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Columnista - 29 diciembre, 2023

Feliz 2024

Llegamos a Curitiba, capital del estado de Paraná. Estaríamos ahí 3 días por lo que tomar el turibus era una excelente idea para ganar tiempo. 

Por Jorge Eduardo Ávila.

Llegamos a Curitiba, capital del estado de Paraná. Estaríamos ahí 3 días por lo que tomar el turibus era una excelente idea para ganar tiempo. 

En varios países del mundo he usado los turibuses, pero jamás con trayectos tan largos. Darle la vuelta a la ciudad puede tomar unas 5 o 6 horas, sin siquiera bajarse del bus. Decidimos bajarnos en lugares como el centro, el Bosque Alemán, el Museo de Oscar Niemeyer -uno de los más importantes arquitectos de la historia reciente-, para finalmente caminar a nuestro Airbnb. La ciudad es amplia, bien diseñada, es notoria la influencia europea en el diseño de viviendas, edificios y locales comerciales. Las zonas residenciales son tranquilas y seguras. Luego de recorrer esta ciudad, salimos rumbo a Blumenau, ciudad intermedia del estado de Santa Catarina.

Blumenau es una ciudad que tiene una enorme influencia alemana. De hecho, la fundaron colonos alemanes el 2 de septiembre de 1850. El Dr. Hermann Blumenau fue quien le dio su nombre y ahora viven allí cerca de 400 mil personas, descendientes también de portugueses, polacos e italianos. La arquitectura es completamente europea, de los siglos pasados. Al caminar por sus calles uno se siente en Alemania, el norte de Suiza o en algún lugar de la Alsacia francesa; es fascinante recorrerla a 35 grados de temperatura, que, por esta época, dista mucho de lo que se vive en el viejo continente. 

La comida es muy alemana también, comimos salchichas y varios tipos de carnes maduradas, solo nos faltó probar los pretzels. Visitamos 3 veces la Villa Germánica, un lugar enorme, ambientado con todo lo que uno encuentra en la temporada navideña en Alemania: nieve artificial, pista de patinaje en el hielo, mercado de Navidad, tiendas de suvenires, degustación de cerveza, etc. 

Estábamos de pantalones cortos y camisetas, nos aplicábamos bloqueador solar en la mañana, para salir a caminar por esta villa que nos transportaba varios miles de kilómetros a una atmósfera teutona muy bien ambientada. Tuvimos también la oportunidad de visitar el Museo de la Cerveza, lugar en el que se recrea de manera muy completa la historia de cómo llegó esta bebida al Brasil y cómo evolucionó hasta nuestros días, en los que Brasil ya ha creado su propia receta, única en el mundo. Se recrea ahí también el proceso de industrialización del sur del Brasil, que deja marcas tan importantes como la de ropa, Hering, y la de productos para el hogar y decoración, Karsten, -que está presente en más de 40 países-. 

Una vez dejamos Blumenau, seguimos por carretera hacia Florianópolis, capital del estado de Santa Catarina.  Hasta aquí ya habíamos recorrido más de 800 kms por la extraordinaria malla vial del Brasil. Encontramos una ciudad grande, amplia, muy turística por sus más de 100 playas. Entramos a buscar el top 10 de las más famosas playas en Google y elegimos 2: Ingleses y Mole -para visitar los 2 primeros días- y luego la de Ponta das Canas y otra sin definir, para los días 3 y 4. Ingleses es una playa tranquila, su arena es blanca, parece un tapete; tiene poco oleaje, el agua muy fría pero refrescante ante tan fuerte calor. Pasamos allí el día, con la comunidad local, almorzamos un delicioso pollo frito acompañado de papas a la francesa y cerramos con un par de Caipiriñas. 

Al siguiente día visitamos Mole, una playa más dinámica, llena de juventud proveniente de varios países suramericanos, de parapentes que volaban sobre nuestras cabezas, con un oleaje fuerte y de cuidado, varios grados por encima del agua de Ingleses. Almorzamos pescado y calamares apanados, papas a la francesa y nos expusimos más al sol que el día anterior. Maravilloso.

Mientras tanto, la emergencia sanitaria que se está generando en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá por cuenta de varios ciudadanos africanos -algunos de cuyos hijos, menores de edad, han sido abandonados ahí-, es completa responsabilidad del gobierno nacional, producto de ofrecimientos realizados por Francia Márquez en sus visitas a dicho continente. ¡Responda Francia y no derroche más nuestros impuestos! ¡Feliz y venturoso 2024!

