Por estos días tanto Valledupar como el Cesar y Colombia, vienen padeciendo de un flagelo que nos afecta a todos: la inseguridad. Autoridades nacionales y locales están siendo exigidas al máximo para contrarrestar hechos que van desde el raponeo de un celular en vía pública, hasta hurtos de grandes cuantías por medios virtuales, de vehículos […]
Por estos días tanto Valledupar como el Cesar y Colombia, vienen padeciendo de un flagelo que nos afecta a todos: la inseguridad. Autoridades nacionales y locales están siendo exigidas al máximo para contrarrestar hechos que van desde el raponeo de un celular en vía pública, hasta hurtos de grandes cuantías por medios virtuales, de vehículos automotores, hurtos a joyerías, a los comensales de los restaurantes, esto está desatado. Ya no se siente uno seguro ni en la propia casa porque a los hogares también se están entrando a robar.
Este tipo de hechos sistemáticos y que al parecer son incontrolables, generan una sensación de desazón en las comunidades que afecta de manera directa tanto a la economía porque se afecta el consumo de los hogares, como a la manera de vivir de las personas. No nos digamos mentiras pero hoy uno piensa muy bien si salir a comer a un restaurante como era acostumbrado o si mejor quedarse a cocinar en la casa. Hoy en día dudamos si es bueno visitar un centro comercial y arriesgarse a quedar en medio de un atraco a un almacén o mejor quedarse en casa, compartir en familia y ver Netflix. Hasta salir a practicar un deporte se está volviendo cosa del pasado; montar en bicicleta, trotar en los parques, salir a caminar, son planes que hoy se ven afectados por el temor a la inseguridad; es evidente que el número de personas que tenían incorporadas esas prácticas en su vida diaria es cada vez menor.
Pero, ¿qué hacer entonces? Lo primero es arropar a las autoridades que por vía constitucional han recibido la competencia para cuidarnos y protegernos: nuestras Fuerzas Militares, nuestra Policía Nacional. Ambas son de todos y para todos los colombianos. Si las apoyamos, si las acompañamos en su labor, si logramos construir con ellas una simbiosis tal que podamos enfrentar juntos a la delincuencia de todo tipo, será más fácil derrotarla. Si confiamos en nuestras Fuerzas, en su compromiso con la patria, si reconocemos su lucha constante y las queremos con fuerza y determinación, seguro que lograremos conseguir la tranquilidad con la que todos soñamos.
Lo segundo claramente está en exigir resultados de aquellas autoridades civiles, tanto Gobernadores como Alcaldes, que al nivel local deben asumir esta lucha sin cuartel contra los que nos tienen sometidos y amedrentados. Una de las razones por las que elegimos a dichas autoridades es precisamente para que lideren operativos e implementen estrategias para mejorar las condiciones de vida de los colombianos. Ahora que no se hagan los de la vista gorda, ahora que no miren para otro lado ni nos entretengan con cortinas de humo para desviar nuestra atención. Que se pongan los pantalones, que gobiernen como es debido, que den la cara y no continúen con su mediocre vida burocrática actuando como si aquí estuviera todo perfecto. Vimos en la más reciente campaña a la Alcaldía de Bogotá cómo Claudia López, entonces candidata, afirmaba que de ser elegida ella ejercería como “la verdadera” Comandante de la Policía de la capital; se le olvidó pronto, en sus manos esto se salió de control. Y lo peor es que antes criticó y criticó mordazmente al Presidente Duque porque no tomaba cartas en el asunto. Ahora Bogotá está sumida en el caos…
Como autoridades llamadas a ejercer el control político en los niveles departamental y municipal, ¿dónde están la Asamblea del Cesar y el Concejo de Valledupar? ¿Por qué no exigen resultados al Gobernador y al Alcalde? Ambas corporaciones parecen arrodilladas a las administraciones de Monsalvo y Castro. Hemos elegido a los diputados, que bastante le cuestan al departamento, para que destapen ollas podridas, para que como lo manda nuestra Constitución Política sometan a debates a quienes no cumplen con sus funciones o con sus promesas de campaña. ¡Actúen ya por favor!
Necesitamos salir unidos de esta porque llega diciembre con su alegría, la temporada más insegura de todas.
Mientras tanto: al igual que a Jessica de la Peña en Davivienda, fui víctima de hurto y delincuentes me extrajeron un dinero de Bancolombia. ¡Qué machera de banco! Investigaron rápidamente y pocos días después tenía mi platica de vuelta. Felicitaciones al banco por su empatía, buen trato y eficiencia para resolver casos que como el mío generan angustia y desazón. Ojalá esto mismo le suceda a Jessica. ¡Gracias Bancolombia!
