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Columnista - 16 agosto, 2017

Filosofía moderna y Caribe

Veinte años tiene de fundado el programa de Filosofía de la Universidad del Atlántico. Es una fecha muy especial para reflexionar acerca de la contribución de la Región Caribe a la filosofía moderna en Colombia porque nuestro territorio es pionero en esta materia ya que mientras en el resto del país se reflexionaba desde la escolástica tomista, […]

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Veinte años tiene de fundado el programa de Filosofía de la Universidad del Atlántico. Es una fecha muy especial para reflexionar acerca de la contribución de la Región Caribe a la filosofía moderna en Colombia porque nuestro territorio es pionero en esta materia ya que mientras en el resto del país se reflexionaba desde la escolástica tomista, muy importante desde luego; en la Región Caribe, sus pensadores, reflexionaban desde la modernidad.

En consecuencia, no es extraño que la Universidad del Atlántico tenga un programa de Filosofía. No se debe pasar por alto que su fundador, Julio Enrique Blanco, era un connotado filósofo moderno, por ende la apertura de esa carrera fue producto del proceso de maduración del alma mater.

Por estas cátedras han pasado filósofos de talla mundial, nacional y regional, como Manuel Reyes Mate, Ramón Valls Plana, Patrice Verderem, Mario Heins, Teresa Martínez, Rubén Sierra, Rubén Jaramillo, Guillermo Hoyos Vásquez, Ramón Pérez Mantilla, Freddy Téllez, Martín Orozco, Delfín Ignacio Grueso, Daniel Herrera, Rafael Soto, Arnold Tejeda, Julio Núñez, Hernán Ortiz Rivas, Numas Armando Gil, José Colley, Eduardo Bermúdez, René Campis, Carlos Peña, Rafael Osorio, Juan Pabón, Javier Ferreira; entre otros. De aquí surge la Asociación de Filósofos del Caribe, afiliada a la Sociedad Mundial de Filosofía.

En el seno de la Universidad del Atlántico se destacó el jurista y filósofo Rodrigo Noguera Barreneche, quien imprimió su sabiduría en la revista Studia, y no podemos olvidarnos de tres ilustres filósofos con sello Caribe: Julio Enrique Blanco, Luis Eduardo Nieto Arteta y Rafael Carillo Lúquez.

Julio Enrique Blanco, quien lo había mencionado en líneas anteriores, fue lector y traductor de Kant, y difusor de su pensamiento, además, político y hombre de acción guiado por la idea aristotélica de que la política era constructora de la civilización y la ciencia por excelencia.

Luis Eduardo Nieto Arteta, una mente prodigiosa que incursionó en el derecho, en la vida diplomática y la docencia. No solo el ejercicio del derecho fue el objeto principal de su dedicación intelectual, lo fue también la economía, la sociología, la filosofía del derecho y la hermenéutica jurídica en la que criticó a la Escuela de la Exégesis. Sus críticas a Kelsen y su positivismo formalista son de actualidad en el mundo académico.

Rafael Carrillo Lúquez, que desde su cultura aborigen, descendientes de Atanquez en la Sierra Nevada en el departamento del Cesar, funda en Bogotá el Instituto de Filosofía, como un tanque de pensamiento en el que afloran todas las escuelas de pensamiento. Sus escritos sobre “El ambiente axiológico en la teoría pura el derecho de Kelsen”  y del juicio a Sócrates en la antigüedad griega son de una extraordinaria vigencia.

Estos tres pensadores de la Región Caribe dejaron las huellas de una ruta filosófica para liberarnos del crudo centralismo que elimina la determinación de la ciudadanía de las regiones para autogobernarse.

El programa de Filosofía ha hecho suyo, desde su nacimiento, el proyecto liberador de la autonomía de la Región Caribe. Una sociedad bajo la guía de la ilustración tiene que atreverse a pensar como mayor de edad, con la capacidad de autogobernarse sin la tutela del poder central. Las autoridades públicas y la filosofía son aliados naturales. Es una tarea de todos, avanzar.

