El homenaje a Jaime Molina y Rafael Escalona culminó con una anécdota que Efraín ‘Mono’ Quintero narró de su juventud cuando el compositor era su vecino en Valledupar. Lo describió como un personaje del oeste por su forma de vestir: con sombrero y pistola.
En una emotiva jornada cargada de anécdotas, la Feria del Libro de Valledupar, Felva 2025, organizada por EL PILÓN y la Alcaldía de Valledupar, rindió un sentido homenaje a la entrañable amistad del compositor Rafael Escalona Martínez y el pintor Jaime Molina, íconos del arte y la cultura vallenata.
Durante el conversatorio ‘Jaime Molina: la canción de Escalona no solo narró una historia, pintó un personaje’, familiares y amigos evocaron las parrandas interminables en la casa de la familia Molina, donde cantaban vallenatos, declamaban décimas y poesías, que fueron revividas por Victoria ‘Tata’ Molina, hija del recordado pintor.
“Cuando se daban las parrandas interminables, que duraban hasta tres días en nuestra casa, con Gustavo Gutiérrez, Alfredo Gutiérrez, Poncho Zuleta y ‘El Turco’ Pavajeau, entre otros personajes que se reunían como una cofradía, con tantas expresiones artísticas, que se daban en el momento, mi papá declamaba porque era un orador y declamador excelso. Gustavo Gutiérrez le decía que tenía una voz impostada. En medio de esas parrandas mi papá declamaba y al final decía: ‘Ahora no voy a hablar yo, sino los Molina en miniatura’. Jaime, en su media lengua, declamaba y yo le traducía para que los que estaban ahí pudieran escuchar todo”, expresó Victoria Molina, quien heredó ese talento de su padre.
Añadió: “Yo heredé esa actitud de la declamación. Recuerdo que mi papá me enseñó muchas poesías y se han mantenido vigentes porque mi mamá nos enseñaba los poemas, permitiendo que se mantuviera ese talento y básicamente, muchos poemas. Declamaba poemas que componía, larguísimos, los cuales yo aún declamó, y algunas décimas”.
Una de las canciones más célebres de Rafael Escalona fue ‘Elegía a Jaime Molina’, tal vez la más sentida de su carrera, por describir la tristeza por la muerte de su compadre y la promesa que se hicieron durante una parranda cuando uno prometió pintar un retrato y el otro componer una canción al que muriera primero. Esta fue interpretada por el barítono Ernesto Angulo al principio del conversatorio, llenando de nostalgia al público presente en la Casa de la Cultura.
“Escalona en su canción describió lo que era Jaime Molina y esta canción es tajante y contundente como un homenaje a la amistad y al cariño que se tuvieron los dos. Mi papá nos mandaba cartas a nosotros y a mí me preguntaba por Jaime como si fuera un hermano”, dijo Rafael Escalona Jr. durante el conversatorio. Además, manifestó que conserva una gran amistad con los hijos del pintor como si fueran hermanos, ya que siempre que se encuentran en Valledupar dedican unos minutos para revivir esos momentos que atesoran en su memoria.
“Nosotros nos queremos como hermanos. Cada vez que me encuentro con ‘La Toya’ recordamos la cara de Victoria declamando con la carita roja porque se emocionaba y como era tan blanca se sonrojaba. Alma es una tía mía que la amo y ella me paga de la misma manera, es imposible olvidar eso. Mi casa era de parrandas y acordeón y la de Jaime de eventos culturales”, contó.
Durante el evento, se rememoraron momentos únicos, como las cartas que Escalona enviaba desde la distancia a través de amigos como ‘El Turco’ Pavajeau, o las veces que Jaime Molina, caricaturista brillante, retrataba a los personajes del pueblo con tal precisión que bastaba con ver la caricatura para reconocer al modelo. Un arte que sin ayuda de la tecnología sobresalió, como lo manifestó el diseñador gráfico Deivis Safady.
“La caricatura de Jaime Molina lo tiene todo: cumplía con los requisitos y era un genio en este arte porque uno en la actualidad se ayuda con tecnología, fotografías y su retrato era mero talento y como él, los personajes los retrataba de una forma que tú veías la caricatura y esa era la persona”, señaló Safady.
El homenaje a Jaime Molina y Rafael Escalona culminó con una anécdota que Efraín ‘Mono’ Quintero narró de su juventud cuando el compositor era su vecino en Valledupar. Lo describió como un personaje del oeste por su forma de vestir: con sombrero y pistola.
“Rafael Escalona fue vecino nuestro, con los López, que tienen un taller de mecánica por el Loperena, nos poníamos a coger mangos y un día salió el maestro Rafael Escalona con un palo a regañarnos porque nos habíamos montado en su camioneta. Era como un personaje del oeste con su sombrero y pistola”, narró.
El conversatorio realizado en el marco de la Feria del Libro de Valledupar, Felva 2025, contó con el apoyo de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia, SAYCO. En el transcurso del evento se leyeron las cartas que Jaime y Rafael se enviaban desde la distancia, dejando claro el profundo respeto y cariño que ambos se profesaban, amistad que sigue vigente entre los amantes del folclor vallenato.
POR: LUCÍA MENDOZA CUELLO/EL PILÓN.
