Cuando hablamos de cumbias o merengues, lo que primero le viene a uno a la mente es que se refiere a dos ritmos musicales del Caribe, pero que en ambos se encuentran profundas raíces africanas. Ahora, sin duda, también a la imaginación se le asoma la danza y el baile con algunas características de tradiciones […]
Cuando hablamos de cumbias o merengues, lo que primero le viene a uno a la mente es que se refiere a dos ritmos musicales del Caribe, pero que en ambos se encuentran profundas raíces africanas. Ahora, sin duda, también a la imaginación se le asoma la danza y el baile con algunas características de tradiciones indígenas.
En la primera mitad del siglo XIX buena parte de la costa Caribe colombiana hablaba indistintamente de merengues y de cumbiambas para referirse a una ceremonia dancística en la que se bailaba alrededor de los músicos. El investigador y abogado Tomás Darío Gutiérrez (1992) en su obra ‘Cultura Vallenata, Origen, Teoría y Pruebas’, afirma: “El merengue, la cumbia o la cumbiamba estuvieron, pues, constituidos por una ceremonia festiva de rancia estirpe popular en donde gaiteros, tamboreros y guacharaqueros se situaban en un lugar adecuado para que los asistentes bailaran a su alrededor”.
Entonces son los merengues y las cumbiambas los ascendientes más cercanos a lo que hoy llamamos parranda, porque en este tipo de reuniones de jolgorio se tocaba, se bailaba, se comía, se tomaba licor y se contaban chistes y anécdotas.
Ahora, también se dice que la palabra cumbia proviene del término “Cumbé”, ritmo y danza de Guinea Ecuatorial, que en el mestizaje cultural del Caribe colombiano dio origen al ritmo que hoy conocemos y que ha representado a Colombia universalmente. Juan Sebastián Ochoa (2016) afirma sobre la cumbia: “Como baile y práctica: este uso se refiere a la práctica cultural rural de los conjuntos musicales de ‘negros’ e ‘indios’ en el Caribe colombiano, en los que se agrupan personas a bailar alrededor de músicos con tambores y cantos (y en ocasiones algunos tipos de flautas)”.
A la cumbia o cumbiamba, Delia Zapata Olivella (1962) las acerca tanto que dice: “En las costas tórridas de nuestros mares y a lo largo del Magdalena y otros ríos, se han esparcido propiciamente los africanos… y se baila la cumbia o cumbiamba con sin igual desenvoltura y frenesí rayano en el delirio…”.
Respecto al merengue debemos afirmar con toda claridad que, sin desconocer su preeminencia en República Dominicana y Haití, también en Colombia se le llamaba merengue a una forma de parranda o baile alrededor de músicos, en el que predominaban tambores, gaitas de millos, maracas y acordeones, así lo expresaron nuestros primeros juglares, quienes ni cuenta se dieron cuando pasó el término a identificar un aire en lo que en el siglo pasado le pusimos por nombre vallenato.
En la tesis ‘Los signos del merengue: Un análisis semiótico’, del mexicano Alfredo Tenoch Cid Jurado (2006), se concluye sobre esta expresión cultural latinoamericana lo siguiente: “El merengue representa un ritmo que atraviesa partes importantes del Caribe y Centroamérica en cuanto región geográfica, y actúa como vehículo para comunicar identidad cultural, al mismo tiempo que permite conservar la memoria colectiva y transmitirla de acuerdo al tiempo y espacio que lo determina”.
Es por todo lo anterior que hoy quisimos dejarles la inquietud sobre las tantas similitudes entre la cumbia y el merengue, al extremo que para acercarlos más ‘Pacho’ Galán los mezcló y creó ‘El Merecumbé’.
COLOFÓN: El 14 de abril pasado se cumplieron 4 años de la partida prematura de Martin Elías y ese muchacho dejó tan buena música, que hay un movimiento fuerte de jóvenes intentando imitarlo.
