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Editorial - 28 abril, 2021

Empleo sí, pero no así

Hay consenso alrededor de la teoría que generar empleo es una de las mejores políticas de superación de pobreza y desarrollo de las comunidades. Es tan importante la protección del empleo que  en materia económica la lucha de los gobiernos, durante la pandemia, se ha centrado en intentar proteger la mano de obra. Un noble […]

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Hay consenso alrededor de la teoría que generar empleo es una de las mejores políticas de superación de pobreza y desarrollo de las comunidades. Es tan importante la protección del empleo que  en materia económica la lucha de los gobiernos, durante la pandemia, se ha centrado en intentar proteger la mano de obra. Un noble propósito.

Para ello han surgido diferentes estrategias de reactivación económica. En este caso hablaremos de la política de 1.000 empleos de la Gobernación del Cesar. Consiste esta idea en contratar a personas para que trabajen en la intervención de diferentes escenarios como instituciones educativas. 

Aunque podría verse como una política de choque, en realidad tiene varios contratiempos. Empezando por la política de contratación. Los trabajadores llevan el uniforme de la Gobernación, lo que podría ser controversial.

En segundo lugar, consideramos, los resultados de la política serán provisionales,  y al no ir  más allá será de limitado impacto.  Como es directamente la Gobernación la que emplea a los 1.000 trabajadores, no se fortalece el empresariado local. Contrario sería que para esta convocatoria se hiciera un llamado a empresas locales que además de generar 1.000 empleos, durante uno o dos meses, se fortalecieran para seguir dinamizando la economía.

La idea es que crezca el sector privado, no el público y su burocracia. No es fin del Estado, ni de sus entidades territoriales, generar directamente empleos (lo hacen para cumplir sus objetivos), sino facilitar el camino para que los empresarios, que además pagan impuestos, puedan generar riqueza y oportunidades laborales. En ese caso, el primer paso es la transparencia en la contratación pública,  brindando posibilidades al sector local; segundo, implementando políticas de incentivos y promoción del empresariado local; y tercero, construyendo las condiciones sociales y de infraestructura que agilicen los procesos.

Dolor guajiro 

No repuestos aún  por la muerte del periodista radial y líder cívico Enrique Herrera Barros, quien se había convertido en sus últimos meses en un entusiasta  aliado de nuestro propósito de la integración Cesar-Guajira, acaecido varios meses atrás, a raíz de la  pandemia,  asistimos este fin de semana a la muerte, y sepelio entre vallenatos,  de Ruth Berardinelli Zárate, que desde Barranca se fue a Riohacha a entregarse a sus tareas cívicas, entre ellas la de impulsar junto al exgobernador sanjuanero Álvaro Cuello Blanchar, el Festival Francisco El Hombre, que presidía. Ha producido gran dolor, en medio de la viral ola que esta vez nos llegó más fuerte. 

Pero como el dolor guajiro supera la frontera y La Guajira es un territorio binacional de mar,  viento, arena y  matriarcales majayuras, fue noticia la muerte por covid-19, este lunes en Maracaibo, de Nemesio Montiel Fernández,  profesor, antropólogo, estudioso  de su ancestral comunidad, dejando prolíficas publicaciones. Presidía el observatorio wayúu colombo venezolano.  Un  zuliano que   amó la integración de su otrora pujante estado petrolero, con La Guajira y el Cesar. 

Editorial
28 abril, 2021

Empleo sí, pero no así

Hay consenso alrededor de la teoría que generar empleo es una de las mejores políticas de superación de pobreza y desarrollo de las comunidades. Es tan importante la protección del empleo que  en materia económica la lucha de los gobiernos, durante la pandemia, se ha centrado en intentar proteger la mano de obra. Un noble […]


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Hay consenso alrededor de la teoría que generar empleo es una de las mejores políticas de superación de pobreza y desarrollo de las comunidades. Es tan importante la protección del empleo que  en materia económica la lucha de los gobiernos, durante la pandemia, se ha centrado en intentar proteger la mano de obra. Un noble propósito.

Para ello han surgido diferentes estrategias de reactivación económica. En este caso hablaremos de la política de 1.000 empleos de la Gobernación del Cesar. Consiste esta idea en contratar a personas para que trabajen en la intervención de diferentes escenarios como instituciones educativas. 

Aunque podría verse como una política de choque, en realidad tiene varios contratiempos. Empezando por la política de contratación. Los trabajadores llevan el uniforme de la Gobernación, lo que podría ser controversial.

En segundo lugar, consideramos, los resultados de la política serán provisionales,  y al no ir  más allá será de limitado impacto.  Como es directamente la Gobernación la que emplea a los 1.000 trabajadores, no se fortalece el empresariado local. Contrario sería que para esta convocatoria se hiciera un llamado a empresas locales que además de generar 1.000 empleos, durante uno o dos meses, se fortalecieran para seguir dinamizando la economía.

La idea es que crezca el sector privado, no el público y su burocracia. No es fin del Estado, ni de sus entidades territoriales, generar directamente empleos (lo hacen para cumplir sus objetivos), sino facilitar el camino para que los empresarios, que además pagan impuestos, puedan generar riqueza y oportunidades laborales. En ese caso, el primer paso es la transparencia en la contratación pública,  brindando posibilidades al sector local; segundo, implementando políticas de incentivos y promoción del empresariado local; y tercero, construyendo las condiciones sociales y de infraestructura que agilicen los procesos.

Dolor guajiro 

No repuestos aún  por la muerte del periodista radial y líder cívico Enrique Herrera Barros, quien se había convertido en sus últimos meses en un entusiasta  aliado de nuestro propósito de la integración Cesar-Guajira, acaecido varios meses atrás, a raíz de la  pandemia,  asistimos este fin de semana a la muerte, y sepelio entre vallenatos,  de Ruth Berardinelli Zárate, que desde Barranca se fue a Riohacha a entregarse a sus tareas cívicas, entre ellas la de impulsar junto al exgobernador sanjuanero Álvaro Cuello Blanchar, el Festival Francisco El Hombre, que presidía. Ha producido gran dolor, en medio de la viral ola que esta vez nos llegó más fuerte. 

Pero como el dolor guajiro supera la frontera y La Guajira es un territorio binacional de mar,  viento, arena y  matriarcales majayuras, fue noticia la muerte por covid-19, este lunes en Maracaibo, de Nemesio Montiel Fernández,  profesor, antropólogo, estudioso  de su ancestral comunidad, dejando prolíficas publicaciones. Presidía el observatorio wayúu colombo venezolano.  Un  zuliano que   amó la integración de su otrora pujante estado petrolero, con La Guajira y el Cesar.