Columnista
29 diciembre, 2023

Feliz 2024

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jorge Eduardo Ávila

Llegamos a Curitiba, capital del estado de Paraná. Estaríamos ahí 3 días por lo que tomar el turibus era una excelente idea para ganar tiempo. 


Por Jorge Eduardo Ávila.

Llegamos a Curitiba, capital del estado de Paraná. Estaríamos ahí 3 días por lo que tomar el turibus era una excelente idea para ganar tiempo. 

En varios países del mundo he usado los turibuses, pero jamás con trayectos tan largos. Darle la vuelta a la ciudad puede tomar unas 5 o 6 horas, sin siquiera bajarse del bus. Decidimos bajarnos en lugares como el centro, el Bosque Alemán, el Museo de Oscar Niemeyer -uno de los más importantes arquitectos de la historia reciente-, para finalmente caminar a nuestro Airbnb. La ciudad es amplia, bien diseñada, es notoria la influencia europea en el diseño de viviendas, edificios y locales comerciales. Las zonas residenciales son tranquilas y seguras. Luego de recorrer esta ciudad, salimos rumbo a Blumenau, ciudad intermedia del estado de Santa Catarina.

Blumenau es una ciudad que tiene una enorme influencia alemana. De hecho, la fundaron colonos alemanes el 2 de septiembre de 1850. El Dr. Hermann Blumenau fue quien le dio su nombre y ahora viven allí cerca de 400 mil personas, descendientes también de portugueses, polacos e italianos. La arquitectura es completamente europea, de los siglos pasados. Al caminar por sus calles uno se siente en Alemania, el norte de Suiza o en algún lugar de la Alsacia francesa; es fascinante recorrerla a 35 grados de temperatura, que, por esta época, dista mucho de lo que se vive en el viejo continente. 

La comida es muy alemana también, comimos salchichas y varios tipos de carnes maduradas, solo nos faltó probar los pretzels. Visitamos 3 veces la Villa Germánica, un lugar enorme, ambientado con todo lo que uno encuentra en la temporada navideña en Alemania: nieve artificial, pista de patinaje en el hielo, mercado de Navidad, tiendas de suvenires, degustación de cerveza, etc. 

Estábamos de pantalones cortos y camisetas, nos aplicábamos bloqueador solar en la mañana, para salir a caminar por esta villa que nos transportaba varios miles de kilómetros a una atmósfera teutona muy bien ambientada. Tuvimos también la oportunidad de visitar el Museo de la Cerveza, lugar en el que se recrea de manera muy completa la historia de cómo llegó esta bebida al Brasil y cómo evolucionó hasta nuestros días, en los que Brasil ya ha creado su propia receta, única en el mundo. Se recrea ahí también el proceso de industrialización del sur del Brasil, que deja marcas tan importantes como la de ropa, Hering, y la de productos para el hogar y decoración, Karsten, -que está presente en más de 40 países-. 

Una vez dejamos Blumenau, seguimos por carretera hacia Florianópolis, capital del estado de Santa Catarina.  Hasta aquí ya habíamos recorrido más de 800 kms por la extraordinaria malla vial del Brasil. Encontramos una ciudad grande, amplia, muy turística por sus más de 100 playas. Entramos a buscar el top 10 de las más famosas playas en Google y elegimos 2: Ingleses y Mole -para visitar los 2 primeros días- y luego la de Ponta das Canas y otra sin definir, para los días 3 y 4. Ingleses es una playa tranquila, su arena es blanca, parece un tapete; tiene poco oleaje, el agua muy fría pero refrescante ante tan fuerte calor. Pasamos allí el día, con la comunidad local, almorzamos un delicioso pollo frito acompañado de papas a la francesa y cerramos con un par de Caipiriñas. 

Al siguiente día visitamos Mole, una playa más dinámica, llena de juventud proveniente de varios países suramericanos, de parapentes que volaban sobre nuestras cabezas, con un oleaje fuerte y de cuidado, varios grados por encima del agua de Ingleses. Almorzamos pescado y calamares apanados, papas a la francesa y nos expusimos más al sol que el día anterior. Maravilloso.

Mientras tanto, la emergencia sanitaria que se está generando en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá por cuenta de varios ciudadanos africanos -algunos de cuyos hijos, menores de edad, han sido abandonados ahí-, es completa responsabilidad del gobierno nacional, producto de ofrecimientos realizados por Francia Márquez en sus visitas a dicho continente. ¡Responda Francia y no derroche más nuestros impuestos! ¡Feliz y venturoso 2024!