El segundo gobierno en cuerpo propio del gobernador Monsalvo Gnecco ha sido un desastre para el Cesar, tanto como su primer periodo. Líos judiciales que lo han llevado a estar detenido dos veces, escándalos de corrupción que lo volvieron famoso, derroche de las regalías en obras innecesarias mientras muere la red de salud, prepotencia y […]
El segundo gobierno en cuerpo propio del gobernador Monsalvo Gnecco ha sido un desastre para el Cesar, tanto como su primer periodo. Líos judiciales que lo han llevado a estar detenido dos veces, escándalos de corrupción que lo volvieron famoso, derroche de las regalías en obras innecesarias mientras muere la red de salud, prepotencia y desconexión de la realidad, entre otros hechos, han comenzado a correr el velo condescendiente con la familia dueña del poder político y el erario del departamento.
Las campañas políticas de esta familia no se bajan de los 20 mil millones de pesos, con apoyo comprado de 4 de los 5 candidatos a las alcaldías en los 25 municipios del Cesar, con miles de sombrillas, camisetas tipo polo y hasta zapatos con publicidad regalados por doquier en todo el departamento. Ah, y con el apoyo de la mayoría de caciques políticos arrodillados y congresistas aliados.
Así han ganado la Gobernación del Cesar en tres periodos consecutivos, sin dar un solo debate de propuestas, comprando a los que se dejan comprar y jugando con la necesidad de más de la mitad de cesarenses a los que ellos han sumido en la pobreza y la miseria en 10 años de poder.
El Cesar vive un remedo de elecciones y supuesta “democracia” donde una familia sabe que tiene el resultado asegurado y que llega a recuperar y multiplicar la plata con la contratación del “yo con yo”. Es la puesta en escena de un rey que tiene todo servido para seguir mandando como capataz de finca, si la justicia no opera.
Aun así, tuvieron el descaro de vender que “lo hizo bien”. Sí, lo hizo bien quien prometió el mejor estadio de fútbol de Colombia y nos dejó un elefante blanco ‘mamonuo’, que al día de hoy solo sirve para vacunar. Quien prometió la Universidad Nacional entregada con más de 5 años de retraso y con deficiencias en infraestructura. El de los famosos Centros de Desarrollo Tecnológico, CDT, que han costado más de 80 mil millones y están inconclusos.
Hoy tenemos, si es que tenemos, un CDT ganadero que poco le ha servido a los ganaderos y un CDT pesquero sin agua y lejos de los pescadores. Toda una comedia para reírse sino fuera porque ese festín se ha hecho con nuestros recursos. El famoso kilo de hígado a $65 mil del PAE para los niños que tiene al gobernador en detención con acusaciones sólidas que no han sido rebatidas y que jurídicamente tienen todas las posibilidades de valerle una condena.
Todo eso fue escondido con buena publicidad, donde construyeron un mundo paralelo, una especie de velo que impide ver la realidad del departamento y que hizo parecer como buena la gestión familiar. Lo mismo que hacen ahora con el eslogan de ‘Lo hacemos mejor’, frase que esconde sobrecostos en mercados, negoción de 140 mil millones con licitaciones amañadas, y la sepultura de la red pública de salud. En fin, el buen marketing que hay que reconocerle al gobernador ha logrado perfumar varios bodrios.
La inoperancia de los organismos de control y la condescendencia de buena parte de la opinión pública local ha contribuido a que la familia Monsalvo Gnecco maneje el Cesar como su finca. La Asamblea departamental, a falta de notarías en el departamento, pasó a ser notaria de todo lo que ha provenido del gobernador en 10 años. Claro, con honrosas excepciones como la de los diputados Claudia Zuleta y Quintín Quintero cuyo control político conocemos.
Finalmente, que sea la justicia imparcial, sin prebendas económicas o caídas del cielo, quien defina la situación judicial del gobernador detenido. No es tanto pedir. Y lo más importante, que los cesarenses se quiten el velo sobre esta familia y voten bien cada vez que vuelvan a pisar una urna.
Adenda: Iván Duque debe designar una persona sin tacha como gobernador encargado, que cambie las malas prácticas en la cosa pública. Es pedirle peras al olmo, pero es lo mínimo que debería hacer.
