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Editorial - 27 marzo, 2019

En la justicia, querer es poder

El crimen de Juan Felipe Ustáriz González, perpetrado el pasado 20 de enero, removió las fibras de la comunidad vallenata, de los ganaderos de la región y del resto del país.

El crimen de Juan Felipe Ustáriz González, perpetrado el pasado 20 de enero, removió las fibras de la comunidad vallenata, de los ganaderos de la región y del resto del país. Contundentemente se exigió a las autoridades, a través de redes sociales, medios de comunicación y encuentros presenciales con representantes del Gobierno, resultados rápidos en las investigaciones del caso.

El homicidio alertó a diferentes sectores de la producción agropecuaria e inclusive fue uno de los argumentos del gremio ganadero para pedir que se autorizara el porte de armas para su defensa personal, porque un crimen tan atroz sumado a otros hechos delincuenciales en el campo cesarense los han hecho sentirse inseguros.

Fue así como las autoridades le pusieron todo el empeño al caso y en dos meses lograron desenmarañar el homicidio de un hombre al que no se le conocía tacha, que no tenía enemigos y sobre el que solo recaen comentarios que destacan lo buena persona que era, buen profesional (administrador de empresas y abogado) buen amigo, buen padre y buen hijo.

Precisamente, por ser buen hijo y velar por los intereses de su familia fue asesinado. Así lo corroboró la Fiscalía al explicar que la muerte la planearon dos trabajadores de la finca de la víctima para tapar los robos que le venían haciendo y esa versión fue ratificada por los tres capturados del caso, entre los que están el capataz y el chofer de la familia.

Las autoridades también tuvieron una fuerte presión mediática y eso contribuyó a que las investigaciones se agilizaran para materializar las capturas y se diera posteriormente la aceptación de cargos por parte de los sospechosos. El trabajo mancomunado de la Fiscalía, Policía y Ejército les brindó a los familiares de la víctima la oportunidad de conocer la verdad. Ahora resta una condena ejemplar para los responsables del sevicioso asesinato, una pena de prisión que envíe un mensaje aleccionador a la sociedad: el crimen no paga.

Las autoridades demostraron que querer es poder. Aplicaron todas las herramientas humanas y tecnológicas posibles para aclarar el enigmático homicidio de Juan Felipe, a quien inicialmente se creyó que lo habían secuestrado, pero pronto los cabos sueltos fueron atados.

Debemos destacar que los buenos resultados no son aislados; las autoridades recientemente también capturaron a los presuntos asaltantes y violadores de mujeres en varias fincas en Bosconia. Aunque se trata del cumplimiento de su deber y algunos cuestionen que no se actúe con la misma efectividad en otros casos, hoy hacemos un reconocimiento en este espacio editorial a las autoridades administrativas, policivas y militares por su buen trabajo. No obstante, les recordamos que aunque han hecho mucho, falta más por hacer.

Editorial
27 marzo, 2019

En la justicia, querer es poder

El crimen de Juan Felipe Ustáriz González, perpetrado el pasado 20 de enero, removió las fibras de la comunidad vallenata, de los ganaderos de la región y del resto del país.


El crimen de Juan Felipe Ustáriz González, perpetrado el pasado 20 de enero, removió las fibras de la comunidad vallenata, de los ganaderos de la región y del resto del país. Contundentemente se exigió a las autoridades, a través de redes sociales, medios de comunicación y encuentros presenciales con representantes del Gobierno, resultados rápidos en las investigaciones del caso.

El homicidio alertó a diferentes sectores de la producción agropecuaria e inclusive fue uno de los argumentos del gremio ganadero para pedir que se autorizara el porte de armas para su defensa personal, porque un crimen tan atroz sumado a otros hechos delincuenciales en el campo cesarense los han hecho sentirse inseguros.

Fue así como las autoridades le pusieron todo el empeño al caso y en dos meses lograron desenmarañar el homicidio de un hombre al que no se le conocía tacha, que no tenía enemigos y sobre el que solo recaen comentarios que destacan lo buena persona que era, buen profesional (administrador de empresas y abogado) buen amigo, buen padre y buen hijo.

Precisamente, por ser buen hijo y velar por los intereses de su familia fue asesinado. Así lo corroboró la Fiscalía al explicar que la muerte la planearon dos trabajadores de la finca de la víctima para tapar los robos que le venían haciendo y esa versión fue ratificada por los tres capturados del caso, entre los que están el capataz y el chofer de la familia.

Las autoridades también tuvieron una fuerte presión mediática y eso contribuyó a que las investigaciones se agilizaran para materializar las capturas y se diera posteriormente la aceptación de cargos por parte de los sospechosos. El trabajo mancomunado de la Fiscalía, Policía y Ejército les brindó a los familiares de la víctima la oportunidad de conocer la verdad. Ahora resta una condena ejemplar para los responsables del sevicioso asesinato, una pena de prisión que envíe un mensaje aleccionador a la sociedad: el crimen no paga.

Las autoridades demostraron que querer es poder. Aplicaron todas las herramientas humanas y tecnológicas posibles para aclarar el enigmático homicidio de Juan Felipe, a quien inicialmente se creyó que lo habían secuestrado, pero pronto los cabos sueltos fueron atados.

Debemos destacar que los buenos resultados no son aislados; las autoridades recientemente también capturaron a los presuntos asaltantes y violadores de mujeres en varias fincas en Bosconia. Aunque se trata del cumplimiento de su deber y algunos cuestionen que no se actúe con la misma efectividad en otros casos, hoy hacemos un reconocimiento en este espacio editorial a las autoridades administrativas, policivas y militares por su buen trabajo. No obstante, les recordamos que aunque han hecho mucho, falta más por hacer.