Uno de los acordeoneros más importantes del vallenato a escala mundial, expresó su opinión acerca de la polémica sobre la importancia que tiene el acordeonero.
Para conocer la visión de Israel Romero, sobre la figura del acordeonero en el conjunto vallenato, EL PILON se trasladó hasta Villanueva y en medio de su festival ‘Cuna de acordeones’, se reunió con el director del Binomio de Oro.
EL PILON: ¿Cómo ve la aparente disputa que hay entre algunos cantantes y acordeoneros por ser la figura principal de las agrupaciones?
ISRAEL ROMERO: La naturaleza dicta que debe haber paridad entre cantante y acordeonero. Todo depende del contexto.
Hoy en día, hay marcas que se quieren fortalecer como nombre, mi caso es un ejemplo de eso. Hemos creado muchos cantantes que se han ido para otros lados pero que se hicieron en el Binomio de Oro.
En el segundo caso o cuando se habla de una pareja, si es una sociedad, se tiene que seguir mancomunadamente. No importa uno más que el otro.
En mi caso todos saben que existió una trágica coincidencia que hizo de mi nombre una marca, pero en la época del Binomio, éramos igual, figurábamos igual y decidíamos igual.
En mi agrupación los cantantes tienen su autonomía y permito que se luzcan en el escenario. Ahora es diferente.
EP: ¿Cuándo comenzaron esos cambios por los que dice que ahora es diferente Y quiénes son los responsables?
IR: Los que iniciaron con esto fueron Jorge Oñate y Poncho Zuleta que empezaron a cambiar de acordeoneros constantemente y ellos como figura se imponían. No es fácil estar al nivel de alguno de ellos, pero por ejemplo, ellos nunca opacaron a grandes acordeoneros como ‘Juancho’ Rois, Emiliano Zuleta, ‘Colacho’ Mendoza,
EP: ¿Cómo ve a los acordeoneros de ahora en comparación de esos grandes que acaba de mencionar?
IR: No hay trascendencia. Nosotros encontramos el acordeón en un sitio y lo elevamos a otro nivel. Ahora no, ahora todo es el show. Una bulla para que te levanten los sombreros, y el cantante forma un escándalo y le dice al acordeonero que haga un pase determinado y no hay tal pase, no hay talento ni ganas de trascender realmente.
EP:¿Considera que eso le resta nivel al vallenato?
IR: Este vallenato así como está no tiene trascendencia… en Ecuador, Venezuela y otros países les gusta un vallenato más organizado, no esa gritería.
No lo digo por otra cosa, sino porque yo lo he visto. He ido a Europa, Estados Unidos e incluso acá mismo, en el interior, hay lugares donde no gusta esa bulla porque no entienden la idiosincrasia y les son ajenas esas costumbres.
EP: Y esa falta de ganas de trascender, ¿también está presente en los semilleros?
IR: Hay varias cosas por mirar. En los concursos hay que darle la oportunidad a la romanza.
La romanza admite cualquier accidente o fenómeno de la música, mientras que en la parte folclórica no se puede hacer, porque tiene una raíz necesaria y que no se puede cambiar.
Pero también tenemos que competir con otros géneros como el reggaetón, la salsa y es importante que las nuevas generaciones aprendan lo necesario para estos nuevos retos. Es necesario que el acordeón evolucione.
EP: ¿Qué se necesita para que el acordeón evolucione?
IR: Sentimiento corazón, y técnica.
Mire el caso de acordeonistas como ‘Colacho’; solo tenía que ponerle cuatro dedos al acordeón y se sentía una nota sabrosa y eso era porque le ponía corazón. Cuando uno le mete corazón a un instrumento como ese, él responde como tiene que hacerlo.
EP: Según Israel Romero ¿cuál fue el aporte más importante que el Binomio le hizo al vallenato?
IR: Nosotros lo metimos al interior del país. En una época la música de Escalona trascendió en alguna elite de Bogotá y Medellín, después llegaron algunos grupos que entrarona las comunidades costeñas en el interior. Nosotros generalizamos la música, cambiamos el vallenato.
Recuerdo que hubo un periodista que en una oportunidad dijo que La Creciente era un tema sin almidón vallenato. Y hoy me gustaría verlo a la cara y preguntarle si siente que a ese tema insignia del folclor, le hace falta una pisquita de vallenato. (Sonríe con una carcajada suave y se despide)
EP: Hagamos un balance de cómo va a hasta ahora el festival ‘Cuna de acordeones’ de su natal Villanueva.
IR: El balance es positivo, el festival está en franco crecimiento, en organización, en competitividad, es más depurado en cuanto a los jurados, sobretodo porque este año tenemos Rey de reyes. En cuanto a la parte de eventos conciertos, se mejoró, hay que ajustar algunas cosas. Se sacó de la plaza y con eso se le dio una mejor organización. Hoy es uno de los festivales que más se proyecta en el país.
EP: Como miembro activo del folclor y como villanuevero ¿Qué tiene de especial el festival Cuna de acordeones?
IR: Tenemos la competencia más amplia del país.
Tenemos la romanza y tenemos las primaveras del ayer, algo que solo tiene Villanueva.
Somos la cuna del vallenato, somos la cuna y tenemos como sostener este dicho; tuvimos el privilegio de aportarle al folclor, esto es tierra de cantantes, acordeoneros, músicos en general, incluso grandes maestros como el ‘Turco’ Gil.