Cuando hablamos de cumbias o merengues, lo que primero le viene a uno a la mente es que se refiere a dos ritmos musicales del Caribe, pero que en ambos se encuentran profundas raíces africanas. Ahora, sin duda, también a la imaginación se le asoma la danza y el baile con algunas características de tradiciones […]
Cuando hablamos de cumbias o merengues, lo que primero le viene a uno a la mente es que se refiere a dos ritmos musicales del Caribe, pero que en ambos se encuentran profundas raíces africanas. Ahora, sin duda, también a la imaginación se le asoma la danza y el baile con algunas características de tradiciones indígenas.
En la primera mitad del siglo XIX buena parte de la costa Caribe colombiana hablaba indistintamente de merengues y de cumbiambas para referirse a una ceremonia dancística en la que se bailaba alrededor de los músicos. El investigador y abogado Tomás Darío Gutiérrez (1992) en su obra ‘Cultura Vallenata, Origen, Teoría y Pruebas’, afirma: “El merengue, la cumbia o la cumbiamba estuvieron, pues, constituidos por una ceremonia festiva de rancia estirpe popular en donde gaiteros, tamboreros y guacharaqueros se situaban en un lugar adecuado para que los asistentes bailaran a su alrededor”.
Entonces son los merengues y las cumbiambas los ascendientes más cercanos a lo que hoy llamamos parranda, porque en este tipo de reuniones de jolgorio se tocaba, se bailaba, se comía, se tomaba licor y se contaban chistes y anécdotas.
Ahora, también se dice que la palabra cumbia proviene del término “Cumbé”, ritmo y danza de Guinea Ecuatorial, que en el mestizaje cultural del Caribe colombiano dio origen al ritmo que hoy conocemos y que ha representado a Colombia universalmente. Juan Sebastián Ochoa (2016) afirma sobre la cumbia: “Como baile y práctica: este uso se refiere a la práctica cultural rural de los conjuntos musicales de ‘negros’ e ‘indios’ en el Caribe colombiano, en los que se agrupan personas a bailar alrededor de músicos con tambores y cantos (y en ocasiones algunos tipos de flautas)”.
A la cumbia o cumbiamba, Delia Zapata Olivella (1962) las acerca tanto que dice: “En las costas tórridas de nuestros mares y a lo largo del Magdalena y otros ríos, se han esparcido propiciamente los africanos… y se baila la cumbia o cumbiamba con sin igual desenvoltura y frenesí rayano en el delirio…”.
Respecto al merengue debemos afirmar con toda claridad que, sin desconocer su preeminencia en República Dominicana y Haití, también en Colombia se le llamaba merengue a una forma de parranda o baile alrededor de músicos, en el que predominaban tambores, gaitas de millos, maracas y acordeones, así lo expresaron nuestros primeros juglares, quienes ni cuenta se dieron cuando pasó el término a identificar un aire en lo que en el siglo pasado le pusimos por nombre vallenato.
En la tesis ‘Los signos del merengue: Un análisis semiótico’, del mexicano Alfredo Tenoch Cid Jurado (2006), se concluye sobre esta expresión cultural latinoamericana lo siguiente: “El merengue representa un ritmo que atraviesa partes importantes del Caribe y Centroamérica en cuanto región geográfica, y actúa como vehículo para comunicar identidad cultural, al mismo tiempo que permite conservar la memoria colectiva y transmitirla de acuerdo al tiempo y espacio que lo determina”.
Es por todo lo anterior que hoy quisimos dejarles la inquietud sobre las tantas similitudes entre la cumbia y el merengue, al extremo que para acercarlos más ‘Pacho’ Galán los mezcló y creó ‘El Merecumbé’.
COLOFÓN: El 14 de abril pasado se cumplieron 4 años de la partida prematura de Martin Elías y ese muchacho dejó tan buena música, que hay un movimiento fuerte de jóvenes intentando imitarlo.