El homenaje a Jaime Molina y Rafael Escalona culminó con una anécdota que Efraín ‘Mono’ Quintero narró de su juventud cuando el compositor era su vecino en Valledupar. Lo describió como un personaje del oeste por su forma de vestir: con sombrero y pistola.
En una emotiva jornada cargada de anécdotas, la Feria del Libro de Valledupar, Felva 2025, organizada por EL PILÓN y la Alcaldía de Valledupar, rindió un sentido homenaje a la entrañable amistad del compositor Rafael Escalona Martínez y el pintor Jaime Molina, íconos del arte y la cultura vallenata.
Durante el conversatorio ‘Jaime Molina: la canción de Escalona no solo narró una historia, pintó un personaje’, familiares y amigos evocaron las parrandas interminables en la casa de la familia Molina, donde cantaban vallenatos, declamaban décimas y poesías, que fueron revividas por Victoria ‘Tata’ Molina, hija del recordado pintor.
“Cuando se daban las parrandas interminables, que duraban hasta tres días en nuestra casa, con Gustavo Gutiérrez, Alfredo Gutiérrez, Poncho Zuleta y ‘El Turco’ Pavajeau, entre otros personajes que se reunían como una cofradía, con tantas expresiones artísticas, que se daban en el momento, mi papá declamaba porque era un orador y declamador excelso. Gustavo Gutiérrez le decía que tenía una voz impostada. En medio de esas parrandas mi papá declamaba y al final decía: ‘Ahora no voy a hablar yo, sino los Molina en miniatura’. Jaime, en su media lengua, declamaba y yo le traducía para que los que estaban ahí pudieran escuchar todo”, expresó Victoria Molina, quien heredó ese talento de su padre.
Añadió: “Yo heredé esa actitud de la declamación. Recuerdo que mi papá me enseñó muchas poesías y se han mantenido vigentes porque mi mamá nos enseñaba los poemas, permitiendo que se mantuviera ese talento y básicamente, muchos poemas. Declamaba poemas que componía, larguísimos, los cuales yo aún declamó, y algunas décimas”.
Una de las canciones más célebres de Rafael Escalona fue ‘Elegía a Jaime Molina’, tal vez la más sentida de su carrera, por describir la tristeza por la muerte de su compadre y la promesa que se hicieron durante una parranda cuando uno prometió pintar un retrato y el otro componer una canción al que muriera primero. Esta fue interpretada por el barítono Ernesto Angulo al principio del conversatorio, llenando de nostalgia al público presente en la Casa de la Cultura.
“Escalona en su canción describió lo que era Jaime Molina y esta canción es tajante y contundente como un homenaje a la amistad y al cariño que se tuvieron los dos. Mi papá nos mandaba cartas a nosotros y a mí me preguntaba por Jaime como si fuera un hermano”, dijo Rafael Escalona Jr. durante el conversatorio. Además, manifestó que conserva una gran amistad con los hijos del pintor como si fueran hermanos, ya que siempre que se encuentran en Valledupar dedican unos minutos para revivir esos momentos que atesoran en su memoria.
“Nosotros nos queremos como hermanos. Cada vez que me encuentro con ‘La Toya’ recordamos la cara de Victoria declamando con la carita roja porque se emocionaba y como era tan blanca se sonrojaba. Alma es una tía mía que la amo y ella me paga de la misma manera, es imposible olvidar eso. Mi casa era de parrandas y acordeón y la de Jaime de eventos culturales”, contó.
Durante el evento, se rememoraron momentos únicos, como las cartas que Escalona enviaba desde la distancia a través de amigos como ‘El Turco’ Pavajeau, o las veces que Jaime Molina, caricaturista brillante, retrataba a los personajes del pueblo con tal precisión que bastaba con ver la caricatura para reconocer al modelo. Un arte que sin ayuda de la tecnología sobresalió, como lo manifestó el diseñador gráfico Deivis Safady.
“La caricatura de Jaime Molina lo tiene todo: cumplía con los requisitos y era un genio en este arte porque uno en la actualidad se ayuda con tecnología, fotografías y su retrato era mero talento y como él, los personajes los retrataba de una forma que tú veías la caricatura y esa era la persona”, señaló Safady.
El homenaje a Jaime Molina y Rafael Escalona culminó con una anécdota que Efraín ‘Mono’ Quintero narró de su juventud cuando el compositor era su vecino en Valledupar. Lo describió como un personaje del oeste por su forma de vestir: con sombrero y pistola.
“Rafael Escalona fue vecino nuestro, con los López, que tienen un taller de mecánica por el Loperena, nos poníamos a coger mangos y un día salió el maestro Rafael Escalona con un palo a regañarnos porque nos habíamos montado en su camioneta. Era como un personaje del oeste con su sombrero y pistola”, narró.
El conversatorio realizado en el marco de la Feria del Libro de Valledupar, Felva 2025, contó con el apoyo de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia, SAYCO. En el transcurso del evento se leyeron las cartas que Jaime y Rafael se enviaban desde la distancia, dejando claro el profundo respeto y cariño que ambos se profesaban, amistad que sigue vigente entre los amantes del folclor vallenato.
POR: LUCÍA MENDOZA CUELLO/EL PILÓN.