Por: Luis Elquis Díaz Valledupar es un espacio geográfico que la naturaleza privilegio ubicándola entre montañas dibujadas por la majestuosidad del cañahuate de esplendoroso amarillo. Esta tierra es gestora de cultura, música, canto, melodía y poesía hecha canción. Una ciudad que respire el aire fresco que viaja desde la Sierra no puede de ninguna manera […]
Por: Luis Elquis Díaz
Valledupar es un espacio geográfico que la naturaleza privilegio ubicándola entre montañas dibujadas por la majestuosidad del cañahuate de esplendoroso amarillo. Esta tierra es gestora de cultura, música, canto, melodía y poesía hecha canción.
Una ciudad que respire el aire fresco que viaja desde la Sierra no puede de ninguna manera convivir en medio de la zozobra y de temores. Recuperar lo que fue el viejo Valledupar, es una tarea de todos, por ello, es importante que iniciativas como “Los Foros por el Futuro del Cesar” se constituyan en aves mensajeras que penetre hasta los tuétanos en los integrantes de los hogares de nuestra ciudad para que cumplan con un objetivo social.
La participación de las instituciones de los Foros por el Futuro del Cesar es fundamental, por ello, nuestra casa editorial siempre esta presente.
EL PILÓN de esta manera cumple con su responsabilidad social, no solo por compromiso empresarial, sino por el sentir y retribución con nuestra ciudad.
La temática del primer foro fue escogida puntualmente en virtud de la conmemoración de la celebración del día de la mujer en el mes de marzo. El maltrato a las mujeres no ostenta ninguna justificación, bien lo considero Napoleón Bonaparte “Las únicas guerras que se ganan huyendo son con las mujeres”; sin embargo, el maltrato contra las mujeres es un indicador que cada día va en aumento. La Red Nacional de Mujeres del país denunció ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el incremento de los casos de violencia contra la mujer y la falta de efectividad de las políticas del Gobierno para erradicar la vulneración de sus derechos. De acuerdo con las estadísticas generales del Instituto Nacional de Medicina Legal, en Colombia las mujeres son aproximadamente el 85% de las sobrevivientes del conflicto armado. El 80% termina en situación de desplazamiento, de las cuales, el 16% han sido víctimas de violencia sexual, causa directa de su respectivo desplazamiento. El estudio ‘Primera encuesta de prevalencia de la violencia sexual en contra de las mujeres en el contexto del conflicto armado’ (apoyada por ONG internacionales como OXFAM), realizado en el 2010, en 407 municipios colombianos con presencia de actores del conflicto, revela que, entre el 2001 y el 2009, 489.687 mujeres declararon haber sido víctimas de violencia sexual. 74.698 de ellas responsabilizaron a actores ilegales (guerrillas y paramilitares), mientras 21.036 a la fuerza pública.
Son estadísticas de una organización no gubernamental, expreso Ángela María Robledo, ponente en el foro Párala ya, según la Congresista “la información en instituciones del Estado no es confiable porque ni el Consejo Superior de la Judicatura, ni la Fiscalía hay información sistematizada”.
La respuesta del Estado Frente a esta situación fue a través de la promulgación de la ley 1257 de 2008, encargada de reformar el Código Penal para sancionar la violencia sexual, con el Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 el Gobierno adquirió el compromiso a adoptar una política pública para prevenir, sancionar y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres y con la Ley de Victimas (1448 de 2011) se determinaron medidas de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto priorizando a las mujeres víctimas. (Gaceta Congreso de la Republica).
Pese a todo, las frías estadísticas muestran que el índice de todos los modos de maltrato a las mujeres aumenta aceleradamente, la política pública para atender este asunto se sustenta en el marco de la promulgación de leyes, de su funcionalidad y ejecución depende que esta situación no se constituya en un problema mayor que coadyuve al incesante desmoronamiento de la familia. Nada justifica la violencia contra las mujeres, a ellas tenemos que quererlas y valorarlas, pues son gestoras de la continuidad de nuestra existencia.
