Publicidad
Categorías
Categorías
Columnista - 6 agosto, 2016

Flojera mental: sí o no. ¿De qué se trata?

El desconocimiento no exime de culpa. Saber mucho o nada no es la razón por la cual tendríamos que votar SI o NO por un mecanismo de control social que nunca se ha utilizado en nuestro país. La historia nos dice que en 1957 se utilizó un referendo disfrazado de plebiscito, fuera del gobierno del […]

Boton Wpp

El desconocimiento no exime de culpa. Saber mucho o nada no es la razón por la cual tendríamos que votar SI o NO por un mecanismo de control social que nunca se ha utilizado en nuestro país. La historia nos dice que en 1957 se utilizó un referendo disfrazado de plebiscito, fuera del gobierno del general Rojas Pinilla. El pueblo ratificaría el Frente Nacional, acuerdo de dos partidos políticos. No había U, ni CD, ni CR con la R al revés, ni partido verde. Solo rojo y azul. Colombia vivía desde los años 30 cruenta guerra entre esos dos partidos. Hubo muertos, los que quiera.

Era irracional este crudo enfrentamiento. ¿Hubo impunidad o se pagó por estos crímenes? Historiadores por favor respondan.

En 1943 tras un golpe de opinión en contra de Laureano Gómez el general Rojas Pinilla toma el poder; una madrugada del 14 de junio de ese año, y acompañado de liberales, conservadores, gaitanistas y representantes de todos los estamentos sociales pronuncia un apoteósico discurso: “No más sangre, no más depredaciones a nombre de ningún partido político, no más rencillas entre hijos de la misma Colombia inmortal. Paz, derecho, libertad y justicia para todos, sin diferenciaciones y de manera preferente para las clases menos favorecidas de la fortuna, para los proletarios y menesterosos. La patria no puede vivir tranquila mientras tenga hijos con hambre o desnudez. Las fuerzas armadas estarán en el poder, mientras se organizan las condiciones necesarias para realizar unas elecciones puras de las que salgan los sistemas genuinamente democráticos” y zas… en 1957 cansados de tanto “abuso” militar, llegó el Frente Nacional; se turnaron el poder. Nuevamente Laureano Gómez a la palestra, firma en nombre de su Partido Conservador el pacto de Sitges, con Alberto Lleras Camargo, del Partido Liberal. La historia es reciente y conocemos lo que ha pasado después de eso. Seguimos cultivando la patria boba, como en los mejores tiempos criollos, nos seguimos matando, no solo por un partido, lo hacemos por nombres propios: Uribe, Santos… por ejemplo.

El editorial de EL PILÓN del día 29 de julio del presente año, señala: “En las regiones perciben el proceso de paz, entre el gobierno nacional y las guerrillas de las Farc como algo lejano. Aseguran que no saben qué han acordado en La Habana (Cuba) y por no saber, afirman cualquier cantidad de incoherencias”.

Impunidad, violencia cruda y brutal, igual. La ignorancia intelectual abunda. Creemos saber y tener la última palabra, pero nada que leemos y conocemos lo que se está tratando en La Habana. De esta forma nadie nos podría meter los dedos a la boca, por un SÍ o por un NO. Flojera mental, nos sobra; mientras no estudiemos y aprendamos a valorar nuestra capacidad de decidir bien. Seguiremos en la misma cruenta guerra. Sólo Eso.

Eduardo Santos Ortega Vergara

Columnista
6 agosto, 2016

Flojera mental: sí o no. ¿De qué se trata?

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
El Pilón

El desconocimiento no exime de culpa. Saber mucho o nada no es la razón por la cual tendríamos que votar SI o NO por un mecanismo de control social que nunca se ha utilizado en nuestro país. La historia nos dice que en 1957 se utilizó un referendo disfrazado de plebiscito, fuera del gobierno del […]


El desconocimiento no exime de culpa. Saber mucho o nada no es la razón por la cual tendríamos que votar SI o NO por un mecanismo de control social que nunca se ha utilizado en nuestro país. La historia nos dice que en 1957 se utilizó un referendo disfrazado de plebiscito, fuera del gobierno del general Rojas Pinilla. El pueblo ratificaría el Frente Nacional, acuerdo de dos partidos políticos. No había U, ni CD, ni CR con la R al revés, ni partido verde. Solo rojo y azul. Colombia vivía desde los años 30 cruenta guerra entre esos dos partidos. Hubo muertos, los que quiera.

Era irracional este crudo enfrentamiento. ¿Hubo impunidad o se pagó por estos crímenes? Historiadores por favor respondan.

En 1943 tras un golpe de opinión en contra de Laureano Gómez el general Rojas Pinilla toma el poder; una madrugada del 14 de junio de ese año, y acompañado de liberales, conservadores, gaitanistas y representantes de todos los estamentos sociales pronuncia un apoteósico discurso: “No más sangre, no más depredaciones a nombre de ningún partido político, no más rencillas entre hijos de la misma Colombia inmortal. Paz, derecho, libertad y justicia para todos, sin diferenciaciones y de manera preferente para las clases menos favorecidas de la fortuna, para los proletarios y menesterosos. La patria no puede vivir tranquila mientras tenga hijos con hambre o desnudez. Las fuerzas armadas estarán en el poder, mientras se organizan las condiciones necesarias para realizar unas elecciones puras de las que salgan los sistemas genuinamente democráticos” y zas… en 1957 cansados de tanto “abuso” militar, llegó el Frente Nacional; se turnaron el poder. Nuevamente Laureano Gómez a la palestra, firma en nombre de su Partido Conservador el pacto de Sitges, con Alberto Lleras Camargo, del Partido Liberal. La historia es reciente y conocemos lo que ha pasado después de eso. Seguimos cultivando la patria boba, como en los mejores tiempos criollos, nos seguimos matando, no solo por un partido, lo hacemos por nombres propios: Uribe, Santos… por ejemplo.

El editorial de EL PILÓN del día 29 de julio del presente año, señala: “En las regiones perciben el proceso de paz, entre el gobierno nacional y las guerrillas de las Farc como algo lejano. Aseguran que no saben qué han acordado en La Habana (Cuba) y por no saber, afirman cualquier cantidad de incoherencias”.

Impunidad, violencia cruda y brutal, igual. La ignorancia intelectual abunda. Creemos saber y tener la última palabra, pero nada que leemos y conocemos lo que se está tratando en La Habana. De esta forma nadie nos podría meter los dedos a la boca, por un SÍ o por un NO. Flojera mental, nos sobra; mientras no estudiemos y aprendamos a valorar nuestra capacidad de decidir bien. Seguiremos en la misma cruenta guerra. Sólo Eso.

Eduardo Santos Ortega Vergara