@IvanLozanoba
El segundo gobierno en cuerpo propio del gobernador Monsalvo Gnecco ha sido un desastre para el Cesar, tanto como su primer periodo. Líos judiciales que lo han llevado a estar detenido dos veces, escándalos de corrupción que lo volvieron famoso, derroche de las regalías en obras innecesarias mientras muere la red de salud, prepotencia y […]
El segundo gobierno en cuerpo propio del gobernador Monsalvo Gnecco ha sido un desastre para el Cesar, tanto como su primer periodo. Líos judiciales que lo han llevado a estar detenido dos veces, escándalos de corrupción que lo volvieron famoso, derroche de las regalías en obras innecesarias mientras muere la red de salud, prepotencia y desconexión de la realidad, entre otros hechos, han comenzado a correr el velo condescendiente con la familia dueña del poder político y el erario del departamento.
Las campañas políticas de esta familia no se bajan de los 20 mil millones de pesos, con apoyo comprado de 4 de los 5 candidatos a las alcaldías en los 25 municipios del Cesar, con miles de sombrillas, camisetas tipo polo y hasta zapatos con publicidad regalados por doquier en todo el departamento. Ah, y con el apoyo de la mayoría de caciques políticos arrodillados y congresistas aliados.
Así han ganado la Gobernación del Cesar en tres periodos consecutivos, sin dar un solo debate de propuestas, comprando a los que se dejan comprar y jugando con la necesidad de más de la mitad de cesarenses a los que ellos han sumido en la pobreza y la miseria en 10 años de poder.
El Cesar vive un remedo de elecciones y supuesta “democracia” donde una familia sabe que tiene el resultado asegurado y que llega a recuperar y multiplicar la plata con la contratación del “yo con yo”. Es la puesta en escena de un rey que tiene todo servido para seguir mandando como capataz de finca, si la justicia no opera.
Aun así, tuvieron el descaro de vender que “lo hizo bien”. Sí, lo hizo bien quien prometió el mejor estadio de fútbol de Colombia y nos dejó un elefante blanco ‘mamonuo’, que al día de hoy solo sirve para vacunar. Quien prometió la Universidad Nacional entregada con más de 5 años de retraso y con deficiencias en infraestructura. El de los famosos Centros de Desarrollo Tecnológico, CDT, que han costado más de 80 mil millones y están inconclusos.
Hoy tenemos, si es que tenemos, un CDT ganadero que poco le ha servido a los ganaderos y un CDT pesquero sin agua y lejos de los pescadores. Toda una comedia para reírse sino fuera porque ese festín se ha hecho con nuestros recursos. El famoso kilo de hígado a $65 mil del PAE para los niños que tiene al gobernador en detención con acusaciones sólidas que no han sido rebatidas y que jurídicamente tienen todas las posibilidades de valerle una condena.
Todo eso fue escondido con buena publicidad, donde construyeron un mundo paralelo, una especie de velo que impide ver la realidad del departamento y que hizo parecer como buena la gestión familiar. Lo mismo que hacen ahora con el eslogan de ‘Lo hacemos mejor’, frase que esconde sobrecostos en mercados, negoción de 140 mil millones con licitaciones amañadas, y la sepultura de la red pública de salud. En fin, el buen marketing que hay que reconocerle al gobernador ha logrado perfumar varios bodrios.
La inoperancia de los organismos de control y la condescendencia de buena parte de la opinión pública local ha contribuido a que la familia Monsalvo Gnecco maneje el Cesar como su finca. La Asamblea departamental, a falta de notarías en el departamento, pasó a ser notaria de todo lo que ha provenido del gobernador en 10 años. Claro, con honrosas excepciones como la de los diputados Claudia Zuleta y Quintín Quintero cuyo control político conocemos.
Finalmente, que sea la justicia imparcial, sin prebendas económicas o caídas del cielo, quien defina la situación judicial del gobernador detenido. No es tanto pedir. Y lo más importante, que los cesarenses se quiten el velo sobre esta familia y voten bien cada vez que vuelvan a pisar una urna.
Adenda: Iván Duque debe designar una persona sin tacha como gobernador encargado, que cambie las malas prácticas en la cosa pública. Es pedirle peras al olmo, pero es lo mínimo que debería hacer.
@IvanLozanoba