Por  Gustavo Cotes Medina
La cumbre de los países europeos que tenía como principal objetivo fijar las bases para salvar el euro, finalizó en Bruselas el pasado 9 de diciembre. El acuerdo busca un avance para lograr una unión fiscal, de austeridad y de estabilidad, pero no define mecanismos de solidaridad, ni respuestas concretas a corto plazo para responder a la crisis de la deuda soberana que está acabando con las economías del continente europeo.
No hay más dinero sobre la mesa, no habrá más eurobonos y no se impulsa una acción decidida del Banco Central Europeo-BCE- en los mercados de deuda. Apenas se está insinuando un futuro refuerzo del Fondo Monetario Internacional-FMI- para que pueda acudir a futuros rescates en Europa. Este refuerzo es del orden de los 200.000 millones de euros.
Además, se hizo la promesa de no reestructurar más una deuda con la finalidad que los mercados financieros, que hoy están atacando al euro, empiecen a mirar los papeles de deuda como activos seguros.
Es importante que en los acuerdos se trate de imponer que las economías deberán tener déficit públicos muy cercanos a cero y ese objetivo se incluirá en las constituciones nacionales. Así mismo, se sancionará en forma automática a los países que sobrepasen el 3% de este déficit público. Con el acuerdo de Bruselas se podrá vetar los presupuestos nacionales y la justicia europea decidirá si algún país incumple.
Para julio de 2012, entrará en funcionamiento el Mecanismo Europeo de Estabilidad con una base de 500.000 millones de euros, como un fondo permanente para rescates, que serán gestionados por el Banco Central Europeo, pero que no tendrá la licencia bancaria para financiarlo.
Caso especial es del Reino Unido. Londres nunca creyó en el proyecto político de construcción europea, para ellos es un mercado interior. Los europeos cometen un error, que puede ser histórico, si siguen apostando por marginar a los británicos y si deciden impulsar a Fráncfort como competencia de Londres en el mundo de las finanzas.
Europa está avanzando hacia una unión fiscal y se impone la doctrina de Sarkosy-Merkel para adoptar una política de austeridad y ajustes que se convierte en un paso importante para salvar al euro como moneda única. ¡La anterior es una posición firme y clara! Muy pronto los mercados dirán si están equivocados o si lograron acertar.
Los escépticos están presionando para que haya un referendo que les permita salir de la Unión Europea, pero los británicos, encabezados por el primer ministro, David Cameron, parecen no entender que, en plena globalización, estos esfuerzos aislados y marchas solitarias son muy pequeños comparados con las grandes potencias emergentes.
Para Merkel esta cumbre marca “un punto de inflexión hacia una unión de estabilidad”. El encuentro en Bruselas de 27 países terminó con dos visiones de la construcción europea: una que quiere más solidaridad entre sus miembros y más regulación. La otra se limita solo a la lógica del mercado único. Precisamente la crisis europea es un producto de la desregulación financiera. De todas maneras, no se contempla la salida del Reino Unido de la Unión Europea, lo cual supondría “un gran empobrecimiento”.
La alternativa de solución a la crisis europea se debe a la estrategia propuesta por el eje franco-alemán que deja fortalecido el liderazgo de la canciller Ángela Merkel, con algunas críticas de la oposición de izquierda a Sarkozy y con dificultades en el congreso de su país al primer ministro David Cameron. Pero según el presidente francés, “los que  tratan de alimentar la germanofobia se descalifican”.
¡Hasta ahora, la Unión Europea marcha unida, sin el Reino Unido y con dos visiones que no aceptan una vuelta atrás. Los mercados tienen la palabra!
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