popular, como los que nunca han trabajado, todo lo tienen, viven de sus padres y esperan que se cumplan los acuerdos políticos para ser protagonista de los cargos, eso precisamente fue lo que acaba de suceder en el nombramiento del gabinete del nuevo alcalde, pero vuelvo y repito: no todos, lo curioso es que algunos de ellos la máxima experiencia que han tenido ha sido administrar los negocios de familia o conjunto residenciales, pero de lo público ni pio. Grave comienzo para un municipio con tanta problemática que recibe de herencia del pasado gobierno y que necesita de tecnicismo para avanzar rápidamente y darle un toque gerencial. 

Los criterios de eficiencia en la administración pública están vinculados a la posibilidad de medir logros, es decir, resultados. La mejor administración entonces ya no es la burocracia apolítica que cumple las normas y procedimientos establecidos, sino un personal comprometido con los objetivos de los programas y que cumple en el menor tiempo posible y con el menor costo con los objetivos que se plantean.

La estrategia de una buena gestión pública busca que la acción de las entidades del Estado gire en torno a los intereses generales de la población, expresados en el Plan de Desarrollo y tenga como propósito fundamental propiciar un cambio paulatino, pero radical, en las necesidades de la comunidad.