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Columnista - 26 diciembre, 2019

Francotiradores

Se despotrica en demasía sobre los entes nacionales en el espinoso asunto de la moral, pero las demandas para que se pongan talanqueras a la corrupción a nivel departamental y municipal son exiguas, a pesar de la multiplicación de condenas a alcaldes de todos los departamentos que vienen incurriendo en actos delictuales con el patrimonio […]

Se despotrica en demasía sobre los entes nacionales en el espinoso asunto de la moral, pero las demandas para que se pongan talanqueras a la corrupción a nivel departamental y municipal son exiguas, a pesar de la multiplicación de condenas a alcaldes de todos los departamentos que vienen incurriendo en actos delictuales con el patrimonio de los impuestos de todos los ciudadanos que pasivamente sufren ante la carencia de proyectos que beneficien a los sectores por décadas más deprimidos y olvidados del Estado.

La acción estatal no se irriga en las vías terciarias, encontrándose en abandono por mas de 50 años, en la mayoría de corregimientos del César. Continúan directamente por la corrupción de los gobernantes que invierten sumas cuantiosas y millonarias en una sola la vía pavimentándola en lugar de darle mantenimiento a la totalidad.

Señor gobernante el capricho se convierte en actos de corrupción. Privilegiar, pavimentando una sola vía, en desmedro de las demás. ¿Acaso los propietarios usuarios de miles de veredas olvidadas no son colombianos? Señor gobernante. Los caprichos se alzan como una mina de corrupción.

El señor Franco está en mora de explicar con franqueza si son falsas las acusaciones de las que se habla en La Calle, en las cuales se denuncia: “los setenta mil millones que Franco invirtió en la pavimentación de su finca”. La pavimentación de la vía terciaria Aguas Blancas- Codazzi. ¿Es cierto que se valorizara una finca de propiedad de su familia?

Insólito resulta que para miles de usuarios se le exija que pongan dinero de su bolsillo para la compra de combustibles de la maquinaria de la Gobernación y solo así beneficiarse de la mejoras de las trochas olvidadas. Entretanto, cuando se trata de la familia, a las vías no solo se procede a pavimentar, sino que se le cambia el curso para valorizarla cuantiosamente.

Errores como la ausencia de prioridades en la inversión de los recursos públicos se traducen en elefantes blancos y cabría preguntarle al gobernante saliente del César: ¿por qué no continuó las obras públicas como el estadio de fútbol Armando Pavajeau, el Hospital de Aguachica y la continuidad del CDT Ganadero, iniciadas por el anterior gobierno de Luis Alberto Monsalvo su antiguo aliado? ¿Por qué le entrego el manejo de bomberos de Valledupar a una persona sancionada por la Contraloría Municipal con diversos hallazgos fiscales?

Afortunadamente, el gobierno Duque presentó la nueva ‘ley anti-elefantes blancos’ que obliga a continuar las obras inconclusas. Actualmente, existen aproximadamente 1.200 obras inconclusas. Un país relativamente pobre, en el cual se derrochan sus recursos en obras innecesarias, suntuarias y caprichosas al no auscultar los verdaderos anhelos populares. Es así como el alcalde Ramírez Uhia de Valledupar invirtió en obras suntuarias como la remodelación marmolea de la plaza Alfonso López, en lugar de atender los graves problemas de desempleo de la ciudad.

Construyó igualmente parques modernos en la mayoría de corregimientos, en lugar de invertirles en la solución del agua potable y el problema de la ausencia de tratamiento de los alcantarillados que hoy constituyen un grave problema ambiental.

El alcalde saliente se decidió por construir suntuosamente una sola casa en el aire por una cuantía de miles de millones desechando, el anhelo de destechados que carecen de una vivienda digna en el municipio alcanzando la cifra del 30 % de déficit de vivienda. Las obras de vivienda masivas de interés social, que realmente son las funciones públicas del municipio y que apuntarían a mejorar los índices de empleo en la ciudad.

Este fenómeno de carencia de transparencia y de equidad de los gobernantes se repite en diferentes pueblos bellos del Cesar que no progresan con ninguna obra de trascendencia o de alto impacto para sus habitantes, pero que se traducen, en algunos casos, en el incremento del patrimonio de sus gobernantes que finalizan sus mandatos y construyen sus propias casas lujosas, negocios de toda índole y hasta estaciones de servicio, con la complacencia prevaricadora de los contralores departamentales y municipales

En el Cesar se dilapidaron 4 años de billonarias regalías por la responsabilidad en la escogencia de nuestros mandatarios que de los claustros universitarios dan el salto hacia el manejo gerencial gubernamental, sin experiencia alguna diferente al diploma obtenido a espaldas del pueblo en máster en encerronas politiqueras, con grados de PHD en conciliábulos y especialistas en negociados clientelistas. Han renacido como Francotiradores del pueblo a quienes desean verlos eternamente heridos en la pobreza.