Por estos días tanto Valledupar como el Cesar y Colombia, vienen padeciendo de un flagelo que nos afecta a todos: la inseguridad. Autoridades nacionales y locales están siendo exigidas al máximo para contrarrestar hechos que van desde el raponeo de un celular en vía pública, hasta hurtos de grandes cuantías por medios virtuales, de vehículos […]
Por estos días tanto Valledupar como el Cesar y Colombia, vienen padeciendo de un flagelo que nos afecta a todos: la inseguridad. Autoridades nacionales y locales están siendo exigidas al máximo para contrarrestar hechos que van desde el raponeo de un celular en vía pública, hasta hurtos de grandes cuantías por medios virtuales, de vehículos automotores, hurtos a joyerías, a los comensales de los restaurantes, esto está desatado. Ya no se siente uno seguro ni en la propia casa porque a los hogares también se están entrando a robar.
Este tipo de hechos sistemáticos y que al parecer son incontrolables, generan una sensación de desazón en las comunidades que afecta de manera directa tanto a la economía porque se afecta el consumo de los hogares, como a la manera de vivir de las personas. No nos digamos mentiras pero hoy uno piensa muy bien si salir a comer a un restaurante como era acostumbrado o si mejor quedarse a cocinar en la casa. Hoy en día dudamos si es bueno visitar un centro comercial y arriesgarse a quedar en medio de un atraco a un almacén o mejor quedarse en casa, compartir en familia y ver Netflix. Hasta salir a practicar un deporte se está volviendo cosa del pasado; montar en bicicleta, trotar en los parques, salir a caminar, son planes que hoy se ven afectados por el temor a la inseguridad; es evidente que el número de personas que tenían incorporadas esas prácticas en su vida diaria es cada vez menor.
Pero, ¿qué hacer entonces? Lo primero es arropar a las autoridades que por vía constitucional han recibido la competencia para cuidarnos y protegernos: nuestras Fuerzas Militares, nuestra Policía Nacional. Ambas son de todos y para todos los colombianos. Si las apoyamos, si las acompañamos en su labor, si logramos construir con ellas una simbiosis tal que podamos enfrentar juntos a la delincuencia de todo tipo, será más fácil derrotarla. Si confiamos en nuestras Fuerzas, en su compromiso con la patria, si reconocemos su lucha constante y las queremos con fuerza y determinación, seguro que lograremos conseguir la tranquilidad con la que todos soñamos.
Lo segundo claramente está en exigir resultados de aquellas autoridades civiles, tanto Gobernadores como Alcaldes, que al nivel local deben asumir esta lucha sin cuartel contra los que nos tienen sometidos y amedrentados. Una de las razones por las que elegimos a dichas autoridades es precisamente para que lideren operativos e implementen estrategias para mejorar las condiciones de vida de los colombianos. Ahora que no se hagan los de la vista gorda, ahora que no miren para otro lado ni nos entretengan con cortinas de humo para desviar nuestra atención. Que se pongan los pantalones, que gobiernen como es debido, que den la cara y no continúen con su mediocre vida burocrática actuando como si aquí estuviera todo perfecto. Vimos en la más reciente campaña a la Alcaldía de Bogotá cómo Claudia López, entonces candidata, afirmaba que de ser elegida ella ejercería como “la verdadera” Comandante de la Policía de la capital; se le olvidó pronto, en sus manos esto se salió de control. Y lo peor es que antes criticó y criticó mordazmente al Presidente Duque porque no tomaba cartas en el asunto. Ahora Bogotá está sumida en el caos…
Como autoridades llamadas a ejercer el control político en los niveles departamental y municipal, ¿dónde están la Asamblea del Cesar y el Concejo de Valledupar? ¿Por qué no exigen resultados al Gobernador y al Alcalde? Ambas corporaciones parecen arrodilladas a las administraciones de Monsalvo y Castro. Hemos elegido a los diputados, que bastante le cuestan al departamento, para que destapen ollas podridas, para que como lo manda nuestra Constitución Política sometan a debates a quienes no cumplen con sus funciones o con sus promesas de campaña. ¡Actúen ya por favor!
Necesitamos salir unidos de esta porque llega diciembre con su alegría, la temporada más insegura de todas.
Mientras tanto: al igual que a Jessica de la Peña en Davivienda, fui víctima de hurto y delincuentes me extrajeron un dinero de Bancolombia. ¡Qué machera de banco! Investigaron rápidamente y pocos días después tenía mi platica de vuelta. Felicitaciones al banco por su empatía, buen trato y eficiencia para resolver casos que como el mío generan angustia y desazón. Ojalá esto mismo le suceda a Jessica. ¡Gracias Bancolombia!