El Informe sobre el desarrollo mundial (mente, sociedad y desarrollo), no podría haber sido más oportuno para estos días de reflexión, acerca el futuro de la especie humana; y que en lo local, se avecina la formulación de los planes de desarrollo. El mensaje principal del informe es que se debe hacer más por entender […]
El Informe sobre el desarrollo mundial (mente, sociedad y desarrollo), no podría haber sido más oportuno para estos días de reflexión, acerca el futuro de la especie humana; y que en lo local, se avecina la formulación de los planes de desarrollo.
El mensaje principal del informe es que se debe hacer más por entender y cambiar la conducta humana.
Las investigaciones del Banco Mundial, en los últimos tiempos han permitido conocer mejor las influencias psicológicas, sociales y culturales a que están sujetas la toma de decisiones y la conducta de los seres humanos, y han demostrado que dichas influencias tienen un impacto significativo en los resultados en términos de desarrollo.
Estos análisis también revelan que las ideas sobre cómo las personas toman decisiones pueden llevar a diseñar nuevas intervenciones que ayuden a los hogares a ahorrar más, a las empresas a aumentar su productividad, a las comunidades a reducir la prevalencia de las enfermedades, a los padres a mejorar el desarrollo cognitivo de sus hijos, y a los consumidores a ahorrar energía. Esto involucra un nuevo enfoque sobre la toma de decisiones y la conducta, lo cual a mi juicio, es muy promisorio, y su ámbito de aplicación es muy amplio.
Algunos elementos que este enfoque incluye y que los mandatarios locales deberían empezar a valorar, son: Primero, los especialistas en el desarrollo deben centrarse no solo en determinar qué intervenciones son necesarias sino también en cómo se ponen en práctica. Ello, a su vez, exige que los organismos de ejecución dediquen más tiempo y recursos a la experimentación, el aprendizaje y la adaptación durante el ciclo de las intervenciones.
Segundo, como todos los seres humanos, los profesionales del desarrollo y los encargados de formular las políticas están sujetos a sesgos psicológicos. Los Gobiernos y las instituciones internacionales, deben aplicar medidas para mitigar estos sesgos, como el diagnóstico más riguroso de la mentalidad de las personas a las que tratamos de ayudar.
Lo anterior, no es teoría, y en Colombia en algunas regiones como Antioquia y Bogotá D.C., han venido avanzando.
Por ello no es descabellado pensar que en el Cesar y sus municipios, por ejemplo: FEDECESAR complemente la ayuda económica, con iniciativas que potencien los talentos, habilidades y competencias, antes de acceder a los créditos. Otro ejemplo, que los programas de atención a madres gestantes, involucren no solo lo fisiológico, sino aspectos emocionales y espirituales. Este complemento ha mostrado ser efectivo para la reducción de las tasas de bajo peso al nacer y mejora el vínculo psicoafectivo madre-feto.
El Informe sobre el desarrollo mundial (mente, sociedad y desarrollo), no podría haber sido más oportuno para estos días de reflexión, acerca el futuro de la especie humana; y que en lo local, se avecina la formulación de los planes de desarrollo. El mensaje principal del informe es que se debe hacer más por entender […]
El Informe sobre el desarrollo mundial (mente, sociedad y desarrollo), no podría haber sido más oportuno para estos días de reflexión, acerca el futuro de la especie humana; y que en lo local, se avecina la formulación de los planes de desarrollo.
El mensaje principal del informe es que se debe hacer más por entender y cambiar la conducta humana.
Las investigaciones del Banco Mundial, en los últimos tiempos han permitido conocer mejor las influencias psicológicas, sociales y culturales a que están sujetas la toma de decisiones y la conducta de los seres humanos, y han demostrado que dichas influencias tienen un impacto significativo en los resultados en términos de desarrollo.
Estos análisis también revelan que las ideas sobre cómo las personas toman decisiones pueden llevar a diseñar nuevas intervenciones que ayuden a los hogares a ahorrar más, a las empresas a aumentar su productividad, a las comunidades a reducir la prevalencia de las enfermedades, a los padres a mejorar el desarrollo cognitivo de sus hijos, y a los consumidores a ahorrar energía. Esto involucra un nuevo enfoque sobre la toma de decisiones y la conducta, lo cual a mi juicio, es muy promisorio, y su ámbito de aplicación es muy amplio.
Algunos elementos que este enfoque incluye y que los mandatarios locales deberían empezar a valorar, son: Primero, los especialistas en el desarrollo deben centrarse no solo en determinar qué intervenciones son necesarias sino también en cómo se ponen en práctica. Ello, a su vez, exige que los organismos de ejecución dediquen más tiempo y recursos a la experimentación, el aprendizaje y la adaptación durante el ciclo de las intervenciones.
Segundo, como todos los seres humanos, los profesionales del desarrollo y los encargados de formular las políticas están sujetos a sesgos psicológicos. Los Gobiernos y las instituciones internacionales, deben aplicar medidas para mitigar estos sesgos, como el diagnóstico más riguroso de la mentalidad de las personas a las que tratamos de ayudar.
Lo anterior, no es teoría, y en Colombia en algunas regiones como Antioquia y Bogotá D.C., han venido avanzando.
Por ello no es descabellado pensar que en el Cesar y sus municipios, por ejemplo: FEDECESAR complemente la ayuda económica, con iniciativas que potencien los talentos, habilidades y competencias, antes de acceder a los créditos. Otro ejemplo, que los programas de atención a madres gestantes, involucren no solo lo fisiológico, sino aspectos emocionales y espirituales. Este complemento ha mostrado ser efectivo para la reducción de las tasas de bajo peso al nacer y mejora el vínculo psicoafectivo madre-feto.