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Columnista - 15 junio, 2023

Energía solar, un desperdicio de 100 años

Hace 100 años Albert Einstein ganó el Nobel de física con el descubrimiento del fenómeno físico denominado “Efecto fotoeléctrico”, base de lo que hoy conocemos como energía fotovoltaica; con esta técnica se le aseguraba a la humanidad su futuro energético mediante una fuente ilimitada a partir del sol que, en promedio irradia 1.000W por metro cuadrado. 

Hace 100 años Albert Einstein ganó el Nobel de física con el descubrimiento del fenómeno físico denominado “Efecto fotoeléctrico”, base de lo que hoy conocemos como energía fotovoltaica; con esta técnica se le aseguraba a la humanidad su futuro energético mediante una fuente ilimitada a partir del sol que, en promedio irradia 1.000W por metro cuadrado. 

Sólo unas tímidas aplicaciones se le han dado a esta forma de generar energía tal como en los hornos microondas. Según Yuval Noah Harari (Sapiens), con solo 90 minutos de energía solar cubriríamos todas las necesidades energéticas del mundo. Sin embargo, este gran aporte socio-científico fue echado a la canasta de la basura por los intereses económicos de los grandes inversionistas del negocio del petróleo, con el silencio cómplice de la comunidad internacional y organizaciones científicas. 

El resultado es que el planeta hoy está contaminado en un punto de no retorno y muchas de las guerras modernas han ocurrido alrededor del petróleo. Paralelo a esto, en la década de los cuarenta, el estadounidense Stanley Meyer diseñó el motor de cuatro tiempos con base en agua que habría sido el punto de quiebre de la industria petrolera; este hombre murió, aparentemente envenenado, un día antes de firmar un contrato para desarrollar la construcción de su motor y sus planos desaparecieron. Primero los negocios, después la vida, ese es el paradigma del capitalismo salvaje. ¿Cuál es el costo de oportunidad de esta obstrucción científica? 

Entre 1970 y 2021, el consumo promedio anual de petróleo fue de 31.000 millones de barriles/año; en plata blanca esto representa USD3 billones/año; esto equivale a la mitad del PIB de los EE. UU de 2023. ¡Qué gran desperdicio! Pese a estas calamidades muchos siguen pensando que el combustible fósil es insustituible lo mismo que la industria del carbón. Igual suerte corrió el sistema de transmisión eléctrica sin alambres descubierto por el genio serbio Nikola Tesla y generada por la ionosfera. A este se le debe el motor eléctrico y la radio, atribuida falsamente a Marconi. Esta aplicación ponía en quiebra a los fabricantes de alambre de conducción eléctrica. También, los diseños de Tesla desaparecieron. 

La idea de utilizar la energía fotovoltaica no es un capricho, es una necesidad inaplazable cuya cotización no depende de los fenómenos geopolíticos, ni de las fluctuaciones de las bolsas de valores, ni de las coyunturas económicas del mundo, solo depende del astro rey porque la tecnología ya está establecida y cada vez será más barata. Por supuesto, esta transición no la podemos hacer en dos días, así no funcionan las revoluciones industriales, la primera de ellas, la del vapor, necesitó 90 años para consolidarse. 

Por eso, quiénes piden que Petro haga el cambio total en 10 meses, es porque desconocen la historia. Este conjunto protervo de intereses es el que hoy defiende en Colombia la explotación per se del petróleo y de la minería como únicas formas de supervivencia de un país; esas ideas las quieren matar. No conozco ningún país que se haya desarrollado con base en estas actividades económicas. La expresión “parece un pueblo minero” se ha convertido en un postulado para los pueblos que viven de los fósiles y de la minería.

No más hay que ver los indicadores de todas las regiones donde existen estas prácticas de supervivencia. ¿Acaso La Jagua de Ibirico vive mejor hoy que hace 40 años? No, habrá más vehículos en movimiento, más obras elefantiásicas, más derroche y enriquecimiento de sus alcaldes, pero no más bienestar, puras apariencias. Si nos atenemos al PIB del Cesar, desde su fundación como departamento, este ha girado alrededor del 2% del PIB nacional, nunca creció. ¿Qué pasó? El carbón sustituyó el aporte que hacían otros sectores desaparecidos, hubo un cambio de actividades que no redundaron en el bienestar general. ¿Por qué no hay droga contra el cáncer si hace un siglo se inventó la bomba atómica? Y, ¿de qué van a vivir los oncólogos?

