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Editorial - 26 agosto, 2014

Es la hora de la gasolina legal

Los propietarios de estaciones de gasolina en Valledupar tienen una excelente oportunidad para aumentar sus ventas, sí aprovechan que el precio del galón de gasolina que ingresa de contrabando de Venezuela subió debido al cierre de la frontera que hizo el gobierno del presidente Nicolás Maduro. El precio no es competencia en estos momentos. Lo […]

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Los propietarios de estaciones de gasolina en Valledupar tienen una excelente oportunidad para aumentar sus ventas, sí aprovechan que el precio del galón de gasolina que ingresa de contrabando de Venezuela subió debido al cierre de la frontera que hizo el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

El precio no es competencia en estos momentos. Lo que si sigue siendo una gran competencia es la medida de las estaciones de servicio, que hace una diferencia abismal y sin justificar a los miles de compradores de combustible de contrabando, se podría decir que este es el principal motivo por el que los usuarios prefieren llenar su tanque, aun a sabiendas que fortalecen el negocio ilegal.

Es un escenario en el que debe actuar la Alcaldía de Freddys Socarrás para que haga una labor de control estricto a las estaciones, para que el cliente sienta seguridad de que está recibiendo lo que está pagando. Los conductores y dueños de vehículos siempre han puesto en duda la medida en las estaciones legalmente constituidas y afirman que no expenden el galón completo, si acaso un 75 por ciento de este.

El mercado de combustible siempre será un buen negocio en Valledupar. La ciudad necesita mensualmente cerca de tres millones de galones para abastecer la demanda y de estos solo se distribuyen más de 300 mil galones en las gasolineras legales. El resto es el que venden los contrabandistas que logran ingresar a la capital cesarense más de dos millones setecientos mil galones. Es una pelea de ‘David con Goliat’, pero quiere decir que no se pueda lograr.

El Municipio necesita que le ingresen recursos por concepto de sobretasa de gasolina, las pérdidas por este rubro son millonarias (en el 2013 solo se recaudaron 2.300 millones de pesos), esos son motivos más que suficientes para que el Alcalde Socarrás asuma con tenacidad este control, sin que le tiemble la mano para ir de gasolinera en gasolinera a supervisar las medidas y a sancionar si no lo están haciendo correctamente.

Si ya ha dado pasos importantes frente al tema del combustible, al lograr el año pasado que el Gobierno Nacional bajara el precio base de liquidación del producto en Valledupar, por qué no seguir su lucha para que gane la legalidad. Es una meta que se logra con el aporte de todos, ya Venezuela hizo lo suyo, cerró las fronteras y se comienzan a ver las dificultades para ingresar el combustible a territorio colombiano. El precio seguramente seguirá en aumento y mientras tanto en Valledupar sigue el mismo panorama: calles, mejor barrios enteros convertidos en una gran gasolinera, con todos los riesgos que eso implica, vendiendo gasolina a diestra y siniestra, sin que ninguna autoridad haga algo.

Editorial
26 agosto, 2014

Es la hora de la gasolina legal

Los propietarios de estaciones de gasolina en Valledupar tienen una excelente oportunidad para aumentar sus ventas, sí aprovechan que el precio del galón de gasolina que ingresa de contrabando de Venezuela subió debido al cierre de la frontera que hizo el gobierno del presidente Nicolás Maduro. El precio no es competencia en estos momentos. Lo […]


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Los propietarios de estaciones de gasolina en Valledupar tienen una excelente oportunidad para aumentar sus ventas, sí aprovechan que el precio del galón de gasolina que ingresa de contrabando de Venezuela subió debido al cierre de la frontera que hizo el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

El precio no es competencia en estos momentos. Lo que si sigue siendo una gran competencia es la medida de las estaciones de servicio, que hace una diferencia abismal y sin justificar a los miles de compradores de combustible de contrabando, se podría decir que este es el principal motivo por el que los usuarios prefieren llenar su tanque, aun a sabiendas que fortalecen el negocio ilegal.

Es un escenario en el que debe actuar la Alcaldía de Freddys Socarrás para que haga una labor de control estricto a las estaciones, para que el cliente sienta seguridad de que está recibiendo lo que está pagando. Los conductores y dueños de vehículos siempre han puesto en duda la medida en las estaciones legalmente constituidas y afirman que no expenden el galón completo, si acaso un 75 por ciento de este.

El mercado de combustible siempre será un buen negocio en Valledupar. La ciudad necesita mensualmente cerca de tres millones de galones para abastecer la demanda y de estos solo se distribuyen más de 300 mil galones en las gasolineras legales. El resto es el que venden los contrabandistas que logran ingresar a la capital cesarense más de dos millones setecientos mil galones. Es una pelea de ‘David con Goliat’, pero quiere decir que no se pueda lograr.

El Municipio necesita que le ingresen recursos por concepto de sobretasa de gasolina, las pérdidas por este rubro son millonarias (en el 2013 solo se recaudaron 2.300 millones de pesos), esos son motivos más que suficientes para que el Alcalde Socarrás asuma con tenacidad este control, sin que le tiemble la mano para ir de gasolinera en gasolinera a supervisar las medidas y a sancionar si no lo están haciendo correctamente.

Si ya ha dado pasos importantes frente al tema del combustible, al lograr el año pasado que el Gobierno Nacional bajara el precio base de liquidación del producto en Valledupar, por qué no seguir su lucha para que gane la legalidad. Es una meta que se logra con el aporte de todos, ya Venezuela hizo lo suyo, cerró las fronteras y se comienzan a ver las dificultades para ingresar el combustible a territorio colombiano. El precio seguramente seguirá en aumento y mientras tanto en Valledupar sigue el mismo panorama: calles, mejor barrios enteros convertidos en una gran gasolinera, con todos los riesgos que eso implica, vendiendo gasolina a diestra y siniestra, sin que ninguna autoridad haga algo.