Columnista
26 diciembre, 2019

Francotiradores

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo Dangond Castro

Se despotrica en demasía sobre los entes nacionales en el espinoso asunto de la moral, pero las demandas para que se pongan talanqueras a la corrupción a nivel departamental y municipal son exiguas, a pesar de la multiplicación de condenas a alcaldes de todos los departamentos que vienen incurriendo en actos delictuales con el patrimonio […]


Se despotrica en demasía sobre los entes nacionales en el espinoso asunto de la moral, pero las demandas para que se pongan talanqueras a la corrupción a nivel departamental y municipal son exiguas, a pesar de la multiplicación de condenas a alcaldes de todos los departamentos que vienen incurriendo en actos delictuales con el patrimonio de los impuestos de todos los ciudadanos que pasivamente sufren ante la carencia de proyectos que beneficien a los sectores por décadas más deprimidos y olvidados del Estado.

La acción estatal no se irriga en las vías terciarias, encontrándose en abandono por mas de 50 años, en la mayoría de corregimientos del César. Continúan directamente por la corrupción de los gobernantes que invierten sumas cuantiosas y millonarias en una sola la vía pavimentándola en lugar de darle mantenimiento a la totalidad.

Señor gobernante el capricho se convierte en actos de corrupción. Privilegiar, pavimentando una sola vía, en desmedro de las demás. ¿Acaso los propietarios usuarios de miles de veredas olvidadas no son colombianos? Señor gobernante. Los caprichos se alzan como una mina de corrupción.

El señor Franco está en mora de explicar con franqueza si son falsas las acusaciones de las que se habla en La Calle, en las cuales se denuncia: “los setenta mil millones que Franco invirtió en la pavimentación de su finca”. La pavimentación de la vía terciaria Aguas Blancas- Codazzi. ¿Es cierto que se valorizara una finca de propiedad de su familia?

Insólito resulta que para miles de usuarios se le exija que pongan dinero de su bolsillo para la compra de combustibles de la maquinaria de la Gobernación y solo así beneficiarse de la mejoras de las trochas olvidadas. Entretanto, cuando se trata de la familia, a las vías no solo se procede a pavimentar, sino que se le cambia el curso para valorizarla cuantiosamente.

Errores como la ausencia de prioridades en la inversión de los recursos públicos se traducen en elefantes blancos y cabría preguntarle al gobernante saliente del César: ¿por qué no continuó las obras públicas como el estadio de fútbol Armando Pavajeau, el Hospital de Aguachica y la continuidad del CDT Ganadero, iniciadas por el anterior gobierno de Luis Alberto Monsalvo su antiguo aliado? ¿Por qué le entrego el manejo de bomberos de Valledupar a una persona sancionada por la Contraloría Municipal con diversos hallazgos fiscales?

Afortunadamente, el gobierno Duque presentó la nueva ‘ley anti-elefantes blancos’ que obliga a continuar las obras inconclusas. Actualmente, existen aproximadamente 1.200 obras inconclusas. Un país relativamente pobre, en el cual se derrochan sus recursos en obras innecesarias, suntuarias y caprichosas al no auscultar los verdaderos anhelos populares. Es así como el alcalde Ramírez Uhia de Valledupar invirtió en obras suntuarias como la remodelación marmolea de la plaza Alfonso López, en lugar de atender los graves problemas de desempleo de la ciudad.

Construyó igualmente parques modernos en la mayoría de corregimientos, en lugar de invertirles en la solución del agua potable y el problema de la ausencia de tratamiento de los alcantarillados que hoy constituyen un grave problema ambiental.

El alcalde saliente se decidió por construir suntuosamente una sola casa en el aire por una cuantía de miles de millones desechando, el anhelo de destechados que carecen de una vivienda digna en el municipio alcanzando la cifra del 30 % de déficit de vivienda. Las obras de vivienda masivas de interés social, que realmente son las funciones públicas del municipio y que apuntarían a mejorar los índices de empleo en la ciudad.

Este fenómeno de carencia de transparencia y de equidad de los gobernantes se repite en diferentes pueblos bellos del Cesar que no progresan con ninguna obra de trascendencia o de alto impacto para sus habitantes, pero que se traducen, en algunos casos, en el incremento del patrimonio de sus gobernantes que finalizan sus mandatos y construyen sus propias casas lujosas, negocios de toda índole y hasta estaciones de servicio, con la complacencia prevaricadora de los contralores departamentales y municipales

En el Cesar se dilapidaron 4 años de billonarias regalías por la responsabilidad en la escogencia de nuestros mandatarios que de los claustros universitarios dan el salto hacia el manejo gerencial gubernamental, sin experiencia alguna diferente al diploma obtenido a espaldas del pueblo en máster en encerronas politiqueras, con grados de PHD en conciliábulos y especialistas en negociados clientelistas. Han renacido como Francotiradores del pueblo a quienes desean verlos eternamente heridos en la pobreza.