Por Pepe Morón Reales
Uno de los acordeoneros más importantes del vallenato a escala mundial, expresó su opinión acerca de la polémica sobre la importancia que tiene el acordeonero.
Para conocer la visión de Israel Romero, sobre la figura del acordeonero en el conjunto vallenato, EL PILON se trasladó hasta Villanueva y en medio de su festival ‘Cuna de acordeones’, se reunió con el director del Binomio de Oro.
EL PILON: ¿Cómo ve la aparente disputa que hay entre algunos cantantes y acordeoneros por ser la figura principal de las agrupaciones?
ISRAEL ROMERO: La naturaleza dicta que debe haber paridad entre cantante y acordeonero. Todo depende del contexto.
Hoy en día, hay marcas que se quieren fortalecer como nombre, mi caso es un ejemplo de eso. Hemos creado muchos cantantes que se han ido para otros lados pero que se hicieron en el Binomio de Oro.
En el segundo caso o cuando se habla de una pareja, si es una sociedad, se tiene que seguir mancomunadamente. No importa uno más que el otro.
En mi caso todos saben que existió una trágica coincidencia que hizo de mi nombre una marca, pero en la época del Binomio, éramos igual, figurábamos igual y decidíamos igual.
En mi agrupación los cantantes tienen su autonomía y permito que se luzcan en el escenario. Ahora es diferente.
EP: ¿Cuándo comenzaron esos cambios por los que dice que ahora es diferente Y quiénes son los responsables?
IR: Los que iniciaron con esto fueron Jorge Oñate y Poncho Zuleta que empezaron a cambiar de acordeoneros constantemente y ellos como figura se imponían. No es fácil estar al nivel de alguno de ellos, pero por ejemplo, ellos nunca opacaron a grandes acordeoneros como ‘Juancho’ Rois, Emiliano Zuleta, ‘Colacho’ Mendoza,
EP: ¿Cómo ve a los acordeoneros de ahora en comparación de esos grandes que acaba de mencionar?
IR: No hay trascendencia. Nosotros encontramos el acordeón en un sitio y lo elevamos a otro nivel. Ahora no, ahora todo es el show. Una bulla para que te levanten los sombreros, y el cantante forma un escándalo y le dice al acordeonero que haga un pase determinado y no hay tal pase, no hay talento ni ganas de trascender realmente.
EP:¿Considera que eso le resta nivel al vallenato?
IR: Este vallenato así como está no tiene trascendencia… en Ecuador, Venezuela y otros países les gusta un vallenato más organizado, no esa gritería.
No lo digo por otra cosa, sino porque yo lo he visto. He ido a Europa, Estados Unidos e incluso acá mismo, en el interior, hay lugares donde no gusta esa bulla porque no entienden la idiosincrasia y les son ajenas esas costumbres.
EP: Y esa falta de ganas de trascender, ¿también está presente en los semilleros?
IR: Hay varias cosas por mirar. En los concursos hay que darle la oportunidad a la romanza.
La romanza admite cualquier accidente o fenómeno de la música, mientras que en la parte folclórica no se puede hacer, porque tiene una raíz necesaria y que no se puede cambiar.
Pero también tenemos que competir con otros géneros como el reggaetón, la salsa y es importante que las nuevas generaciones aprendan lo necesario para estos nuevos retos. Es necesario que el acordeón evolucione.
EP: ¿Qué se necesita para que el acordeón evolucione?
IR: Sentimiento corazón, y técnica.
Mire el caso de acordeonistas como ‘Colacho’; solo tenía que ponerle cuatro dedos al acordeón y se sentía una nota sabrosa y eso era porque le ponía corazón. Cuando uno le mete corazón a un instrumento como ese, él responde como tiene que hacerlo.
EP: Según Israel Romero ¿cuál fue el aporte más importante que el Binomio le hizo al vallenato?
IR: Nosotros lo metimos al interior del país. En una época la música de Escalona trascendió en alguna elite de Bogotá y Medellín, después llegaron algunos grupos que entrarona las comunidades costeñas en el interior. Nosotros generalizamos la música, cambiamos el vallenato.
Recuerdo que hubo un periodista que en una oportunidad dijo que La Creciente era un tema sin almidón vallenato. Y hoy me gustaría verlo a la cara y preguntarle si siente que a ese tema insignia del folclor, le hace falta una pisquita de vallenato. (Sonríe con una carcajada suave y se despide)
EP: Hagamos un balance de cómo va a hasta ahora el festival ‘Cuna de acordeones’ de su natal Villanueva.
IR: El balance es positivo, el festival está en franco crecimiento, en organización, en competitividad, es más depurado en cuanto a los jurados, sobretodo porque este año tenemos Rey de reyes. En cuanto a la parte de eventos conciertos, se mejoró, hay que ajustar algunas cosas. Se sacó de la plaza y con eso se le dio una mejor organización. Hoy es uno de los festivales que más se proyecta en el país.
EP: Como miembro activo del folclor y como villanuevero ¿Qué tiene de especial el festival Cuna de acordeones?
IR: Tenemos la competencia más amplia del país.
Tenemos la romanza y tenemos las primaveras del ayer, algo que solo tiene Villanueva.
Somos la cuna del vallenato, somos la cuna y tenemos como sostener este dicho; tuvimos el privilegio de aportarle al folclor, esto es tierra de cantantes, acordeoneros, músicos en general, incluso grandes maestros como el ‘Turco’ Gil.
Por Pepe Morón Reales