[email protected]
Por: Luis Elquis Díaz Valledupar es un espacio geográfico que la naturaleza privilegio ubicándola entre montañas dibujadas por la majestuosidad del cañahuate de esplendoroso amarillo. Esta tierra es gestora de cultura, música, canto, melodía y poesía hecha canción. Una ciudad que respire el aire fresco que viaja desde la Sierra no puede de ninguna manera […]
Por: Luis Elquis Díaz
Valledupar es un espacio geográfico que la naturaleza privilegio ubicándola entre montañas dibujadas por la majestuosidad del cañahuate de esplendoroso amarillo. Esta tierra es gestora de cultura, música, canto, melodía y poesía hecha canción.
Una ciudad que respire el aire fresco que viaja desde la Sierra no puede de ninguna manera convivir en medio de la zozobra y de temores. Recuperar lo que fue el viejo Valledupar, es una tarea de todos, por ello, es importante que iniciativas como “Los Foros por el Futuro del Cesar” se constituyan en aves mensajeras que penetre hasta los tuétanos en los integrantes de los hogares de nuestra ciudad para que cumplan con un objetivo social.
La participación de las instituciones de los Foros por el Futuro del Cesar es fundamental, por ello, nuestra casa editorial siempre esta presente.
EL PILÓN de esta manera cumple con su responsabilidad social, no solo por compromiso empresarial, sino por el sentir y retribución con nuestra ciudad.
La temática del primer foro fue escogida puntualmente en virtud de la conmemoración de la celebración del día de la mujer en el mes de marzo. El maltrato a las mujeres no ostenta ninguna justificación, bien lo considero Napoleón Bonaparte “Las únicas guerras que se ganan huyendo son con las mujeres”; sin embargo, el maltrato contra las mujeres es un indicador que cada día va en aumento. La Red Nacional de Mujeres del país denunció ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el incremento de los casos de violencia contra la mujer y la falta de efectividad de las políticas del Gobierno para erradicar la vulneración de sus derechos. De acuerdo con las estadísticas generales del Instituto Nacional de Medicina Legal, en Colombia las mujeres son aproximadamente el 85% de las sobrevivientes del conflicto armado. El 80% termina en situación de desplazamiento, de las cuales, el 16% han sido víctimas de violencia sexual, causa directa de su respectivo desplazamiento. El estudio ‘Primera encuesta de prevalencia de la violencia sexual en contra de las mujeres en el contexto del conflicto armado’ (apoyada por ONG internacionales como OXFAM), realizado en el 2010, en 407 municipios colombianos con presencia de actores del conflicto, revela que, entre el 2001 y el 2009, 489.687 mujeres declararon haber sido víctimas de violencia sexual. 74.698 de ellas responsabilizaron a actores ilegales (guerrillas y paramilitares), mientras 21.036 a la fuerza pública.
Son estadísticas de una organización no gubernamental, expreso Ángela María Robledo, ponente en el foro Párala ya, según la Congresista “la información en instituciones del Estado no es confiable porque ni el Consejo Superior de la Judicatura, ni la Fiscalía hay información sistematizada”.
La respuesta del Estado Frente a esta situación fue a través de la promulgación de la ley 1257 de 2008, encargada de reformar el Código Penal para sancionar la violencia sexual, con el Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 el Gobierno adquirió el compromiso a adoptar una política pública para prevenir, sancionar y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres y con la Ley de Victimas (1448 de 2011) se determinaron medidas de atención, asistencia y reparación integral a las víctimas del conflicto priorizando a las mujeres víctimas. (Gaceta Congreso de la Republica).
Pese a todo, las frías estadísticas muestran que el índice de todos los modos de maltrato a las mujeres aumenta aceleradamente, la política pública para atender este asunto se sustenta en el marco de la promulgación de leyes, de su funcionalidad y ejecución depende que esta situación no se constituya en un problema mayor que coadyuve al incesante desmoronamiento de la familia. Nada justifica la violencia contra las mujeres, a ellas tenemos que quererlas y valorarlas, pues son gestoras de la continuidad de nuestra existencia.
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