El orientador es un agente de cambio, un gestor del conocimiento y un promotor de la ética organizacional.
Una de las problemáticas que afrontan los orientadores escolares es la sobrecarga laboral, puesto que no existen parámetros que midan cuántos alumnos deben existir por orientador, es por eso que en el municipio Valledupar hay 85 mil estudiantes y tan solo 38 de estos profesionales.
Así lo manifestó la psicóloga Alcira Vitola, en el marco del Primer Congreso Nacional de Orientadores Escolares, desarrollado en la capital del Cesar, donde explicó que “esto les obliga a desdoblarse y no les permite atender a los estudiantes con el rigor que deberían. De hecho, aseguran que si aumentaran los recursos humanos y económicos en su sector, se pondría freno al fracaso escolar y se ofrecería una educación mucho más inclusiva, enfocada en la atención a la diversidad”.
Para le profesional, “es necesario que exista un estudio técnico donde se reporte esta situación que es una realidad nacional y se nombren más orientadores escolares”.
Cabe recordar que los orientadores escolares son profesionales de diferentes disciplinas: psicopedagogos, trabajadores sociales, y psicólogos, “gestores de cambios educativos y sociales, que están comprometidos con las diferentes alertas psicosociales que se presentan en la comunidad educativa”, acotó Vitola.
El Congreso, que buscaba integrar a todos los orientadores nacionales, conocer lo que se hace en cada región, organizar metas de trabajo para hablar sobre la situación actual, mejorar sus condiciones laborales, y conocer las experiencias significativas de los orientadores nacionales, contó con la participación de profesionales de diferentes rincones del país.
En la actividad se disertó sobre: la historia de los ‘asoorientadores’ y empoderamiento del rol de orientación en las comunidades educativas, a cargo de la presidenta nacional de Asoorientadores, Martha Paredes; construcción de rutas de acoso laboral, por Edna Murillo, del Ministerio del Trabajo; reglamentación, ámbito laboral y jurídico del docente orientador y los profesionales de apoyo, por el asesor externo del Ministerio de Educación Nacional, Carlos Hipólito García Reina.
Así como experiencias del orientador escolar, por integrantes de Asoorientadores de Valledupar y Bogotá; sobrecarga laboral en el orientador escolar, por Iván Sinesio Gómez; y salud mental del orientador escolar, por Marcela Suárez Ortega, tallerista del Instituto Nacional de Logoterapia.
Los ponentes coincidieron en afimar que los orientadores escolares cumplen un papel importante en los servicios de orientación en los sistemas educativos. “Son la pieza clave para detectar a tiempo cualquier problemática educativa o personal en los estudiantes, pueden asesorar al profesorado y también pueden incidir directamente en las propias familias. Los orientadores educativos son precisos para la detección y tratamiento de los problemas de aprendizaje; determinan la escolarización en los diversos programas existentes: integración, compensatoria, diversificación curricular, de aprendizaje básico, altas capacidades, entre otras tareas; orientan en las diversas salidas educativas y laborales, pueden asesorar al profesorado en cuestiones metodológicas y organizativas; pueden incidir directamente en las familias y son claves para el buen funcionamiento de los nuevos programas educativos”, afirmó.
El orientador es un agente de cambio, un gestor del conocimiento y un promotor de la ética organizacional.
Una de las problemáticas que afrontan los orientadores escolares es la sobrecarga laboral, puesto que no existen parámetros que midan cuántos alumnos deben existir por orientador, es por eso que en el municipio Valledupar hay 85 mil estudiantes y tan solo 38 de estos profesionales.
Así lo manifestó la psicóloga Alcira Vitola, en el marco del Primer Congreso Nacional de Orientadores Escolares, desarrollado en la capital del Cesar, donde explicó que “esto les obliga a desdoblarse y no les permite atender a los estudiantes con el rigor que deberían. De hecho, aseguran que si aumentaran los recursos humanos y económicos en su sector, se pondría freno al fracaso escolar y se ofrecería una educación mucho más inclusiva, enfocada en la atención a la diversidad”.
Para le profesional, “es necesario que exista un estudio técnico donde se reporte esta situación que es una realidad nacional y se nombren más orientadores escolares”.
Cabe recordar que los orientadores escolares son profesionales de diferentes disciplinas: psicopedagogos, trabajadores sociales, y psicólogos, “gestores de cambios educativos y sociales, que están comprometidos con las diferentes alertas psicosociales que se presentan en la comunidad educativa”, acotó Vitola.
El Congreso, que buscaba integrar a todos los orientadores nacionales, conocer lo que se hace en cada región, organizar metas de trabajo para hablar sobre la situación actual, mejorar sus condiciones laborales, y conocer las experiencias significativas de los orientadores nacionales, contó con la participación de profesionales de diferentes rincones del país.
En la actividad se disertó sobre: la historia de los ‘asoorientadores’ y empoderamiento del rol de orientación en las comunidades educativas, a cargo de la presidenta nacional de Asoorientadores, Martha Paredes; construcción de rutas de acoso laboral, por Edna Murillo, del Ministerio del Trabajo; reglamentación, ámbito laboral y jurídico del docente orientador y los profesionales de apoyo, por el asesor externo del Ministerio de Educación Nacional, Carlos Hipólito García Reina.
Así como experiencias del orientador escolar, por integrantes de Asoorientadores de Valledupar y Bogotá; sobrecarga laboral en el orientador escolar, por Iván Sinesio Gómez; y salud mental del orientador escolar, por Marcela Suárez Ortega, tallerista del Instituto Nacional de Logoterapia.
Los ponentes coincidieron en afimar que los orientadores escolares cumplen un papel importante en los servicios de orientación en los sistemas educativos. “Son la pieza clave para detectar a tiempo cualquier problemática educativa o personal en los estudiantes, pueden asesorar al profesorado y también pueden incidir directamente en las propias familias. Los orientadores educativos son precisos para la detección y tratamiento de los problemas de aprendizaje; determinan la escolarización en los diversos programas existentes: integración, compensatoria, diversificación curricular, de aprendizaje básico, altas capacidades, entre otras tareas; orientan en las diversas salidas educativas y laborales, pueden asesorar al profesorado en cuestiones metodológicas y organizativas; pueden incidir directamente en las familias y son claves para el buen funcionamiento de los nuevos programas educativos”, afirmó.