En esta oportunidad electoral el Cesar encuentra para este domingo con una opción enorme y entusiasmadamente franca para seguir por buen camino. Por la ruta que viene trazada por el exitoso Monsalvo. Y con Tuto Uhia, avanzar a Valledupar es posible, sin tener (para nada) en cuenta al socarrón de Socarrás. El ánimo colectivo en […]
En esta oportunidad electoral el Cesar encuentra para este domingo con una opción enorme y entusiasmadamente franca para seguir por buen camino. Por la ruta que viene trazada por el exitoso Monsalvo. Y con Tuto Uhia, avanzar a Valledupar es posible, sin tener (para nada) en cuenta al socarrón de Socarrás.
El ánimo colectivo en el Cesar y en Valledupar es altamente positivo, porque los argumentos y proyectos de Franco y Tuto proponen invertir en las gentes, para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. La lucha contra la inseguridad son objetivos inaplazables para ambos. Serán un eje para un ciclo virtuoso.
El modelo de departamento de Monsalvo, se insiste ha sido exitoso, solido trascendente y se impone continuarlo. Socarrás sin modelo de ciudad y por visiblemente taimado frente a él se impone un mandato de cambio, ante su ostensible incapacidad de gestión e ineficiencia. Hay, eso sí, que trabajar fuerte en atención a la educación y la salud y se requiere ser más ingeniosos en temas de desempleo y por ejemplo en movilidad (transportes alternativos). En esta temática por actividades de bajo contenido de conocimientos e improvisación, ha habido ostensibles errores de planeación. He ahí retos para hombres de futuro.
No creo en el discurso riguroso del manejo gerencial o con visión empresarial, ni el traslado del enfoque europeo de los modelos de ciudad, pero si estar siempre más cerca de las gentes y sus problemas diarios y comunales. Sigo creyendo en políticas asistenciales, pero bajo trazados modernos. Nada nuevo se descubre cuando se advierte la ya existente caótica literatura de visión integral orientada al diseño y gestión de modelos de ciudades del futuro. Y de ciudades sostenibles.
Y en todo caso, las perspectivas giran alrededor de inclusiones sociales reales, sin tanta paja ni tecnicismos rebuscados, que tengan aceptación política, social y que se cuenten con recursos. El departamento y las ciudades requieren de mejorar las condiciones de desarrollo de los seres humanos, no con regiones y ciudades ideales, sino posibles. Se necesita orden y mucha cultura ciudadana para avanzar en temas de convivencia pacífica y disminución de las violencias.
Tampoco nada nuevo se sugiere a Franco y Tuto, que inexcusablemente tienen que orientar el gasto a los sectores de menores ingresos y para ello, igualmente, es necesario el concurso privado para reducir las enormes desigualdades. El gasto social se convirtió en prioridad de la política pública.
La visión de un Cesar y una Valledupar más igualitaria, no requiere sino de “echarle ganas”, liderazgo y disposición. Todo está diseñado y pronosticado, por lo menos en el Departamento y en la ciudad solo bastará repasar propósitos aplazados como las excelentes perspectivas del ex alcalde Rodolfo Campo, con más énfasis en lo social y humano.
Por todo lo que viene de decirse, voy a votar por Franco y Tuto. Voto con acierto y sin propósitos utilitaristas, sino pragmáticos. Canto mis preferencias, no para procurar influir en elector alguno, sino para expresar como columnista de opinión, mi libre parecer de manera univoca. No entrelineada, porque urge sostener esta apuesta para el bienestar de todos. Por favor no podemos equivocarnos.
En esta oportunidad electoral el Cesar encuentra para este domingo con una opción enorme y entusiasmadamente franca para seguir por buen camino. Por la ruta que viene trazada por el exitoso Monsalvo. Y con Tuto Uhia, avanzar a Valledupar es posible, sin tener (para nada) en cuenta al socarrón de Socarrás. El ánimo colectivo en […]
En esta oportunidad electoral el Cesar encuentra para este domingo con una opción enorme y entusiasmadamente franca para seguir por buen camino. Por la ruta que viene trazada por el exitoso Monsalvo. Y con Tuto Uhia, avanzar a Valledupar es posible, sin tener (para nada) en cuenta al socarrón de Socarrás.
El ánimo colectivo en el Cesar y en Valledupar es altamente positivo, porque los argumentos y proyectos de Franco y Tuto proponen invertir en las gentes, para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. La lucha contra la inseguridad son objetivos inaplazables para ambos. Serán un eje para un ciclo virtuoso.
El modelo de departamento de Monsalvo, se insiste ha sido exitoso, solido trascendente y se impone continuarlo. Socarrás sin modelo de ciudad y por visiblemente taimado frente a él se impone un mandato de cambio, ante su ostensible incapacidad de gestión e ineficiencia. Hay, eso sí, que trabajar fuerte en atención a la educación y la salud y se requiere ser más ingeniosos en temas de desempleo y por ejemplo en movilidad (transportes alternativos). En esta temática por actividades de bajo contenido de conocimientos e improvisación, ha habido ostensibles errores de planeación. He ahí retos para hombres de futuro.
No creo en el discurso riguroso del manejo gerencial o con visión empresarial, ni el traslado del enfoque europeo de los modelos de ciudad, pero si estar siempre más cerca de las gentes y sus problemas diarios y comunales. Sigo creyendo en políticas asistenciales, pero bajo trazados modernos. Nada nuevo se descubre cuando se advierte la ya existente caótica literatura de visión integral orientada al diseño y gestión de modelos de ciudades del futuro. Y de ciudades sostenibles.
Y en todo caso, las perspectivas giran alrededor de inclusiones sociales reales, sin tanta paja ni tecnicismos rebuscados, que tengan aceptación política, social y que se cuenten con recursos. El departamento y las ciudades requieren de mejorar las condiciones de desarrollo de los seres humanos, no con regiones y ciudades ideales, sino posibles. Se necesita orden y mucha cultura ciudadana para avanzar en temas de convivencia pacífica y disminución de las violencias.
Tampoco nada nuevo se sugiere a Franco y Tuto, que inexcusablemente tienen que orientar el gasto a los sectores de menores ingresos y para ello, igualmente, es necesario el concurso privado para reducir las enormes desigualdades. El gasto social se convirtió en prioridad de la política pública.
La visión de un Cesar y una Valledupar más igualitaria, no requiere sino de “echarle ganas”, liderazgo y disposición. Todo está diseñado y pronosticado, por lo menos en el Departamento y en la ciudad solo bastará repasar propósitos aplazados como las excelentes perspectivas del ex alcalde Rodolfo Campo, con más énfasis en lo social y humano.
Por todo lo que viene de decirse, voy a votar por Franco y Tuto. Voto con acierto y sin propósitos utilitaristas, sino pragmáticos. Canto mis preferencias, no para procurar influir en elector alguno, sino para expresar como columnista de opinión, mi libre parecer de manera univoca. No entrelineada, porque urge sostener esta apuesta para el bienestar de todos. Por favor no podemos equivocarnos.