Por: Amylkar D. Acosta M La propuesta del Gobierno, de desmontar los parafiscales para el SENA y el ICBF, así como la cotización en salud, dizque para generar un millón de empleos y promover la formalización, está fundamentada en tres falacias, a saber: la primera, que la competitividad de las empresas está lastrada por los […]
Por: Amylkar D. Acosta M
La propuesta del Gobierno, de desmontar los parafiscales para el SENA y el ICBF, así como la cotización en salud, dizque para generar un millón de empleos y promover la formalización, está fundamentada en tres falacias, a saber: la primera, que la competitividad de las empresas está lastrada por los excesivos costos laborales y no por otras razones de pronto más poderosas; la segunda, que al bajar los costos laborales las empresas se van a animar a enganchar más trabajadores a su nómina y la tercera, que el SENA y el ICBF no sufrirán mengua en sus ingresos con esta medida.
Este ha sido el caballito de batalla del cual se han servido algunos analistas e investigadores, que se han obcecado con la idea de bajar los costos laborales como la fórmula mágica de generar más empleo y contribuir a la formalización del mismo. Ellos han sido los mayores promotores de las reformas tendientes a flexibilizar la legislación laboral y de esta manera bajar los costos de contratación de la mano de obra, con los frustrantes resultados ya conocidos.
Pero, cabe preguntarse hasta dónde es cierto que el desempleo y la creciente ola de informalidad en el país obedecen solamente o principalmente a estas “cargas”. Cualquiera podría pensar que estas se han convertido en un fardo cada vez más pesado para la nómina, pero de acuerdo con un estudio del Observatorio del Mercado Laboral de la Universidad Externado de Colombia “los recargos a la nómina vigentes hoy son inferiores a los exigidos por la ley colombiana hace 25 años!”.
Y ello gracias a que “las reformas laborales de 1990 y 2002 acordaron unas rebajas importantes en los sobrecostos laborales…en la actualidad las empresas están pagando unos sobrecostos a la nómina inferiores a los vigentes hace 25 años”. Y la conclusión de dicho estudio es enfática: “los sobrecostos laborales no pueden considerarse la principal causa del elevado desempleo, así como muchos sostienen”. Es decir, se está partiendo de una premisa falsa para concluir que hay que desmontar los aportes al SENA, al ICBF y a salud “para que las empresas se decidan a contratar trabajadores”.
Con iguales propósitos, de reducir los costos laborales y por esta vía generar más empleo, se han adelantado varias reformas laborales en el pasado y sus resultados distan mucho de las metas planteadas. Esto era lo que se buscaba con la Ley 50 de 1990, la Ley 590 de 2000 y la Ley 789 de 2002 y más recientemente por la Ley 1429 de diciembre de 2010 y hoy en materia de empleo e informalidad no estamos mejor que cuando estuvimos peor. Se han reducido los costos laborales pero ello no ha contribuido a bajar la tasa de desempleo abierto. Y la razón es una sola, de Perogrullo, las empresas no van a contratar más mano de obra porque se les incentive a hacerlo a través de menores costos laborales, como no generaron más empleo las gabelas otorgadas a las empresas en los ocho años largos de la administración Uribe, sino en la medida que tengan más mercado para sus productos. Como lo afirma el Presidente de la SAC Rafael Mejía, “las empresas contratan más trabajadores cuando venden más y cuando a la economía le va bien y no necesariamente porque bajen los parafiscales”. A esta misma conclusión llegó la Misión de Empleo que coordinó el profesor Chénery a finales de los años 80 “el empleo crece sólo si la demanda aumenta”.
De modo que está por verse hasta dónde es factible que se cumpla la promesa del Ministro Cárdenas en el sentido que la eliminación de los parafiscales con los cuales se financia el presupuesto del SENA y el ICBF, así como la cotización a salud, se va a traducir en “que un millón de colombianos pasen de la informalidad a la formalidad”. Será verdad tanta belleza? Como afirma, con una gran dosis de sindéresis el ex director de la DIAN Horacio Ayala “uno no puede crear empleos por decreto, sino por razones económicas”. Ello es más difícil que soplar y hacer botella! Y ya hemos explicado que lo que se recaude con el nuevo impuesto CREE resultaría insuficiente para financiar al SENA y al ICBF. Quedaríamos, entonces, en el peor de los mundos, con el pecado y sin la gracia.
