Dentro de pocos meses termina el período presidencial de Pepe Mujica en Uruguay, tiempo que no le ha hecho falta para erigirse como una de las figuras más carismáticas del mundo, entre otras cosas por su desparpajo en el hablar, sin querer decir que sus espontáneas frases carezcan de sabiduría; al contrario, convencido está el […]
Dentro de pocos meses termina el período presidencial de Pepe Mujica en Uruguay, tiempo que no le ha hecho falta para erigirse como una de las figuras más carismáticas del mundo, entre otras cosas por su desparpajo en el hablar, sin querer decir que sus espontáneas frases carezcan de sabiduría; al contrario, convencido está el mundo de que su ideario debe servir a los pueblos latinoamericanos para equivocarse cada vez menos al momento de escoger a sus mandatarios.
Independiente a su inclinación política, demostró que la egolatría y ostentación personal del gobernante en cualquier nivel, siempre van en contravía del bienestar general porque se desarrollan a expensas del concepto integral de equidad, soporte y madre de la convivencia pacífica entre coterráneos. Por eso cuando dijo que “a los que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política, son un peligro”, pensé en cuán equivocados están los que con su voto premian con poder político la ambición personal del que construyó un emporio económico, dizque porque los que han amasado grandes fortunas llegan a las dignidades democráticas a servir sin el mínimo asomo de corrupción.
Sin generalizar porque no todos los capitales han sido hechos con mañas non sanctas y de acuerdo a eso el comportamiento de sus tutores también varía, sí corren el riesgo los confundidos electores de contribuir a deformar el noble ejercicio de la política en un inescrupuloso negocio más, de paso equivocando la real connotación de modesto con acaudalado. Bien lo dijo Mujica, “pobre no es el que tiene poco, sino verdaderamente pobre es el que necesita infinitamente mucho y desea y desea y desea más y más él mismo”.
Por esto la voracidad insaciable de estos personajes no conoce de límites, para ellos la ética solo es un título impreso en el lomo de algún texto de biblioteca virgen adquirida con el exclusivo propósito de adornar un espacio, son del parecer que todo el mundo tiene precio, compran voceros para convencer al mundo que los altos niveles de corrupción no importan mientras se ‘hagan obras’, en su interminable carrera por engordar su hacienda justifican todo tipo de alianzas y prácticas, no les inquieta que “la economía sucia, el narcotráfico, la estafa, el fraude y la corrupción son plagas contemporáneas cobijadas por ese antivalor, ese que sostiene que somos más felices si nos enriquecemos, sea como sea”.
Ojalá en la próxima contienda electoral sepamos identificar buenos administradores para nuestro departamento y municipios, sensibles a la tan creciente como ignorada problemática social que hoy limita nuestra capacidad de desarrollo, comprometidos con la priorización de nuestros recursos, nacidos del pueblo y ligados a él. Hagámosle caso al presidente uruguayo cuando dice que “la política no es un pasatiempo, no es una profesión para vivir de ella, es una pasión con el sueño de intentar construir un futuro social mejor; a los que les gusta la plata, bien lejos de la política”. Actuemos democráticamente en consecuencia.
[email protected]
@antoniomariaA
Dentro de pocos meses termina el período presidencial de Pepe Mujica en Uruguay, tiempo que no le ha hecho falta para erigirse como una de las figuras más carismáticas del mundo, entre otras cosas por su desparpajo en el hablar, sin querer decir que sus espontáneas frases carezcan de sabiduría; al contrario, convencido está el […]
Dentro de pocos meses termina el período presidencial de Pepe Mujica en Uruguay, tiempo que no le ha hecho falta para erigirse como una de las figuras más carismáticas del mundo, entre otras cosas por su desparpajo en el hablar, sin querer decir que sus espontáneas frases carezcan de sabiduría; al contrario, convencido está el mundo de que su ideario debe servir a los pueblos latinoamericanos para equivocarse cada vez menos al momento de escoger a sus mandatarios.
Independiente a su inclinación política, demostró que la egolatría y ostentación personal del gobernante en cualquier nivel, siempre van en contravía del bienestar general porque se desarrollan a expensas del concepto integral de equidad, soporte y madre de la convivencia pacífica entre coterráneos. Por eso cuando dijo que “a los que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política, son un peligro”, pensé en cuán equivocados están los que con su voto premian con poder político la ambición personal del que construyó un emporio económico, dizque porque los que han amasado grandes fortunas llegan a las dignidades democráticas a servir sin el mínimo asomo de corrupción.
Sin generalizar porque no todos los capitales han sido hechos con mañas non sanctas y de acuerdo a eso el comportamiento de sus tutores también varía, sí corren el riesgo los confundidos electores de contribuir a deformar el noble ejercicio de la política en un inescrupuloso negocio más, de paso equivocando la real connotación de modesto con acaudalado. Bien lo dijo Mujica, “pobre no es el que tiene poco, sino verdaderamente pobre es el que necesita infinitamente mucho y desea y desea y desea más y más él mismo”.
Por esto la voracidad insaciable de estos personajes no conoce de límites, para ellos la ética solo es un título impreso en el lomo de algún texto de biblioteca virgen adquirida con el exclusivo propósito de adornar un espacio, son del parecer que todo el mundo tiene precio, compran voceros para convencer al mundo que los altos niveles de corrupción no importan mientras se ‘hagan obras’, en su interminable carrera por engordar su hacienda justifican todo tipo de alianzas y prácticas, no les inquieta que “la economía sucia, el narcotráfico, la estafa, el fraude y la corrupción son plagas contemporáneas cobijadas por ese antivalor, ese que sostiene que somos más felices si nos enriquecemos, sea como sea”.
Ojalá en la próxima contienda electoral sepamos identificar buenos administradores para nuestro departamento y municipios, sensibles a la tan creciente como ignorada problemática social que hoy limita nuestra capacidad de desarrollo, comprometidos con la priorización de nuestros recursos, nacidos del pueblo y ligados a él. Hagámosle caso al presidente uruguayo cuando dice que “la política no es un pasatiempo, no es una profesión para vivir de ella, es una pasión con el sueño de intentar construir un futuro social mejor; a los que les gusta la plata, bien lejos de la política”. Actuemos democráticamente en consecuencia.
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@antoniomariaA