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Columnista - 23 diciembre, 2016

Feliz Navidad

El título de esta columna es el objeto de ella, tener la satisfacción de poder desearles una Feliz Navidad a todo el mundo, pero especialmente a los que me leen extendida a sus seres queridos, pero también para aprovechar y pedirle al Niño Dios algunos aguinalditos para el bienestar colectivo, especialmente de la niñez, pues, […]

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El título de esta columna es el objeto de ella, tener la satisfacción de poder desearles una Feliz Navidad a todo el mundo, pero especialmente a los que me leen extendida a sus seres queridos, pero también para aprovechar y pedirle al Niño Dios algunos aguinalditos para el bienestar colectivo, especialmente de la niñez, pues, léase bien, la Navidad es una fiesta para los niños y con los niños a quien ojalá no se quede ninguno sin tener el gusto de recibir un regalo y dar una sonrisa. No es fiesta de mayores, que pechugonamente piden aguinaldos en todas las esquinas y hay que estarlos esquivando, porque así no hay bolsillo que aguante.

Y como no tengo más nada que decir al respecto, le voy a pedir al Niño Dios algunas cositas, para los demás y que inevitablemente me tocan también a mí: le pido al Niño Dios que intervenga ante los directores de los colegios tanto públicos como privados para que ocupen los servicios de personas como el doctor Orlando Velásquez que gratuitamente dicta conferencias sobre Cívica y Urbanidad con toda la idoneidad y sapiencia que lo caracterizan y les recuerde y enseñe a los niños cómo deben comportarse, especialmente con las niñas, con las damas, con los viejos, que hay que decir buenos días o buenas noches, que hay que darle buen trato a los mayores, que hay, que hay, que hay, etc, etc, etc.

Le pido al Niño Dios que intervenga ante las directivas del banco Colpatria para que haga del Cajero Automático de la Gobernación un sitio agradable y no el infierno que es hoy. Y hablando de Bancos y sitios públicos como Claro, Sanitas, Movistar, todas las EPS, Emdupar y Electricaribe, ya es hora de que construyan unos sanitarios adecuados para el servicio del público que allí concurre masivamente, porque o de no en cualquier momento van a sentir más malos olores, sino es que ya los han sentido.

Una petición especial querido Niño Dios es que le recuerdes a la juventud y a los empleados respectivos que los viejos tenemos por Ley preferencias establecidas, que en razón de nuestra edad no nos permite hacer colas ni permanecer ni siquiera sentados por largo rato; que no se pongan bravos cuando uno llegue y los desplace, porque ellos no son capaces de hacerlo voluntariamente y lo que hacen es insultarnos, desde viejo malpa hasta hp, lo mismo a los empleados, que no ignoran las normas y que sería bueno que recibieran instrucciones al respecto de sus jefes.

Esta petición Niño Dios es un poco elitista, pero válida, intercede ante los directivos del Club Valledupar para que se apiaden de sus socios, especialmente los viejos y señoras bellamente maquilladas y peinadas para que construyan o instalen un techo que permita no mojarse cuando acudimos a ese centro social.

En fin Niño Dios, danos en esta Navidad tranquilidad y felicidad para que esperemos el Año Nuevo agradecido de Ti, a quien te damos de aguinaldo un fuerte abrazo lleno de amor, entendimiento y tolerancia, pero especialmente amor, porque sin él no hay nada, para que lo esparzas en la faz de la tierra y pegue como pega la semilla del quicullo o kikuyo, sin tanto perendengue y tecnicismo.

Columnista
23 diciembre, 2016

Feliz Navidad

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

El título de esta columna es el objeto de ella, tener la satisfacción de poder desearles una Feliz Navidad a todo el mundo, pero especialmente a los que me leen extendida a sus seres queridos, pero también para aprovechar y pedirle al Niño Dios algunos aguinalditos para el bienestar colectivo, especialmente de la niñez, pues, […]


El título de esta columna es el objeto de ella, tener la satisfacción de poder desearles una Feliz Navidad a todo el mundo, pero especialmente a los que me leen extendida a sus seres queridos, pero también para aprovechar y pedirle al Niño Dios algunos aguinalditos para el bienestar colectivo, especialmente de la niñez, pues, léase bien, la Navidad es una fiesta para los niños y con los niños a quien ojalá no se quede ninguno sin tener el gusto de recibir un regalo y dar una sonrisa. No es fiesta de mayores, que pechugonamente piden aguinaldos en todas las esquinas y hay que estarlos esquivando, porque así no hay bolsillo que aguante.

Y como no tengo más nada que decir al respecto, le voy a pedir al Niño Dios algunas cositas, para los demás y que inevitablemente me tocan también a mí: le pido al Niño Dios que intervenga ante los directores de los colegios tanto públicos como privados para que ocupen los servicios de personas como el doctor Orlando Velásquez que gratuitamente dicta conferencias sobre Cívica y Urbanidad con toda la idoneidad y sapiencia que lo caracterizan y les recuerde y enseñe a los niños cómo deben comportarse, especialmente con las niñas, con las damas, con los viejos, que hay que decir buenos días o buenas noches, que hay que darle buen trato a los mayores, que hay, que hay, que hay, etc, etc, etc.

Le pido al Niño Dios que intervenga ante las directivas del banco Colpatria para que haga del Cajero Automático de la Gobernación un sitio agradable y no el infierno que es hoy. Y hablando de Bancos y sitios públicos como Claro, Sanitas, Movistar, todas las EPS, Emdupar y Electricaribe, ya es hora de que construyan unos sanitarios adecuados para el servicio del público que allí concurre masivamente, porque o de no en cualquier momento van a sentir más malos olores, sino es que ya los han sentido.

Una petición especial querido Niño Dios es que le recuerdes a la juventud y a los empleados respectivos que los viejos tenemos por Ley preferencias establecidas, que en razón de nuestra edad no nos permite hacer colas ni permanecer ni siquiera sentados por largo rato; que no se pongan bravos cuando uno llegue y los desplace, porque ellos no son capaces de hacerlo voluntariamente y lo que hacen es insultarnos, desde viejo malpa hasta hp, lo mismo a los empleados, que no ignoran las normas y que sería bueno que recibieran instrucciones al respecto de sus jefes.

Esta petición Niño Dios es un poco elitista, pero válida, intercede ante los directivos del Club Valledupar para que se apiaden de sus socios, especialmente los viejos y señoras bellamente maquilladas y peinadas para que construyan o instalen un techo que permita no mojarse cuando acudimos a ese centro social.

En fin Niño Dios, danos en esta Navidad tranquilidad y felicidad para que esperemos el Año Nuevo agradecido de Ti, a quien te damos de aguinaldo un fuerte abrazo lleno de amor, entendimiento y tolerancia, pero especialmente amor, porque sin él no hay nada, para que lo esparzas en la faz de la tierra y pegue como pega la semilla del quicullo o kikuyo, sin tanto perendengue y tecnicismo.