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Columnista - 14 julio, 2023

Era un hombre bueno

Como podemos ver, ‘Luquita’ fue un ganador siempre, nunca fue derrotado en el campo electoral, pero por culpa de algunos subalternos fue víctima de decisiones judiciales, pues la justicia determinó que él era el responsable como nominador y jefe y lo condenó y lo redujeron a nada, hasta llevarlo al sepulcro, porque su muerte se debió a la cruel e inhumana persecución a que fue sometido por culpa de delitos cometidos por otros.

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Por José Manuel Aponte Martínez

Aquí no hay don Lucas, ni siquiera Lucas, para mí simplemente ‘Luquita’, así lo llamé desde cuando muy jóvenes nos conocimos e hicimos una fraternal amistad; su vida fue polémica como son todas las de los hombres que sobresalen, especialmente en la política, donde ‘Luquita’ apareció como soldado raso en la ANAPO y de ahí fue al Concejo de La Paz en donde logró sacar en su lista más de la mitad de sus integrantes, fenómeno nunca visto en la tierra de ‘La Lilo’, su abnegada y noble esposa; después aspiró a la Asamblea y sacó los votos suficientes para ser elegido representante, otro récord electoral hasta ahora no igualado; fue candidato a la Cámara y superó en votos al senador, caso único en el Cesar, no sé, porque no he indagado sí en el resto del país; fue elegido primer Gobernador enfrentado a un coloso de la vida pública cesarense Alfonso Campo Soto, a quien derrotó gracias a la decidida colaboración de la fracción conservadora dirigida por don Manuel Germán Cuello Gutiérrez y el representante Alfredo Cuello Dávila. De nuevo aspiró a la Gobernación enfrentado a la mujer más importante que ha tenido este departamento, Consuelo Araujo Noguera y le ganó por amplio margen.

Como podemos ver, ‘Luquita’ fue un ganador siempre, nunca fue derrotado en el campo electoral, pero por culpa de algunos subalternos fue víctima de decisiones judiciales, pues la justicia determinó que él era el responsable como nominador y jefe y lo condenó y lo redujeron a nada, hasta llevarlo al sepulcro, porque su muerte se debió a la cruel e inhumana persecución a que fue sometido por culpa de delitos cometidos por otros.

Se murió ‘Luquita’, falleció en Medellín después de sufrir mucho por una larga enfermedad, pero para mí la más grave fue la moral, la del alma, de ella no se pudo recuperar, pues hasta última hora se empeñaban en martirizarlo con decisiones judiciales adversas, tal como tratar de suspenderle la libertad de que gozaba como lo han hecho con miles de personas enfermas y viejas como él. Se murió y su muerte marcó otro hito, otro récord, su sepelio y honras fúnebres fueron apoteósicas como jamás se habían visto en esta ciudad, donde miles de personas acudieron llorando y afligidos a darle el último adiós a su amigo, a su benefactor, al hombre que vivía en función permanente de servirle a todo el que llegara a su casa en procura de ayuda.

Entonces se pregunta uno: ¿cuál era el fenómeno de ‘Luquita’ para aglutinar tanta gente a su alrededor aún después de muerto? Y la respuesta es sencilla, lo querían, respetaban y seguían porque era un hombre bueno, sí, con mayúsculas ERA UN HOMBRE BUENO, que todos los días del mundo estaba en función de servirle y querer a su prójimo tal como lo establecen las leyes de Dios, de quien era un fervoroso creyente.

Se murió ‘Luquita’, mi buen amigo, mi compadre, mi compañero de muchas faenas, mi hermano con quien pasé ratos agradables y otros muy duros y con él se fue una persona muy difícil de reemplazar que mucha falta le va hacer a este departamento huérfano de un líder y ojalá ‘Pepe’, su hermano, resuelva tomar las riendas de su herencia política y en compañía del senador José Alfredo y su hermana Cielo, nos encaucen por los senderos del progreso y la prosperidad.

‘Lilo’, José Alfredo, ‘Lalo’, Silene, José Amiro y Eliana, se fue  tu esposo y su papá, pero les quedan sus miles de amigos, entre ellos yo, que como siempre estoy presto a serviles en lo que esté a mi alcance.

Adiós hermano, adiós ‘Luquita’, saludo a los buenos que como tú están en el cielo, descansa en paz.

