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Columnista - 24 diciembre, 2016

Fe crítica

Busco plantear el hecho cierto de que la creencia en un ser superior tiene caminos diversos y que cada quien debe transitarlo conforme a su condición personal, pues no es lo mismo la fe del carbonero, que es incondicional y por lo tanto cómoda y la de quien ejerce la razón, sabiendo, como yo, que […]

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Busco plantear el hecho cierto de que la creencia en un ser superior tiene caminos diversos y que cada quien debe transitarlo conforme a su condición personal, pues no es lo mismo la fe del carbonero, que es incondicional y por lo tanto cómoda y la de quien ejerce la razón, sabiendo, como yo, que esta tiene la desventaja de no explicarlo todo y por eso propiciar inmensos vacíos.

El padre Alfonso Llanos S.J toca temas delicados y los plantea con una crudeza que golpean a quien no esté preparado y pueden dar pie a interpretaciones que extrapolan y distorsionan su intención, como cuando se refiere a la virginidad de María y manifiesta que sobre eso no se dijo nada en los primeros cuatros siglos del cristianismo.

Planteó que hoy nadie cree que un niño se tiene fuera del acto sexual y nos pone de presente lo que dijo en su momento, antes de ser Papa, Benedicto XVI dentro en esa línea: “La doctrina de la divinidad de Jesús no se vería afectada si Jesús hubiera sido fruto de un matrimonio humano normal”. Siempre lo he sostenido: a María no se le puede deshonrar por haber sido madre, eso la enaltece y engrandece su figura.

Y ¿qué tal cuando razona sobre la resurrección? “Decir en lenguaje metafórico que Jesús resucitó, que salió del sepulcro y subió al cielo es metáfora y yo, con mi fe de carbonero aceptaba que Jesús subió al cielo en cuerpo y alma… y añade: “cuando vinieron Copérnico y Galileo el paradigma del planeta cambió. No había cielo arriba ni infierno abajo y para escándalo de muchos, Juan Pablo II negó la metáfora cuando expresó que el cielo y el infierno no eran lugares sino estados interiores”.

Pura ingenuidad de sabio, porque no a muchas personas puede exigírseles tal capacidad de asimilación, pues transitar de la fe del carbonero a una adulta y crítica no es cuestión de masas, ni del efecto dominó. Suena elitista y lo es, y en principio debe serlo.

Lograr cambios implica una adecuación en el lenguaje para que no produzca desconcierto, es necesario establecer grados de comprensión, pues a esa luz brillante y maravillosa no se la puede observar sin los medios y preparación adecuados. El sol mirado directamente quema la retina.

La mayoría tiene fe ciega. Esa es casi toda la Iglesia Católica y fuera de esos dogmas, válidos para quienes se encuentran en la inmadurez en asuntos de fe, no hay salvación.

Pero quien escribe esto sabe que la cosa no es fácil. Cuando eventualmente uno toca en ciertos círculos estas cuestiones, la reacción puede ser hasta agresiva, sin embargo a nadie que no la tenga se le puede exigir madurez y todas las posiciones deben ser respetadas.

A mí me hubiera resultado imposible seguir asintiendo sin raciocinio, pero también admiro mucho a aquellos seres sencillos que profesan esa fe ciega. Feliz Navidad.

[email protected]

Columnista
24 diciembre, 2016

Fe crítica

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime García Chadid.

Busco plantear el hecho cierto de que la creencia en un ser superior tiene caminos diversos y que cada quien debe transitarlo conforme a su condición personal, pues no es lo mismo la fe del carbonero, que es incondicional y por lo tanto cómoda y la de quien ejerce la razón, sabiendo, como yo, que […]


Busco plantear el hecho cierto de que la creencia en un ser superior tiene caminos diversos y que cada quien debe transitarlo conforme a su condición personal, pues no es lo mismo la fe del carbonero, que es incondicional y por lo tanto cómoda y la de quien ejerce la razón, sabiendo, como yo, que esta tiene la desventaja de no explicarlo todo y por eso propiciar inmensos vacíos.

El padre Alfonso Llanos S.J toca temas delicados y los plantea con una crudeza que golpean a quien no esté preparado y pueden dar pie a interpretaciones que extrapolan y distorsionan su intención, como cuando se refiere a la virginidad de María y manifiesta que sobre eso no se dijo nada en los primeros cuatros siglos del cristianismo.

Planteó que hoy nadie cree que un niño se tiene fuera del acto sexual y nos pone de presente lo que dijo en su momento, antes de ser Papa, Benedicto XVI dentro en esa línea: “La doctrina de la divinidad de Jesús no se vería afectada si Jesús hubiera sido fruto de un matrimonio humano normal”. Siempre lo he sostenido: a María no se le puede deshonrar por haber sido madre, eso la enaltece y engrandece su figura.

Y ¿qué tal cuando razona sobre la resurrección? “Decir en lenguaje metafórico que Jesús resucitó, que salió del sepulcro y subió al cielo es metáfora y yo, con mi fe de carbonero aceptaba que Jesús subió al cielo en cuerpo y alma… y añade: “cuando vinieron Copérnico y Galileo el paradigma del planeta cambió. No había cielo arriba ni infierno abajo y para escándalo de muchos, Juan Pablo II negó la metáfora cuando expresó que el cielo y el infierno no eran lugares sino estados interiores”.

Pura ingenuidad de sabio, porque no a muchas personas puede exigírseles tal capacidad de asimilación, pues transitar de la fe del carbonero a una adulta y crítica no es cuestión de masas, ni del efecto dominó. Suena elitista y lo es, y en principio debe serlo.

Lograr cambios implica una adecuación en el lenguaje para que no produzca desconcierto, es necesario establecer grados de comprensión, pues a esa luz brillante y maravillosa no se la puede observar sin los medios y preparación adecuados. El sol mirado directamente quema la retina.

La mayoría tiene fe ciega. Esa es casi toda la Iglesia Católica y fuera de esos dogmas, válidos para quienes se encuentran en la inmadurez en asuntos de fe, no hay salvación.

Pero quien escribe esto sabe que la cosa no es fácil. Cuando eventualmente uno toca en ciertos círculos estas cuestiones, la reacción puede ser hasta agresiva, sin embargo a nadie que no la tenga se le puede exigir madurez y todas las posiciones deben ser respetadas.

A mí me hubiera resultado imposible seguir asintiendo sin raciocinio, pero también admiro mucho a aquellos seres sencillos que profesan esa fe ciega. Feliz Navidad.

[email protected]