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Editorial - 8 septiembre, 2013

Fútbol, fanaticada y muerte

Una mezcla peligrosa que produce tristeza en algunos hogares colombianos, costeños y por su puesto cesarenses y vallenatos. El fútbol es el deporte de las masas, el que une al pueblo colombiano en un solo sentir y mueve el sentimiento patrio más cuando la Selección Colombia está a un paso de obtener su boleta de entrada al Mundial de Fútbol que se celebrará en Brasil el próximo año.

Una mezcla peligrosa que produce tristeza en algunos hogares colombianos, costeños y por su puesto cesarenses y vallenatos. El fútbol es el deporte de las masas, el que une al pueblo colombiano en un solo sentir y mueve el sentimiento patrio más cuando la Selección Colombia está a un paso de obtener su boleta de entrada al Mundial de Fútbol que se celebrará en Brasil el próximo año.

Como no alegrarse de los triunfos de nuestros deportistas en general y de nuestra Selección Colombia. ¿Pero qué hacer para que después de un triunfo como el obtenido ayer, no ocurran sucesos fatales como la muerte de un joven que participaba en una de las tantas caravanas que recorrieron la ciudad después del triunfo de la Selección?

Muchos ciudadanos llamaron a las líneas telefónicas de EL PILÓN preguntando si habían prohibido la circulación de motocicletas en la tarde y noche del viernes. Como nos hubiera gustado decirles que sí.

Pero esta vez no hubo ningún Decreto que las prohibiera y lamentablemente reinó el caos, el desorden y la confusión en las calles de Valledupar.

No hubo sector que se escapara a la euforia colectiva. La ciudad era una sola ‘mancha amarilla’, lo cual no es malo, al fin de cuentas el deporte es pasión. Lo inadecuado o la falla fue que las autoridades no previeron que la ‘pasiva’ fanaticada de la Selección Colombia que estaba viendo por televisión el encuentro futbolístico saliera a celebrar desmesuradamente, como si lo hicieron cuando el artista vallenato Silvestre Dangond presentó su trabajo discográfico ‘La novena batalla’ y se evitaron desórdenes.

Sin embargo, la noche del viernes, incluso en la madrugada del sábado, los efectos del licor y la gasolina dejaron sus resultados: numerosos accidentes, riñas y la muerte del joven Darwin Díaz Cuadros. Aunque desde la tarde hubo presencia de agentes de la Policía Nacional en puntos estratégicos de la ciudad, donde se conglomeraban los seguidores de la Selección Colombia, no fueron suficientes para impedir tanto desorden.

Este martes otra vez juega la Selección Colombia y están a tiempo las autoridades para tomar medidas oportunas que eviten el caos vehicular, los accidentes y las muertes. Y también está a tiempo la ciudadanía, en especial los jóvenes, para reflexionar y disfrutar de esta manera del deporte, del fútbol y de los triunfos de la Selección en paz y tranquilidad.

Editorial
8 septiembre, 2013

Fútbol, fanaticada y muerte

Una mezcla peligrosa que produce tristeza en algunos hogares colombianos, costeños y por su puesto cesarenses y vallenatos. El fútbol es el deporte de las masas, el que une al pueblo colombiano en un solo sentir y mueve el sentimiento patrio más cuando la Selección Colombia está a un paso de obtener su boleta de entrada al Mundial de Fútbol que se celebrará en Brasil el próximo año.


Una mezcla peligrosa que produce tristeza en algunos hogares colombianos, costeños y por su puesto cesarenses y vallenatos. El fútbol es el deporte de las masas, el que une al pueblo colombiano en un solo sentir y mueve el sentimiento patrio más cuando la Selección Colombia está a un paso de obtener su boleta de entrada al Mundial de Fútbol que se celebrará en Brasil el próximo año.

Como no alegrarse de los triunfos de nuestros deportistas en general y de nuestra Selección Colombia. ¿Pero qué hacer para que después de un triunfo como el obtenido ayer, no ocurran sucesos fatales como la muerte de un joven que participaba en una de las tantas caravanas que recorrieron la ciudad después del triunfo de la Selección?

Muchos ciudadanos llamaron a las líneas telefónicas de EL PILÓN preguntando si habían prohibido la circulación de motocicletas en la tarde y noche del viernes. Como nos hubiera gustado decirles que sí.

Pero esta vez no hubo ningún Decreto que las prohibiera y lamentablemente reinó el caos, el desorden y la confusión en las calles de Valledupar.

No hubo sector que se escapara a la euforia colectiva. La ciudad era una sola ‘mancha amarilla’, lo cual no es malo, al fin de cuentas el deporte es pasión. Lo inadecuado o la falla fue que las autoridades no previeron que la ‘pasiva’ fanaticada de la Selección Colombia que estaba viendo por televisión el encuentro futbolístico saliera a celebrar desmesuradamente, como si lo hicieron cuando el artista vallenato Silvestre Dangond presentó su trabajo discográfico ‘La novena batalla’ y se evitaron desórdenes.

Sin embargo, la noche del viernes, incluso en la madrugada del sábado, los efectos del licor y la gasolina dejaron sus resultados: numerosos accidentes, riñas y la muerte del joven Darwin Díaz Cuadros. Aunque desde la tarde hubo presencia de agentes de la Policía Nacional en puntos estratégicos de la ciudad, donde se conglomeraban los seguidores de la Selección Colombia, no fueron suficientes para impedir tanto desorden.

Este martes otra vez juega la Selección Colombia y están a tiempo las autoridades para tomar medidas oportunas que eviten el caos vehicular, los accidentes y las muertes. Y también está a tiempo la ciudadanía, en especial los jóvenes, para reflexionar y disfrutar de esta manera del deporte, del fútbol y de los triunfos de la Selección en paz y tranquilidad.