El proceso de paz se firma este año, no en marzo como estaba estipulado pero se firmará, y a esta nueva realidad hay que adaptarse, según el gobierno no había otra manera de hacerla, más que con esta feria de impunidad en la cual las Farc salieron ganadoras, pese a tantos crímenes, víctimas y años de violencia, sin embargo ya no queda de otra que aceptarla y todos, de alguna u otra forma, contribuir a este nuevo escenario.

Parece ser que Fedegan no quiere adaptarse, se resisten a lo que viene: guerrilleros en el congreso, opinando de lo divino y humano y haciendo parte de la nueva concepción política del país; sin duda, el gobierno le está pasando la cuenta de cobro al quitarle el manejo de 100.000 millones del Fondo Nacional del Ganado, dinero que debería invertirse en impulsar la comercialización y exportación de leche y carne y ayudar a financiar inversión en infraestructura e investigación, pero se ha hecho muy poco y siendo sinceros, Fedegan dio papaya, durante años el gremio era más una rosca de amigos que se repartían beneficios, excluyendo a otros sectores; diseñando proyectos que no se cumplieron; viajando al exterior con pocos resultados y para colmo, politizaron la entidad al extremo, es prácticamente un brazo del Centro Democrático, aunque no quieran reconocerlo.

¿Fedegan tendrá la suficiente altura para montarse al bus chimbo de la paz o decidirá quedarse y propiciar nuevos espacios de guerra? ya ocurrió en el pasado con los grupos paramilitares, que en gran parte se organizaron desde las fincas de los grandes terratenientes, el remedio resultó peor que la enfermedad. Por ahora la salida más viable es que Lafaurie viaje a La Habana, ojalá sin María Fernanda Cabal, y hable de frente con las Farc, se digan las verdades a la cara y dejen esta guerra mediática que solo genera incertidumbre para ambas partes, le serviría a las Farc porque se encuentra con sus enemigos de siempre y a Fedegan para que de una vez por todas asuma una posición que le aporte al país desde otra óptica, el gobierno debe proteger a Lafaurie ante las amenazas y darle plenas garantías para que desarrolle esta tarea.

Es el momento de pensar en un nuevo Fedegan, con una nueva junta que reunifique el gremio y piense en el postconflicto, restablezca las buenas relaciones con el gobierno para recuperar los recursos del FNG y explore otros caminos de entendimiento, evitando generar más violencia. Deben tomar ejemplo de los militares, que están buscando salidas alternas para no continuar en una guerra absurda, les conviene reaccionar porque se están quedando solos, forzando el final de una agremiación con tanta tradición, tan necesaria en tiempos de crisis para el desarrollo del campo colombiano, además podría aportar mucho a nivel internacional sobre todo en la exportación de carne.