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Columnista - 10 enero, 2014

¡Es tiempo de parar!

Por Raúl Bermúdez Márquez “¿Qué está sucediendo en el corazón de los hombres? ¿Qué está sucediendo en el corazón de la humanidad?”, se preguntaba el papa Francisco ante decenas de miles de personas en la plaza de San Pedro el día en que la Iglesia Católica Romana conmemora el Día Mundial de la Paz. Esas […]

Por Raúl Bermúdez Márquez

“¿Qué está sucediendo en el corazón de los hombres? ¿Qué está sucediendo en el corazón de la humanidad?”, se preguntaba el papa Francisco ante decenas de miles de personas en la plaza de San Pedro el día en que la Iglesia Católica Romana conmemora el Día Mundial de la Paz. Esas reflexiones del máximo pontífice nos caen como anillo al dedo a los colombianos. ¿Qué nos ha pasado durante siglos? ¿Qué clase de sentimientos han anidado en nuestros corazones que a través de tanto tiempo nos hemos enfrentado en guerras y conflictos internos fratricidas cuyo resultado principal ha sido la muerte de incontables compatriotas?

Desde la conquista española, muy contados han sido los períodos en los cuales los espíritus se han desarmado y se ha producido una convivencia pacífica y armónica entre los colombianos. Vivimos hoy una circunstancia excepcional con los diálogos de La Habana. Se ha acordado con las FARC tal vez los dos puntos más difíciles de la agenda lo cual hace presagiar que el 2014 sea el año del fin del conflicto armado. Sin embargo, mucho camino repleto de espinas es necesario recorrer. Los mercenarios de la guerra no dan tregua; todo lo contrario, como en la Hidra de Lerna de la mitología griega-un antiguo y despiadado monstruo acuático con forma de serpiente policéfala y aliento venenoso-parecen poseer la virtud de regenerar dos cabezas por cada una que pierde o le es amputada.

Primero eran las explosivas declaraciones del ministro de defensa Luis Carlos Pinzón en contra del proceso, luego el tema de la convocatoria a una constituyente que puso en ciernes el proceso, después el sospechoso plan de la columna Teófilo Forero para asesinar al ex – presidente Uribe, siguió el viaje del procurador a la Corte Penal Internacional para que el organismo vigilar la aplicación de las penas correspondientes a los insurgentes, posteriormente la ridícula versión de un pacto de las FARC y el gobierno para neutralizar las listas al Congreso del Uribe Centro Democrático y ahora la duda de las FARC sobre la real voluntad del gobierno Santos para cumplir unos acuerdos motivada por la publicación de un periódico gringo donde señala la participación de la CIA en las operaciones aéreas que condujeron a la muerte de connotados dirigentes suyos como Raúl Reyes y el Mono Jojoy.

Por encima de la pretensión de quienes tienen la guerra como negocio y quieren prolongar el conflicto interno, la exhortación papal: “¡Es tiempo de parar!”, debe retumbar en la conciencia colectiva de los colombianos, para hacer un alto en el camino de la destrucción e iniciar el sendero de la convivencia pacífica, donde “Todos deben estar comprometidos con la construcción de una sociedad verdaderamente justa y solidaria” como claridosamente lo pregona ese magnífico representante de Dios en la tierra: el papa Francisco.

[email protected]

Columnista
10 enero, 2014

¡Es tiempo de parar!

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Raúl Bermúdez Márquez

Por Raúl Bermúdez Márquez “¿Qué está sucediendo en el corazón de los hombres? ¿Qué está sucediendo en el corazón de la humanidad?”, se preguntaba el papa Francisco ante decenas de miles de personas en la plaza de San Pedro el día en que la Iglesia Católica Romana conmemora el Día Mundial de la Paz. Esas […]


Por Raúl Bermúdez Márquez

“¿Qué está sucediendo en el corazón de los hombres? ¿Qué está sucediendo en el corazón de la humanidad?”, se preguntaba el papa Francisco ante decenas de miles de personas en la plaza de San Pedro el día en que la Iglesia Católica Romana conmemora el Día Mundial de la Paz. Esas reflexiones del máximo pontífice nos caen como anillo al dedo a los colombianos. ¿Qué nos ha pasado durante siglos? ¿Qué clase de sentimientos han anidado en nuestros corazones que a través de tanto tiempo nos hemos enfrentado en guerras y conflictos internos fratricidas cuyo resultado principal ha sido la muerte de incontables compatriotas?

Desde la conquista española, muy contados han sido los períodos en los cuales los espíritus se han desarmado y se ha producido una convivencia pacífica y armónica entre los colombianos. Vivimos hoy una circunstancia excepcional con los diálogos de La Habana. Se ha acordado con las FARC tal vez los dos puntos más difíciles de la agenda lo cual hace presagiar que el 2014 sea el año del fin del conflicto armado. Sin embargo, mucho camino repleto de espinas es necesario recorrer. Los mercenarios de la guerra no dan tregua; todo lo contrario, como en la Hidra de Lerna de la mitología griega-un antiguo y despiadado monstruo acuático con forma de serpiente policéfala y aliento venenoso-parecen poseer la virtud de regenerar dos cabezas por cada una que pierde o le es amputada.

Primero eran las explosivas declaraciones del ministro de defensa Luis Carlos Pinzón en contra del proceso, luego el tema de la convocatoria a una constituyente que puso en ciernes el proceso, después el sospechoso plan de la columna Teófilo Forero para asesinar al ex – presidente Uribe, siguió el viaje del procurador a la Corte Penal Internacional para que el organismo vigilar la aplicación de las penas correspondientes a los insurgentes, posteriormente la ridícula versión de un pacto de las FARC y el gobierno para neutralizar las listas al Congreso del Uribe Centro Democrático y ahora la duda de las FARC sobre la real voluntad del gobierno Santos para cumplir unos acuerdos motivada por la publicación de un periódico gringo donde señala la participación de la CIA en las operaciones aéreas que condujeron a la muerte de connotados dirigentes suyos como Raúl Reyes y el Mono Jojoy.

Por encima de la pretensión de quienes tienen la guerra como negocio y quieren prolongar el conflicto interno, la exhortación papal: “¡Es tiempo de parar!”, debe retumbar en la conciencia colectiva de los colombianos, para hacer un alto en el camino de la destrucción e iniciar el sendero de la convivencia pacífica, donde “Todos deben estar comprometidos con la construcción de una sociedad verdaderamente justa y solidaria” como claridosamente lo pregona ese magnífico representante de Dios en la tierra: el papa Francisco.

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