Columnista
15 junio, 2023

Energía solar, un desperdicio de 100 años

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Napoleón de Armas P.

Hace 100 años Albert Einstein ganó el Nobel de física con el descubrimiento del fenómeno físico denominado “Efecto fotoeléctrico”, base de lo que hoy conocemos como energía fotovoltaica; con esta técnica se le aseguraba a la humanidad su futuro energético mediante una fuente ilimitada a partir del sol que, en promedio irradia 1.000W por metro cuadrado. 


Hace 100 años Albert Einstein ganó el Nobel de física con el descubrimiento del fenómeno físico denominado “Efecto fotoeléctrico”, base de lo que hoy conocemos como energía fotovoltaica; con esta técnica se le aseguraba a la humanidad su futuro energético mediante una fuente ilimitada a partir del sol que, en promedio irradia 1.000W por metro cuadrado. 

Sólo unas tímidas aplicaciones se le han dado a esta forma de generar energía tal como en los hornos microondas. Según Yuval Noah Harari (Sapiens), con solo 90 minutos de energía solar cubriríamos todas las necesidades energéticas del mundo. Sin embargo, este gran aporte socio-científico fue echado a la canasta de la basura por los intereses económicos de los grandes inversionistas del negocio del petróleo, con el silencio cómplice de la comunidad internacional y organizaciones científicas. 

El resultado es que el planeta hoy está contaminado en un punto de no retorno y muchas de las guerras modernas han ocurrido alrededor del petróleo. Paralelo a esto, en la década de los cuarenta, el estadounidense Stanley Meyer diseñó el motor de cuatro tiempos con base en agua que habría sido el punto de quiebre de la industria petrolera; este hombre murió, aparentemente envenenado, un día antes de firmar un contrato para desarrollar la construcción de su motor y sus planos desaparecieron. Primero los negocios, después la vida, ese es el paradigma del capitalismo salvaje. ¿Cuál es el costo de oportunidad de esta obstrucción científica? 

Entre 1970 y 2021, el consumo promedio anual de petróleo fue de 31.000 millones de barriles/año; en plata blanca esto representa USD3 billones/año; esto equivale a la mitad del PIB de los EE. UU de 2023. ¡Qué gran desperdicio! Pese a estas calamidades muchos siguen pensando que el combustible fósil es insustituible lo mismo que la industria del carbón. Igual suerte corrió el sistema de transmisión eléctrica sin alambres descubierto por el genio serbio Nikola Tesla y generada por la ionosfera. A este se le debe el motor eléctrico y la radio, atribuida falsamente a Marconi. Esta aplicación ponía en quiebra a los fabricantes de alambre de conducción eléctrica. También, los diseños de Tesla desaparecieron. 

La idea de utilizar la energía fotovoltaica no es un capricho, es una necesidad inaplazable cuya cotización no depende de los fenómenos geopolíticos, ni de las fluctuaciones de las bolsas de valores, ni de las coyunturas económicas del mundo, solo depende del astro rey porque la tecnología ya está establecida y cada vez será más barata. Por supuesto, esta transición no la podemos hacer en dos días, así no funcionan las revoluciones industriales, la primera de ellas, la del vapor, necesitó 90 años para consolidarse. 

Por eso, quiénes piden que Petro haga el cambio total en 10 meses, es porque desconocen la historia. Este conjunto protervo de intereses es el que hoy defiende en Colombia la explotación per se del petróleo y de la minería como únicas formas de supervivencia de un país; esas ideas las quieren matar. No conozco ningún país que se haya desarrollado con base en estas actividades económicas. La expresión “parece un pueblo minero” se ha convertido en un postulado para los pueblos que viven de los fósiles y de la minería.

No más hay que ver los indicadores de todas las regiones donde existen estas prácticas de supervivencia. ¿Acaso La Jagua de Ibirico vive mejor hoy que hace 40 años? No, habrá más vehículos en movimiento, más obras elefantiásicas, más derroche y enriquecimiento de sus alcaldes, pero no más bienestar, puras apariencias. Si nos atenemos al PIB del Cesar, desde su fundación como departamento, este ha girado alrededor del 2% del PIB nacional, nunca creció. ¿Qué pasó? El carbón sustituyó el aporte que hacían otros sectores desaparecidos, hubo un cambio de actividades que no redundaron en el bienestar general. ¿Por qué no hay droga contra el cáncer si hace un siglo se inventó la bomba atómica? Y, ¿de qué van a vivir los oncólogos?