Columnista
14 julio, 2023

Era un hombre bueno

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
José M. Aponte Martínez

Como podemos ver, ‘Luquita’ fue un ganador siempre, nunca fue derrotado en el campo electoral, pero por culpa de algunos subalternos fue víctima de decisiones judiciales, pues la justicia determinó que él era el responsable como nominador y jefe y lo condenó y lo redujeron a nada, hasta llevarlo al sepulcro, porque su muerte se debió a la cruel e inhumana persecución a que fue sometido por culpa de delitos cometidos por otros.


Por José Manuel Aponte Martínez

Aquí no hay don Lucas, ni siquiera Lucas, para mí simplemente ‘Luquita’, así lo llamé desde cuando muy jóvenes nos conocimos e hicimos una fraternal amistad; su vida fue polémica como son todas las de los hombres que sobresalen, especialmente en la política, donde ‘Luquita’ apareció como soldado raso en la ANAPO y de ahí fue al Concejo de La Paz en donde logró sacar en su lista más de la mitad de sus integrantes, fenómeno nunca visto en la tierra de ‘La Lilo’, su abnegada y noble esposa; después aspiró a la Asamblea y sacó los votos suficientes para ser elegido representante, otro récord electoral hasta ahora no igualado; fue candidato a la Cámara y superó en votos al senador, caso único en el Cesar, no sé, porque no he indagado sí en el resto del país; fue elegido primer Gobernador enfrentado a un coloso de la vida pública cesarense Alfonso Campo Soto, a quien derrotó gracias a la decidida colaboración de la fracción conservadora dirigida por don Manuel Germán Cuello Gutiérrez y el representante Alfredo Cuello Dávila. De nuevo aspiró a la Gobernación enfrentado a la mujer más importante que ha tenido este departamento, Consuelo Araujo Noguera y le ganó por amplio margen.

Como podemos ver, ‘Luquita’ fue un ganador siempre, nunca fue derrotado en el campo electoral, pero por culpa de algunos subalternos fue víctima de decisiones judiciales, pues la justicia determinó que él era el responsable como nominador y jefe y lo condenó y lo redujeron a nada, hasta llevarlo al sepulcro, porque su muerte se debió a la cruel e inhumana persecución a que fue sometido por culpa de delitos cometidos por otros.

Se murió ‘Luquita’, falleció en Medellín después de sufrir mucho por una larga enfermedad, pero para mí la más grave fue la moral, la del alma, de ella no se pudo recuperar, pues hasta última hora se empeñaban en martirizarlo con decisiones judiciales adversas, tal como tratar de suspenderle la libertad de que gozaba como lo han hecho con miles de personas enfermas y viejas como él. Se murió y su muerte marcó otro hito, otro récord, su sepelio y honras fúnebres fueron apoteósicas como jamás se habían visto en esta ciudad, donde miles de personas acudieron llorando y afligidos a darle el último adiós a su amigo, a su benefactor, al hombre que vivía en función permanente de servirle a todo el que llegara a su casa en procura de ayuda.

Entonces se pregunta uno: ¿cuál era el fenómeno de ‘Luquita’ para aglutinar tanta gente a su alrededor aún después de muerto? Y la respuesta es sencilla, lo querían, respetaban y seguían porque era un hombre bueno, sí, con mayúsculas ERA UN HOMBRE BUENO, que todos los días del mundo estaba en función de servirle y querer a su prójimo tal como lo establecen las leyes de Dios, de quien era un fervoroso creyente.

Se murió ‘Luquita’, mi buen amigo, mi compadre, mi compañero de muchas faenas, mi hermano con quien pasé ratos agradables y otros muy duros y con él se fue una persona muy difícil de reemplazar que mucha falta le va hacer a este departamento huérfano de un líder y ojalá ‘Pepe’, su hermano, resuelva tomar las riendas de su herencia política y en compañía del senador José Alfredo y su hermana Cielo, nos encaucen por los senderos del progreso y la prosperidad.

‘Lilo’, José Alfredo, ‘Lalo’, Silene, José Amiro y Eliana, se fue  tu esposo y su papá, pero les quedan sus miles de amigos, entre ellos yo, que como siempre estoy presto a serviles en lo que esté a mi alcance.

Adiós hermano, adiós ‘Luquita’, saludo a los buenos que como tú están en el cielo, descansa en paz.