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Columnista - 14 abril, 2010

Empezamos a morir desde el nacimiento

Desde mi cocina Por: Silvia Betancourt Alliegro Ningún ser vivo está destinado a ser eternamente joven y dinámico, los humanos fuimos diseñados como todos los otros seres, pero con distintas funciones para aplicar a la vida propia y a la colectiva. El superhombre lo es sólo por los conocimientos – la información- que acumula durante […]

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Desde mi cocina


Por: Silvia Betancourt Alliegro

Ningún ser vivo está destinado a ser eternamente joven y dinámico, los humanos fuimos diseñados como todos los otros seres, pero con distintas funciones para aplicar a la vida propia y a la colectiva.

El superhombre lo es sólo por los conocimientos – la información- que acumula durante su proceso de maduración que obligatoriamente lo conducirá a la vejez y a la expiración.

Que se sepa, todos los grandes hombres, que la historia recopila en orden sucesivo y clasifica en segmentos de tiempos de guerra, han muerto, mejor dicho, ninguno es imperecedero. Solamente por sus obras son recordados por las generaciones que les reemplazan, para bien o para mal.

Por lo anteriormente expuesto, no veo por qué tanta alharaca ante la información que Antanas Mockus suministró a la prensa, sobre el mal de Párkinson que se alojó en su cuerpo físico, mas no en el mental.

Hasta hoy no habíamos pensado que, tal vez, sería conveniente que a los candidatos a cualquier cargo público les exigiéramos, además de la declaración de renta del año anterior, entre otros documentos, certificados médicos que autentiquen salubridad en cada uno de los órganos del cuerpo, dudo que alguno pase todos los exámenes; además, atentaríamos contra sus Derechos Humanos, creo, por lo que expresan a la letra:
Artículo 21.1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente elegidos.
2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
Como podrán constatar, no se hace recomendación ni excepción alguna en cuanto a documentación que tendría que agregar para ejercer un derecho prácticamente  inviolable.

Al reconocer Antanas que es mortal, todos los nacionales colombianos que son retrógrados y malévolos pueden respirar aliviados, pues probablemente estarán a salvo de la dictadura eterna de la sabiduría y la integridad.

“La sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas; clama en los principales lugares de reunión”;
Proverbios 1. 20,21

[email protected]

Columnista
14 abril, 2010

Empezamos a morir desde el nacimiento

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Silvia Betancourt Alliegro

Desde mi cocina Por: Silvia Betancourt Alliegro Ningún ser vivo está destinado a ser eternamente joven y dinámico, los humanos fuimos diseñados como todos los otros seres, pero con distintas funciones para aplicar a la vida propia y a la colectiva. El superhombre lo es sólo por los conocimientos – la información- que acumula durante […]


Desde mi cocina


Por: Silvia Betancourt Alliegro

Ningún ser vivo está destinado a ser eternamente joven y dinámico, los humanos fuimos diseñados como todos los otros seres, pero con distintas funciones para aplicar a la vida propia y a la colectiva.

El superhombre lo es sólo por los conocimientos – la información- que acumula durante su proceso de maduración que obligatoriamente lo conducirá a la vejez y a la expiración.

Que se sepa, todos los grandes hombres, que la historia recopila en orden sucesivo y clasifica en segmentos de tiempos de guerra, han muerto, mejor dicho, ninguno es imperecedero. Solamente por sus obras son recordados por las generaciones que les reemplazan, para bien o para mal.

Por lo anteriormente expuesto, no veo por qué tanta alharaca ante la información que Antanas Mockus suministró a la prensa, sobre el mal de Párkinson que se alojó en su cuerpo físico, mas no en el mental.

Hasta hoy no habíamos pensado que, tal vez, sería conveniente que a los candidatos a cualquier cargo público les exigiéramos, además de la declaración de renta del año anterior, entre otros documentos, certificados médicos que autentiquen salubridad en cada uno de los órganos del cuerpo, dudo que alguno pase todos los exámenes; además, atentaríamos contra sus Derechos Humanos, creo, por lo que expresan a la letra:
Artículo 21.1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente elegidos.
2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país.
Como podrán constatar, no se hace recomendación ni excepción alguna en cuanto a documentación que tendría que agregar para ejercer un derecho prácticamente  inviolable.

Al reconocer Antanas que es mortal, todos los nacionales colombianos que son retrógrados y malévolos pueden respirar aliviados, pues probablemente estarán a salvo de la dictadura eterna de la sabiduría y la integridad.

“La sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas; clama en los principales lugares de reunión”;
Proverbios 1. 20,21

[email protected]