@veranodelarosa

Por Eduardo Verano de la Rosa

Columnista
16 agosto, 2017

Filosofía moderna y Caribe

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Eduardo Verano De La Rosa

Veinte años tiene de fundado el programa de Filosofía de la Universidad del Atlántico. Es una fecha muy especial para reflexionar acerca de la contribución de la Región Caribe a la filosofía moderna en Colombia porque nuestro territorio es pionero en esta materia ya que mientras en el resto del país se reflexionaba desde la escolástica tomista, […]


Veinte años tiene de fundado el programa de Filosofía de la Universidad del Atlántico. Es una fecha muy especial para reflexionar acerca de la contribución de la Región Caribe a la filosofía moderna en Colombia porque nuestro territorio es pionero en esta materia ya que mientras en el resto del país se reflexionaba desde la escolástica tomista, muy importante desde luego; en la Región Caribe, sus pensadores, reflexionaban desde la modernidad.

En consecuencia, no es extraño que la Universidad del Atlántico tenga un programa de Filosofía. No se debe pasar por alto que su fundador, Julio Enrique Blanco, era un connotado filósofo moderno, por ende la apertura de esa carrera fue producto del proceso de maduración del alma mater.

Por estas cátedras han pasado filósofos de talla mundial, nacional y regional, como Manuel Reyes Mate, Ramón Valls Plana, Patrice Verderem, Mario Heins, Teresa Martínez, Rubén Sierra, Rubén Jaramillo, Guillermo Hoyos Vásquez, Ramón Pérez Mantilla, Freddy Téllez, Martín Orozco, Delfín Ignacio Grueso, Daniel Herrera, Rafael Soto, Arnold Tejeda, Julio Núñez, Hernán Ortiz Rivas, Numas Armando Gil, José Colley, Eduardo Bermúdez, René Campis, Carlos Peña, Rafael Osorio, Juan Pabón, Javier Ferreira; entre otros. De aquí surge la Asociación de Filósofos del Caribe, afiliada a la Sociedad Mundial de Filosofía.

En el seno de la Universidad del Atlántico se destacó el jurista y filósofo Rodrigo Noguera Barreneche, quien imprimió su sabiduría en la revista Studia, y no podemos olvidarnos de tres ilustres filósofos con sello Caribe: Julio Enrique Blanco, Luis Eduardo Nieto Arteta y Rafael Carillo Lúquez.

Julio Enrique Blanco, quien lo había mencionado en líneas anteriores, fue lector y traductor de Kant, y difusor de su pensamiento, además, político y hombre de acción guiado por la idea aristotélica de que la política era constructora de la civilización y la ciencia por excelencia.

Luis Eduardo Nieto Arteta, una mente prodigiosa que incursionó en el derecho, en la vida diplomática y la docencia. No solo el ejercicio del derecho fue el objeto principal de su dedicación intelectual, lo fue también la economía, la sociología, la filosofía del derecho y la hermenéutica jurídica en la que criticó a la Escuela de la Exégesis. Sus críticas a Kelsen y su positivismo formalista son de actualidad en el mundo académico.

Rafael Carrillo Lúquez, que desde su cultura aborigen, descendientes de Atanquez en la Sierra Nevada en el departamento del Cesar, funda en Bogotá el Instituto de Filosofía, como un tanque de pensamiento en el que afloran todas las escuelas de pensamiento. Sus escritos sobre “El ambiente axiológico en la teoría pura el derecho de Kelsen”  y del juicio a Sócrates en la antigüedad griega son de una extraordinaria vigencia.

Estos tres pensadores de la Región Caribe dejaron las huellas de una ruta filosófica para liberarnos del crudo centralismo que elimina la determinación de la ciudadanía de las regiones para autogobernarse.

El programa de Filosofía ha hecho suyo, desde su nacimiento, el proyecto liberador de la autonomía de la Región Caribe. Una sociedad bajo la guía de la ilustración tiene que atreverse a pensar como mayor de edad, con la capacidad de autogobernarse sin la tutela del poder central. Las autoridades públicas y la filosofía son aliados naturales. Es una tarea de todos, avanzar.

@veranodelarosa

Por Eduardo Verano de la Rosa