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Columnista - 28 abril, 2022

En memoria de Nina Quintero de Villazón 

Indistintamente de su rango social quienquiera fuese su interlocutor, inmediatamente este quedaba prendado de la espontánea acogida de ella. Así, eclesiásticos como laicos, altos como bajos. 

Hace pocos días Nina se despidió, hasta el cielo, de familiares y amigos, después de haber vivido más de 100 años; dejándonos a unos y a otros, muy enguayabados, pues su personalidad fue especialmente amorosa y amable, desde la cuna hasta los últimos momentos de sus días.

Esa fue su mayor característica Existencial. 

Indistintamente de su rango social quienquiera fuese su interlocutor, inmediatamente este quedaba prendado de la espontánea acogida de ella. Así, eclesiásticos como laicos, altos como bajos. 

Pero debo confesar que entre los primeros mantuvo cariño inocultable por   el Señor Arzobispo Pablo Salas Anteliz, su 

confesor y guía espiritual, desde cuando este sacerdote era un párrafo en Valledupar. 

Con don Miguel Enrique Villazón Baquero ( Q.E.P.D.), ciudadano ejemplarizante y uno de los empresarios ganaderos connotados de Valledupar, como esposos, procrearon a sus dos magníficos hijos; Álvaro, muerto siendo un joven, quién había contraído matrimonio con la ciudadana española María Dolores Blay; y Miguel María, abogado y ex senador de la República, casado con la médico Líney Gutiérrez Martínez, quién con merecimientos personales ha seguido los pasos de su progenitor, fortaleciendo el patrimonio de la familia, por una parte y por la otra, creando notorios emprendimientos en varios sectores de la economía. Ambos hijos y sus vástagos han constituido hogares que fortalecen las virtudes humanas de la sociedad valduparense. 

Nina fue la reina absoluta de su hogar paterno entre los cinco hermanos, y he oído decir, de cercanos, que coqueteaba con su verdadera edad habiendo podido nacer un año antes de la fecha oficial, 13 de mayo de 1921.

Sea de ello lo que fuere el hecho es que superó los 100 años, lo que es una marca excepcional y que ahora me permite recordar varios nombres de sus contemporáneas, o casi, familiares y amigas que la sobreviven, para su regocijo en el cielo, y a quienes consideramos nuestras amadas joyas humanas de la rancia sociedad valduparense: Carmen Maya Brugés, próxima a los 104 años; Rosa Emilia Villazón Baquero, llegando a los 102; María Margot Mestre Castro, quien superó los 100;  y seguidamente quienes están próximas : María Helena Castro Palmera; Elisa Castro Palmera;  ‘La Male’ Mindiola. Varias consanguinias mías superaron dicha edad, entré ellas mi propia madre, Aminta Barros Baquero, que aquí nombro por haber sido ella y Nina amigas entrañables, aunque está bastante menor que aquella, cuya devoción por la amiga herede cultivándola con renovados afectos.

CARTAS A NINA

Cuando cumplió 100 años, la familia editó un bello libro de remembranzas familiares, con este título, Miguel y Líney tuvieron la generosidad con mi familia de hacernos llegar un ejemplar. 

Entre otros aspectos, allí observamos la abnegación suya por los apostolados sociales; los recuerdos fotográficos de diversos encuentros familiares; cartas de sus nietos y otros allegados encomiando su atractiva   personalidad; y el interés de los esposos Villazón– Quintero por los viajes culturales, a varios países europeos y a los Estados Unidos de Norte América. Desde los montes de Pueblo Bello. [email protected] 

Columnista
28 abril, 2022

En memoria de Nina Quintero de Villazón 

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Rodrigo López Barros

Indistintamente de su rango social quienquiera fuese su interlocutor, inmediatamente este quedaba prendado de la espontánea acogida de ella. Así, eclesiásticos como laicos, altos como bajos. 


Hace pocos días Nina se despidió, hasta el cielo, de familiares y amigos, después de haber vivido más de 100 años; dejándonos a unos y a otros, muy enguayabados, pues su personalidad fue especialmente amorosa y amable, desde la cuna hasta los últimos momentos de sus días.

Esa fue su mayor característica Existencial. 

Indistintamente de su rango social quienquiera fuese su interlocutor, inmediatamente este quedaba prendado de la espontánea acogida de ella. Así, eclesiásticos como laicos, altos como bajos. 

Pero debo confesar que entre los primeros mantuvo cariño inocultable por   el Señor Arzobispo Pablo Salas Anteliz, su 

confesor y guía espiritual, desde cuando este sacerdote era un párrafo en Valledupar. 

Con don Miguel Enrique Villazón Baquero ( Q.E.P.D.), ciudadano ejemplarizante y uno de los empresarios ganaderos connotados de Valledupar, como esposos, procrearon a sus dos magníficos hijos; Álvaro, muerto siendo un joven, quién había contraído matrimonio con la ciudadana española María Dolores Blay; y Miguel María, abogado y ex senador de la República, casado con la médico Líney Gutiérrez Martínez, quién con merecimientos personales ha seguido los pasos de su progenitor, fortaleciendo el patrimonio de la familia, por una parte y por la otra, creando notorios emprendimientos en varios sectores de la economía. Ambos hijos y sus vástagos han constituido hogares que fortalecen las virtudes humanas de la sociedad valduparense. 

Nina fue la reina absoluta de su hogar paterno entre los cinco hermanos, y he oído decir, de cercanos, que coqueteaba con su verdadera edad habiendo podido nacer un año antes de la fecha oficial, 13 de mayo de 1921.

Sea de ello lo que fuere el hecho es que superó los 100 años, lo que es una marca excepcional y que ahora me permite recordar varios nombres de sus contemporáneas, o casi, familiares y amigas que la sobreviven, para su regocijo en el cielo, y a quienes consideramos nuestras amadas joyas humanas de la rancia sociedad valduparense: Carmen Maya Brugés, próxima a los 104 años; Rosa Emilia Villazón Baquero, llegando a los 102; María Margot Mestre Castro, quien superó los 100;  y seguidamente quienes están próximas : María Helena Castro Palmera; Elisa Castro Palmera;  ‘La Male’ Mindiola. Varias consanguinias mías superaron dicha edad, entré ellas mi propia madre, Aminta Barros Baquero, que aquí nombro por haber sido ella y Nina amigas entrañables, aunque está bastante menor que aquella, cuya devoción por la amiga herede cultivándola con renovados afectos.

CARTAS A NINA

Cuando cumplió 100 años, la familia editó un bello libro de remembranzas familiares, con este título, Miguel y Líney tuvieron la generosidad con mi familia de hacernos llegar un ejemplar. 

Entre otros aspectos, allí observamos la abnegación suya por los apostolados sociales; los recuerdos fotográficos de diversos encuentros familiares; cartas de sus nietos y otros allegados encomiando su atractiva   personalidad; y el interés de los esposos Villazón– Quintero por los viajes culturales, a varios países europeos y a los Estados Unidos de Norte América. Desde los montes de Pueblo Bello. [email protected]