“La unión hace la fuerza”, dicho sabio y común, sale a relucir para épocas de crisis, como la que vive la música vallenata ante la avalancha de ritmos foráneos que nos invaden: música popular y el reggaetón. Pero lo triste es el desgano que muestran nuestros músicos por defender lo suyo y la simpatía que […]
“La unión hace la fuerza”, dicho sabio y común, sale a relucir para épocas de crisis, como la que vive la música vallenata ante la avalancha de ritmos foráneos que nos invaden: música popular y el reggaetón. Pero lo triste es el desgano que muestran nuestros músicos por defender lo suyo y la simpatía que sienten por ritmos caribeños, hasta el extremo de hacer duetos con artistas de otros géneros, tales como JBalvin, Maluma, Nicky Jam, Sergio Vargas, Gilberto Santa Rosa, Marco Antonio Solís, entre otros.
Esta falta de originalidad de algunos de nuestros músicos vallenatos, ante todo, los jóvenes, que graban ritmos sin identidad melódica, ha traído como consecuencia que emisoras de radio le hayan dado un portazo a la música del Valle, para sonar melodías foráneas en su dial. Por esta razón, estas manifestaciones musicales extranjeras adquieren mucha audiencia juvenil, lo que indica la transculturización de nuestras nuevas generaciones.
Pero lo más triste de la historia es que ese espacio se lo haya cerrado al vallenato, una emisora en su propia tierra, con autorización para irradiar desde La Paz, la cual se limita a promocionar reggaetón las 24 horas. Otra estación radial con licencia para emitir desde Villanueva, pero lo hace desde Valledupar, nunca ha sonado un vallenato en su programación.
Hay que aceptar que cada generación vive y escribe su historia, y que el mundo avanza a pasos avasallantes. La tecnología se renueva a cada instante y nos invade todos nuestros sentidos, por ese mundo de cambios vertiginosos es que debemos mantener sentido de pertenencia con nuestra identidad musical, para no dejarlo desdibujar por estar a la moda.
Notamos mucha apatía y desdén entre los intérpretes por mantener la vigencia de la música que les ha dado lujos, comodidades y prestigio, algunos han declarado estar cansados de interpretar el género, es decir, quieren otros aires ¡Vaina fregada un corroncho civilizado! Como si ‘Poncho’ Zuleta renegara de ‘Mi hermano y yo’.
Parece que hubiera egoísmo y celos entre los cantantes vallenatos, quiénes son los que llevan la batuta en las agrupaciones, algunos ni se han inmutado por la invasión musical, dan a entender que la premisa es: “yo hago lo mío y los demás los suyo, cada quien por su lado, el otro que se acomode como sea”. Hace falta un líder que los convoque a un conclave para concretar pautas y rediseñar estrategias para definir el futuro del folclor.
Entre este maremágnum de ritmos reconforta el nuevo álbum musical de Peter Manjarrés, viene con alta dosis de vallenato puro, con compositores de distintas edades, rescatando canciones que estaban en el ostracismo por el paso del tiempo: ‘Los años’ de Hernando Marín, que grabó Silvio Brito 25 años atrás, y el otro canto ‘Angélica Lucía’, la publicó hace 45 años ‘Juancho’ Polo, de la autoría de su cajero Víctor Moreno, quien fue su manejador, sabía en qué cantina se encontraba cuando lo iban a contratar y por darle mal manejo a la plata de sus presentaciones, Valencia le compuso la canción ‘El duende’.
“La unión hace la fuerza”, dicho sabio y común, sale a relucir para épocas de crisis, como la que vive la música vallenata ante la avalancha de ritmos foráneos que nos invaden: música popular y el reggaetón. Pero lo triste es el desgano que muestran nuestros músicos por defender lo suyo y la simpatía que […]
“La unión hace la fuerza”, dicho sabio y común, sale a relucir para épocas de crisis, como la que vive la música vallenata ante la avalancha de ritmos foráneos que nos invaden: música popular y el reggaetón. Pero lo triste es el desgano que muestran nuestros músicos por defender lo suyo y la simpatía que sienten por ritmos caribeños, hasta el extremo de hacer duetos con artistas de otros géneros, tales como JBalvin, Maluma, Nicky Jam, Sergio Vargas, Gilberto Santa Rosa, Marco Antonio Solís, entre otros.
Esta falta de originalidad de algunos de nuestros músicos vallenatos, ante todo, los jóvenes, que graban ritmos sin identidad melódica, ha traído como consecuencia que emisoras de radio le hayan dado un portazo a la música del Valle, para sonar melodías foráneas en su dial. Por esta razón, estas manifestaciones musicales extranjeras adquieren mucha audiencia juvenil, lo que indica la transculturización de nuestras nuevas generaciones.
Pero lo más triste de la historia es que ese espacio se lo haya cerrado al vallenato, una emisora en su propia tierra, con autorización para irradiar desde La Paz, la cual se limita a promocionar reggaetón las 24 horas. Otra estación radial con licencia para emitir desde Villanueva, pero lo hace desde Valledupar, nunca ha sonado un vallenato en su programación.
Hay que aceptar que cada generación vive y escribe su historia, y que el mundo avanza a pasos avasallantes. La tecnología se renueva a cada instante y nos invade todos nuestros sentidos, por ese mundo de cambios vertiginosos es que debemos mantener sentido de pertenencia con nuestra identidad musical, para no dejarlo desdibujar por estar a la moda.
Notamos mucha apatía y desdén entre los intérpretes por mantener la vigencia de la música que les ha dado lujos, comodidades y prestigio, algunos han declarado estar cansados de interpretar el género, es decir, quieren otros aires ¡Vaina fregada un corroncho civilizado! Como si ‘Poncho’ Zuleta renegara de ‘Mi hermano y yo’.
Parece que hubiera egoísmo y celos entre los cantantes vallenatos, quiénes son los que llevan la batuta en las agrupaciones, algunos ni se han inmutado por la invasión musical, dan a entender que la premisa es: “yo hago lo mío y los demás los suyo, cada quien por su lado, el otro que se acomode como sea”. Hace falta un líder que los convoque a un conclave para concretar pautas y rediseñar estrategias para definir el futuro del folclor.
Entre este maremágnum de ritmos reconforta el nuevo álbum musical de Peter Manjarrés, viene con alta dosis de vallenato puro, con compositores de distintas edades, rescatando canciones que estaban en el ostracismo por el paso del tiempo: ‘Los años’ de Hernando Marín, que grabó Silvio Brito 25 años atrás, y el otro canto ‘Angélica Lucía’, la publicó hace 45 años ‘Juancho’ Polo, de la autoría de su cajero Víctor Moreno, quien fue su manejador, sabía en qué cantina se encontraba cuando lo iban a contratar y por darle mal manejo a la plata de sus presentaciones, Valencia le compuso la canción ‘El duende’.