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Columnista - 6 febrero, 2011

En familia

P E R I S C O P I O Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ Casi que nunca me he referido – ni bien ni mal- a los problemas domésticos que aquejan, de vez en cuando, a las  familias; y si lo he hecho eso es asunto de mi vida privada y no estoy obligado a […]

P E R I S C O P I O

Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ

Casi que nunca me he referido – ni bien ni mal- a los problemas domésticos que aquejan, de vez en cuando, a las  familias; y si lo he hecho eso es asunto de mi vida privada y no estoy obligado a revelárselo a nadie; eso pertenece más que a  la reserva del  sumario, a la confidencialidad con que me sea notificado y la estima en que tenga a la persona que me lo confía.
No soy hombre de chismes, lo que hablo lo hago seriamente y claro que no desprecio un chiste, al contrario, los busco; por eso me encanta hablar con mi filósofo de cabecera, el gran  Quinqui Molina.
Distinto es cuando se trata de hombres públicos; ellos lo son porque quieren que las gentes los conozcan, pero nunca se dan a conocer realmente cómo son, porque si así fuera, las gentes no los elegirían en las oportunidades en que son candidatos, pues esconden sus muchos defectos y magnifican sus pocas virtudes, tan escasas hoy en cualquier conglomerado.
Pero en ésta columna no se trata de eso; se trata solamente de la aparición de alguien de nuestra propia familia, que fue Senador suplente cuyo titular entiendo que sigue preso, luego fue Senador titular y durante su mandato estuvo en Ralito, donde firmó la declaración famosa de los para-militares,  más tarde fue candidato a la Gobernación del Cesar donde perdió con Pimiento; después estuvo a punto de que lo mataran los paramilitares que lo tenían secuestrado, lo salvó, hay que reconocerlo, Uribe, quien le ordenó a los paras que lo soltaran, lo que hicieron enseguida, después de lo cual, se trasladó primero a Miami y luego, después de obtener el pasaporte italiano, se trasladó a Italia donde ha vivido los últimos 6-7 años, desconectado totalmente de lo que pasa en el Cesar y sin conocer los nuevos problemas que existen. Estoy hablando de Pepe  Gnecco, quien ahora reaparece, diciendo, con voz de actor italiano, que quiere ser Gobernador del Cesar. ¿Habráse visto?
Pero eso no es nada, el asunto es que él sabe que Luis Alberto Monsalvo, su sobrino, es candidato a la gobernación desde hace 4 años, tiempo durante el cual se ha ocupado de mantener contacto directo con los electores, y que ha estado capacitándose cada vez más en la gobernabilidad y la administración pública para hacer, a la hora de ser elegido, no un buen papel, sino el mejor que se haya hecho desde la Gobernación.
Le preguntaría al candidato atravesado porque la verdad es que lo está como jeringa en vena, si su socio lo va a acompañar en la campaña y si lo va a financiar, porque en la campaña de su hijo para la Cámara no hizo ni una cosa ni la otra, todo corrió por cuenta de la familia de Luis Alberto y éste es el pago o al menos la correspondencia, fuera de proclamar que al muchacho no lo quiere nadie; Luis Alberto no es su enemigo porque no lo es de nadie; pregúntele a su socio quien lo denunció y lo tiene preso hasta que deje de existir y sabrá quién es el enemigo, no sólo de él sino de todos; que encamine hacia él los bríos que le quedan y deje a la familia hacer lo que mejor pueda, que alguien haga lo que él no supo hacer por andar enredado con malandros.
Luis Alberto fue candidato antes que Ud.,y es lógico que Ud. se retire, si no es así, hay peligro de perder la posición y el responsable sería Ud.. Es que acaso Ud. quiere asumir el papel que Galán asumió años después del 82, cuando reconoció que él le había entregado el poder al godo Belisario y el país se perdió y todavía sigue perdido en las mismas “U”tópicas.
Ud regresó de Europa con dos consignas: unir a su familia que estaba desavenida y ganarle unas elecciones a su cuñado Rafael Bolaños, pero con su ambición y equivocaciones, la familia va camino de ahondar sus desaveniencias y a Bolaños no le ganará ninguna elección porque él se apartó de la lid y está respaldando a Luis Alberto, comportándose como mejor familiar que Ud. y su socio.
¿De dónde le sale a Ud. tanto odio contra su familia? ¿Qué poción le dieron en  Europa que ha venido tan envenenado? ¿O fue aquí donde lo insuflaron?
Las rencillas familiares ya no se usan, están revaluadas, la gente pensante considera que no vale la pena pelearse con la poca gente que lleva nuestra  sangre entre más de seis mil millones de personas  existentes. Es inútil,  arcaico, anticuado, troglodítico; los que siguen peleando andan y seguirán andando solos por sécula… perderán los amigos, pues si tratan mal a los suyos, a quién tratarán bien? La gente no es tonta, ya el tiempo pintó.
Se lo digo yo, que soy el más viejo de todos, basado en palabras de Martín Fierro: “ un padre que da consejos, más que padre es un amigo” y la otra: “los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera; tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de ajuera”.

