Un nuevo escándalo se toma la actualidad internacional: el caso del director del Fondo Monetario Internacional (FMI), el francés Dominique Strauss-Kahn, a quien se le acusa de haber intentado acceder sexualmente a una camarera de un lujoso hotel de Nueva York. El caso reúne todos los condimentos para convertirse en la comidilla internacional y tema […]
Un nuevo escándalo se toma la actualidad internacional: el caso del director del Fondo Monetario Internacional (FMI), el francés Dominique Strauss-Kahn, a quien se le acusa de haber intentado acceder sexualmente a una camarera de un lujoso hotel de Nueva York.
El caso reúne todos los condimentos para convertirse en la comidilla internacional y tema de las revistas del corazón y la farándula, pero también de las revistas y periódicos de economía y negocios de todos los países, pues, en últimas se trata de uno de los cargos más poderosos del mundo y con una gran incidencia en el futuro de la economía mundial.
En efecto, Dominique Strauss-Kahn es un abogado, con doctorado en economía, de origen judío y uno de las promesas del poderoso Partido Socialista Francés. Había sido Diputado, ex ministro de Industria y Comercio, ex ministro de Economía y Finanzas, director del FMI, hasta el caso en mención, y tenía grandes posibilidades de suceder a Nicolás Sarkozy, al frente del gobierno de Francia.
El hombre que hoy está en el ojo del huracán había manejado con éxito el proceso de adhesión de Francia a la Unión Europea, y desde el FMI abogó por reformas sustanciales al interior de esa institución, con el fin de favorecer los intereses y las políticas de países emergentes, como Colombia, y también venía contribuyendo en la superación de la crisis del sistema financiero internacional originada en 2007.
Más allá de todos los detalles hasta ahora conocidos del hecho, de la fama de mujeriego y travieso de Strauss-Kahn, hay que advertir que sólo será la justicia la que determinará lo que realmente pasó y hasta donde este fue un caso de un hombre poderoso que trató de abusar de una humilde empleada de hotel, hasta la hipótesis del complot para afectar la imagen y el futuro político de uno de los líderes más importantes de Francia y Europa, en los últimos años.
El lamentable drama que hoy vive Strauss-Kahn, ha dado pie para que se presente la tradicional y silenciosa controversia entre Europa y los Estados Unidos por la selección del futuro director del FMI. Tradicionalmente, el acuerdo ha sido que Europa asume la dirección del Fondo, máximo rector de las políticas económicas internacionales, y un norteamericano asume la dirección del Banco Mundial.
De mantenerse ese acuerdo político, la economista Christina Lagarde, actual Ministra de Economía de Francia, sería la candidata con más opción para suceder a Strauss-Kahn, al frente del poderoso organismo. No obstante, la actual puede ser una buena oportunidad para cambiar esa tradición política y buscar la dirección del FMI para una persona de origen distinto a Europa o los Estados Unidos.
En este último caso, tienen chance tres economistas con una amplia trayectoria internacional y también al interior del FMI, como es el caso del mexicano, Agustín Carstens, el sudafricano Trevor Manuel, y el turco Kemal Dervis.
El economista mexicano, Agustín Carstens, inició su carrera en el Banco de México, fue subdirector del FMI entre 2003 y 2006; Secretario de Hacienda de México entre 2006 y 2009, desde cuando se desempeña como gobernador del Banco de México, que equivale a la gerencia del Banco de la República, en nuestro país, cargo que ejerce actualmente.
Colombia, que tiene a un nacional suyo, Luis Alberto Moreno, al frente de la Presidencia del BID, debería liderar una campaña regional de apoyo a la designación de un economista de un país de América Latina, como México, en el nombre de Carstens, para la dirección del FMI, bajo la premisa de lograr un cambio en la visión de este organismo que tiene tanta injerencia en la orientación de la política económica y financiera internacional.
Un nuevo escándalo se toma la actualidad internacional: el caso del director del Fondo Monetario Internacional (FMI), el francés Dominique Strauss-Kahn, a quien se le acusa de haber intentado acceder sexualmente a una camarera de un lujoso hotel de Nueva York. El caso reúne todos los condimentos para convertirse en la comidilla internacional y tema […]
Un nuevo escándalo se toma la actualidad internacional: el caso del director del Fondo Monetario Internacional (FMI), el francés Dominique Strauss-Kahn, a quien se le acusa de haber intentado acceder sexualmente a una camarera de un lujoso hotel de Nueva York.
El caso reúne todos los condimentos para convertirse en la comidilla internacional y tema de las revistas del corazón y la farándula, pero también de las revistas y periódicos de economía y negocios de todos los países, pues, en últimas se trata de uno de los cargos más poderosos del mundo y con una gran incidencia en el futuro de la economía mundial.
En efecto, Dominique Strauss-Kahn es un abogado, con doctorado en economía, de origen judío y uno de las promesas del poderoso Partido Socialista Francés. Había sido Diputado, ex ministro de Industria y Comercio, ex ministro de Economía y Finanzas, director del FMI, hasta el caso en mención, y tenía grandes posibilidades de suceder a Nicolás Sarkozy, al frente del gobierno de Francia.
El hombre que hoy está en el ojo del huracán había manejado con éxito el proceso de adhesión de Francia a la Unión Europea, y desde el FMI abogó por reformas sustanciales al interior de esa institución, con el fin de favorecer los intereses y las políticas de países emergentes, como Colombia, y también venía contribuyendo en la superación de la crisis del sistema financiero internacional originada en 2007.
Más allá de todos los detalles hasta ahora conocidos del hecho, de la fama de mujeriego y travieso de Strauss-Kahn, hay que advertir que sólo será la justicia la que determinará lo que realmente pasó y hasta donde este fue un caso de un hombre poderoso que trató de abusar de una humilde empleada de hotel, hasta la hipótesis del complot para afectar la imagen y el futuro político de uno de los líderes más importantes de Francia y Europa, en los últimos años.
El lamentable drama que hoy vive Strauss-Kahn, ha dado pie para que se presente la tradicional y silenciosa controversia entre Europa y los Estados Unidos por la selección del futuro director del FMI. Tradicionalmente, el acuerdo ha sido que Europa asume la dirección del Fondo, máximo rector de las políticas económicas internacionales, y un norteamericano asume la dirección del Banco Mundial.
De mantenerse ese acuerdo político, la economista Christina Lagarde, actual Ministra de Economía de Francia, sería la candidata con más opción para suceder a Strauss-Kahn, al frente del poderoso organismo. No obstante, la actual puede ser una buena oportunidad para cambiar esa tradición política y buscar la dirección del FMI para una persona de origen distinto a Europa o los Estados Unidos.
En este último caso, tienen chance tres economistas con una amplia trayectoria internacional y también al interior del FMI, como es el caso del mexicano, Agustín Carstens, el sudafricano Trevor Manuel, y el turco Kemal Dervis.
El economista mexicano, Agustín Carstens, inició su carrera en el Banco de México, fue subdirector del FMI entre 2003 y 2006; Secretario de Hacienda de México entre 2006 y 2009, desde cuando se desempeña como gobernador del Banco de México, que equivale a la gerencia del Banco de la República, en nuestro país, cargo que ejerce actualmente.
Colombia, que tiene a un nacional suyo, Luis Alberto Moreno, al frente de la Presidencia del BID, debería liderar una campaña regional de apoyo a la designación de un economista de un país de América Latina, como México, en el nombre de Carstens, para la dirección del FMI, bajo la premisa de lograr un cambio en la visión de este organismo que tiene tanta injerencia en la orientación de la política económica y financiera internacional.