www.amylkaracosta.net
Por: Amylkar D. Acosta M La propuesta del Gobierno, de desmontar los parafiscales para el SENA y el ICBF, así como la cotización en salud, dizque para generar un millón de empleos y promover la formalización, está fundamentada en tres falacias, a saber: la primera, que la competitividad de las empresas está lastrada por los […]
Por: Amylkar D. Acosta M
La propuesta del Gobierno, de desmontar los parafiscales para el SENA y el ICBF, así como la cotización en salud, dizque para generar un millón de empleos y promover la formalización, está fundamentada en tres falacias, a saber: la primera, que la competitividad de las empresas está lastrada por los excesivos costos laborales y no por otras razones de pronto más poderosas; la segunda, que al bajar los costos laborales las empresas se van a animar a enganchar más trabajadores a su nómina y la tercera, que el SENA y el ICBF no sufrirán mengua en sus ingresos con esta medida.
Este ha sido el caballito de batalla del cual se han servido algunos analistas e investigadores, que se han obcecado con la idea de bajar los costos laborales como la fórmula mágica de generar más empleo y contribuir a la formalización del mismo. Ellos han sido los mayores promotores de las reformas tendientes a flexibilizar la legislación laboral y de esta manera bajar los costos de contratación de la mano de obra, con los frustrantes resultados ya conocidos.
Pero, cabe preguntarse hasta dónde es cierto que el desempleo y la creciente ola de informalidad en el país obedecen solamente o principalmente a estas “cargas”. Cualquiera podría pensar que estas se han convertido en un fardo cada vez más pesado para la nómina, pero de acuerdo con un estudio del Observatorio del Mercado Laboral de la Universidad Externado de Colombia “los recargos a la nómina vigentes hoy son inferiores a los exigidos por la ley colombiana hace 25 años!”.
Y ello gracias a que “las reformas laborales de 1990 y 2002 acordaron unas rebajas importantes en los sobrecostos laborales…en la actualidad las empresas están pagando unos sobrecostos a la nómina inferiores a los vigentes hace 25 años”. Y la conclusión de dicho estudio es enfática: “los sobrecostos laborales no pueden considerarse la principal causa del elevado desempleo, así como muchos sostienen”. Es decir, se está partiendo de una premisa falsa para concluir que hay que desmontar los aportes al SENA, al ICBF y a salud “para que las empresas se decidan a contratar trabajadores”.
Con iguales propósitos, de reducir los costos laborales y por esta vía generar más empleo, se han adelantado varias reformas laborales en el pasado y sus resultados distan mucho de las metas planteadas. Esto era lo que se buscaba con la Ley 50 de 1990, la Ley 590 de 2000 y la Ley 789 de 2002 y más recientemente por la Ley 1429 de diciembre de 2010 y hoy en materia de empleo e informalidad no estamos mejor que cuando estuvimos peor. Se han reducido los costos laborales pero ello no ha contribuido a bajar la tasa de desempleo abierto. Y la razón es una sola, de Perogrullo, las empresas no van a contratar más mano de obra porque se les incentive a hacerlo a través de menores costos laborales, como no generaron más empleo las gabelas otorgadas a las empresas en los ocho años largos de la administración Uribe, sino en la medida que tengan más mercado para sus productos. Como lo afirma el Presidente de la SAC Rafael Mejía, “las empresas contratan más trabajadores cuando venden más y cuando a la economía le va bien y no necesariamente porque bajen los parafiscales”. A esta misma conclusión llegó la Misión de Empleo que coordinó el profesor Chénery a finales de los años 80 “el empleo crece sólo si la demanda aumenta”.
De modo que está por verse hasta dónde es factible que se cumpla la promesa del Ministro Cárdenas en el sentido que la eliminación de los parafiscales con los cuales se financia el presupuesto del SENA y el ICBF, así como la cotización a salud, se va a traducir en “que un millón de colombianos pasen de la informalidad a la formalidad”. Será verdad tanta belleza? Como afirma, con una gran dosis de sindéresis el ex director de la DIAN Horacio Ayala “uno no puede crear empleos por decreto, sino por razones económicas”. Ello es más difícil que soplar y hacer botella! Y ya hemos explicado que lo que se recaude con el nuevo impuesto CREE resultaría insuficiente para financiar al SENA y al ICBF. Quedaríamos, entonces, en el peor de los mundos, con el pecado y sin la gracia.
www.amylkaracosta.net