Columnista
6 febrero, 2011

En familia

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Jaime Gnecco Hernandez

P E R I S C O P I O Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ Casi que nunca me he referido – ni bien ni mal- a los problemas domésticos que aquejan, de vez en cuando, a las  familias; y si lo he hecho eso es asunto de mi vida privada y no estoy obligado a […]


P E R I S C O P I O

Por: JAIME GNECCO HERNANDEZ

Casi que nunca me he referido – ni bien ni mal- a los problemas domésticos que aquejan, de vez en cuando, a las  familias; y si lo he hecho eso es asunto de mi vida privada y no estoy obligado a revelárselo a nadie; eso pertenece más que a  la reserva del  sumario, a la confidencialidad con que me sea notificado y la estima en que tenga a la persona que me lo confía.
No soy hombre de chismes, lo que hablo lo hago seriamente y claro que no desprecio un chiste, al contrario, los busco; por eso me encanta hablar con mi filósofo de cabecera, el gran  Quinqui Molina.
Distinto es cuando se trata de hombres públicos; ellos lo son porque quieren que las gentes los conozcan, pero nunca se dan a conocer realmente cómo son, porque si así fuera, las gentes no los elegirían en las oportunidades en que son candidatos, pues esconden sus muchos defectos y magnifican sus pocas virtudes, tan escasas hoy en cualquier conglomerado.
Pero en ésta columna no se trata de eso; se trata solamente de la aparición de alguien de nuestra propia familia, que fue Senador suplente cuyo titular entiendo que sigue preso, luego fue Senador titular y durante su mandato estuvo en Ralito, donde firmó la declaración famosa de los para-militares,  más tarde fue candidato a la Gobernación del Cesar donde perdió con Pimiento; después estuvo a punto de que lo mataran los paramilitares que lo tenían secuestrado, lo salvó, hay que reconocerlo, Uribe, quien le ordenó a los paras que lo soltaran, lo que hicieron enseguida, después de lo cual, se trasladó primero a Miami y luego, después de obtener el pasaporte italiano, se trasladó a Italia donde ha vivido los últimos 6-7 años, desconectado totalmente de lo que pasa en el Cesar y sin conocer los nuevos problemas que existen. Estoy hablando de Pepe  Gnecco, quien ahora reaparece, diciendo, con voz de actor italiano, que quiere ser Gobernador del Cesar. ¿Habráse visto?
Pero eso no es nada, el asunto es que él sabe que Luis Alberto Monsalvo, su sobrino, es candidato a la gobernación desde hace 4 años, tiempo durante el cual se ha ocupado de mantener contacto directo con los electores, y que ha estado capacitándose cada vez más en la gobernabilidad y la administración pública para hacer, a la hora de ser elegido, no un buen papel, sino el mejor que se haya hecho desde la Gobernación.
Le preguntaría al candidato atravesado porque la verdad es que lo está como jeringa en vena, si su socio lo va a acompañar en la campaña y si lo va a financiar, porque en la campaña de su hijo para la Cámara no hizo ni una cosa ni la otra, todo corrió por cuenta de la familia de Luis Alberto y éste es el pago o al menos la correspondencia, fuera de proclamar que al muchacho no lo quiere nadie; Luis Alberto no es su enemigo porque no lo es de nadie; pregúntele a su socio quien lo denunció y lo tiene preso hasta que deje de existir y sabrá quién es el enemigo, no sólo de él sino de todos; que encamine hacia él los bríos que le quedan y deje a la familia hacer lo que mejor pueda, que alguien haga lo que él no supo hacer por andar enredado con malandros.
Luis Alberto fue candidato antes que Ud.,y es lógico que Ud. se retire, si no es así, hay peligro de perder la posición y el responsable sería Ud.. Es que acaso Ud. quiere asumir el papel que Galán asumió años después del 82, cuando reconoció que él le había entregado el poder al godo Belisario y el país se perdió y todavía sigue perdido en las mismas “U”tópicas.
Ud regresó de Europa con dos consignas: unir a su familia que estaba desavenida y ganarle unas elecciones a su cuñado Rafael Bolaños, pero con su ambición y equivocaciones, la familia va camino de ahondar sus desaveniencias y a Bolaños no le ganará ninguna elección porque él se apartó de la lid y está respaldando a Luis Alberto, comportándose como mejor familiar que Ud. y su socio.
¿De dónde le sale a Ud. tanto odio contra su familia? ¿Qué poción le dieron en  Europa que ha venido tan envenenado? ¿O fue aquí donde lo insuflaron?
Las rencillas familiares ya no se usan, están revaluadas, la gente pensante considera que no vale la pena pelearse con la poca gente que lleva nuestra  sangre entre más de seis mil millones de personas  existentes. Es inútil,  arcaico, anticuado, troglodítico; los que siguen peleando andan y seguirán andando solos por sécula… perderán los amigos, pues si tratan mal a los suyos, a quién tratarán bien? La gente no es tonta, ya el tiempo pintó.
Se lo digo yo, que soy el más viejo de todos, basado en palabras de Martín Fierro: “ un padre que da consejos, más que padre es un amigo” y la otra: “los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera; tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de ajuera”.