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Columnista - 27 octubre, 2013

Fiesta a la palabra

Somos una metáfora del lenguaje, porque estamos hechos esencialmente de palabras. La palabra siempre es algo compartido. Vivimos en un territorio ocupado por quien habla y por quien escucha, por quien escribe y por quien lee. Dependemos unos de otros y somos parte de una labor dinámica y perpetuamente inacabada.

Boton Wpp

Por José Atuesta Mindiola

Somos una metáfora del lenguaje, porque estamos hechos esencialmente de palabras. La palabra siempre es algo compartido. Vivimos en un territorio ocupado por quien habla y por quien escucha, por quien escribe y por quien lee. Dependemos unos de otros y somos parte de una labor dinámica y perpetuamente inacabada. 

El lenguaje es diversidad  de pensamiento y significado. El pensamiento es la esencia humana del lenguaje. Entre la razón y la acción, el diálogo, la lectura y la práctica posibilitan la relación del pensar y el crear. 

Narra William Ospina, “El anciano creía darle un cuento, pero el niño recibió una llave, con la que abriría después las bibliotecas… Un maestro con el que nunca había hablado puso en sus manos otro libro, hecho de papel y de tinta, pero al cerrarlo el niño no recordaba haber visto renglones llenos de letras sino un joven que intentaba volar desde un tejado, un hombre que jugaba a las cartas con el diablo, unas montañas llenas de historias”.

El amigo poeta Alberto Murgas Guerra, en un taller de creación literaria, haciendo gala de la estética de la brevedad, explicaba las características de las microficciones y los haikús, y quedó sorprendido cuando un niño de quinto de primaria de un colegio de Manaure, escribió: una cometa blanca / si la colorea / una mariposa. 

El talento es inherente al ser humano. En los estudiantes ningún conocimiento está vedado a su capacidad y es  ilimitada su vocación por el arte. Basta que alguien encienda la lámpara de la motivación para que el esplendor del talento ilumine los caminos de la creatividad.

El viernes anterior asistimos a dos colegios que honraban de fiesta a la palabra. En el Instpecam, los docentes del Departamento de Idiomas orientaron a un grupo de estudiantes de todos los grados para realizar la velada inolvidable, Celebrations. Alrededor de dos mil personas, entre estudiantes, profesores y padres de familia, se dieron cita a una noche de alegría e ingenio con jóvenes actores instpecamistas, que mostraron el dominio del idioma inglés. 

Los docentes de Humanidades y estudiantes de la Institución Educativa  CASD, celebraron el Día del Arte con una variada programación de canciones en inglés, dibujos en vitrales, danzas folclóricas y poesía. Hubo una exaltación a mi obra poética y docente; la profesora María Trinidad Guerra, ofrendó unas palabras que mi corazón, en un lugar sagrado, las hace eternas. He aquí un fragmento: “No se necesita ver al hombre, a la persona de José Atuesta para conocerlo, porque él plasma su vida, su idiosincrasia, sus sueños, sus preocupaciones y temores en cada verso. En su creación poética ha explorado la vida del campo y la ciudad, los avatares del tiempo en las distintas edades del ser humano, y ha condensado vida y amor en los senderos de la nostalgia y la gratitud. Hemos  querido con este acto pagar una parte de la deuda de Valledupar contraída con Atuesta, la deuda del alma que suspira frente a sus versos…”

Columnista
27 octubre, 2013

Fiesta a la palabra

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José Atuesta Mindiola

Somos una metáfora del lenguaje, porque estamos hechos esencialmente de palabras. La palabra siempre es algo compartido. Vivimos en un territorio ocupado por quien habla y por quien escucha, por quien escribe y por quien lee. Dependemos unos de otros y somos parte de una labor dinámica y perpetuamente inacabada.


Por José Atuesta Mindiola

Somos una metáfora del lenguaje, porque estamos hechos esencialmente de palabras. La palabra siempre es algo compartido. Vivimos en un territorio ocupado por quien habla y por quien escucha, por quien escribe y por quien lee. Dependemos unos de otros y somos parte de una labor dinámica y perpetuamente inacabada. 

El lenguaje es diversidad  de pensamiento y significado. El pensamiento es la esencia humana del lenguaje. Entre la razón y la acción, el diálogo, la lectura y la práctica posibilitan la relación del pensar y el crear. 

Narra William Ospina, “El anciano creía darle un cuento, pero el niño recibió una llave, con la que abriría después las bibliotecas… Un maestro con el que nunca había hablado puso en sus manos otro libro, hecho de papel y de tinta, pero al cerrarlo el niño no recordaba haber visto renglones llenos de letras sino un joven que intentaba volar desde un tejado, un hombre que jugaba a las cartas con el diablo, unas montañas llenas de historias”.

El amigo poeta Alberto Murgas Guerra, en un taller de creación literaria, haciendo gala de la estética de la brevedad, explicaba las características de las microficciones y los haikús, y quedó sorprendido cuando un niño de quinto de primaria de un colegio de Manaure, escribió: una cometa blanca / si la colorea / una mariposa. 

El talento es inherente al ser humano. En los estudiantes ningún conocimiento está vedado a su capacidad y es  ilimitada su vocación por el arte. Basta que alguien encienda la lámpara de la motivación para que el esplendor del talento ilumine los caminos de la creatividad.

El viernes anterior asistimos a dos colegios que honraban de fiesta a la palabra. En el Instpecam, los docentes del Departamento de Idiomas orientaron a un grupo de estudiantes de todos los grados para realizar la velada inolvidable, Celebrations. Alrededor de dos mil personas, entre estudiantes, profesores y padres de familia, se dieron cita a una noche de alegría e ingenio con jóvenes actores instpecamistas, que mostraron el dominio del idioma inglés. 

Los docentes de Humanidades y estudiantes de la Institución Educativa  CASD, celebraron el Día del Arte con una variada programación de canciones en inglés, dibujos en vitrales, danzas folclóricas y poesía. Hubo una exaltación a mi obra poética y docente; la profesora María Trinidad Guerra, ofrendó unas palabras que mi corazón, en un lugar sagrado, las hace eternas. He aquí un fragmento: “No se necesita ver al hombre, a la persona de José Atuesta para conocerlo, porque él plasma su vida, su idiosincrasia, sus sueños, sus preocupaciones y temores en cada verso. En su creación poética ha explorado la vida del campo y la ciudad, los avatares del tiempo en las distintas edades del ser humano, y ha condensado vida y amor en los senderos de la nostalgia y la gratitud. Hemos  querido con este acto pagar una parte de la deuda de Valledupar contraída con Atuesta, la deuda del alma que suspira frente a sus versos…”