A través de una carta dirigida a Sayco y Acinpro, el acordeonero Emiliano Zuleta Díaz se refirió a la manera como quiere que lo despidan una vez muera y reveló por qué no asistió a los funerales de artistas de la música vallenata como Diomedes Díaz y Jorge Oñate.
A través de una carta dirigida a Sayco y Acinpro, el acordeonero Emiliano Zuleta Díaz se refirió a la manera como quiere que lo despidan una vez muera y reveló por qué no asistió a los funerales de artistas de la música vallenata como Diomedes Díaz y Jorge Oñate.
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“Durante mi vida, producto de ese ‘Don’ con el cual Dios me premió para ejecutar un acordeón, fui objeto de infinitas atenciones, condecoraciones, aplausos y fuertes abrazos, y a través de mis notas musicales dignifiqué y engrandecí a Colombia, a mi patria le entregué mi juventud, atravesé sus fronteras en procura de hacer sentir a mis semejantes muchos ratos de alegrías, y eso por siempre significó en mí una enorme satisfacción”, dice ‘Emilianito’ en la carta.
El acordeonero destaca que interpretando sus notas musicales recorrió gran parte del territorio nacional alegrando corazones, que esa fue su única finalidad, por lo que no comparte ser protagonista en momentos de dolor y tristeza como los sepelios por respeto a la persona fallecida y su familia.
“Descubrí que la música vallenata constituía la esencia para que el ser humano rodeado de su familia y amigos compartiera muchos ratos de felicidad. Mi acordeón sólo lo ejecuté con esta finalidad: Corresponder con mis notas musicales a todas aquellas personas que durante infinitas noches y madrugadas me rodearon”, añade.
“En mi caso, no sé si por infinito dolor o incomprensión conmigo mismo, jamás me gustó asistir a un sepelio de un artista de música vallenata, ni al de Diomedes ni al de Jorge, o al de un colega, y jamás por mi ausencia me arrepentí, por la sencilla razón de no permitir que en mi ser, jamás se fusionaran la alegría y el dolor. Con tristeza jamás pensé, siquiera mirar mi acordeón”, se lee en la carta.
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En el documento, Emiliano Zuleta expresó también que una vez muera sus restos sean cremados y arrojados al río Guatapurí desde el puente del Balneario Hurtado, porque, así como nunca fue capaz de ir a un sepelio ni tocar su acordeón en uno de ellos, tampoco le gustaría que le hicieran uno una vez muera.
“El día que se muera Emiliano Alcides Zuleta Díaz, desde ese mismo instante, que me lleven para un horno crematorio, y mis cenizas las echen desde el puente al pozo del río hurtado. Ahí debe estar un cura, despidiéndome, que me eche la bendición, y que tenga en la mano la foto de la virgen de Guadalupe, yo a esa virgen la quise mucho“, especifica Emiliano Zuleta.
A través de una carta dirigida a Sayco y Acinpro, el acordeonero Emiliano Zuleta Díaz se refirió a la manera como quiere que lo despidan una vez muera y reveló por qué no asistió a los funerales de artistas de la música vallenata como Diomedes Díaz y Jorge Oñate.
A través de una carta dirigida a Sayco y Acinpro, el acordeonero Emiliano Zuleta Díaz se refirió a la manera como quiere que lo despidan una vez muera y reveló por qué no asistió a los funerales de artistas de la música vallenata como Diomedes Díaz y Jorge Oñate.
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“Durante mi vida, producto de ese ‘Don’ con el cual Dios me premió para ejecutar un acordeón, fui objeto de infinitas atenciones, condecoraciones, aplausos y fuertes abrazos, y a través de mis notas musicales dignifiqué y engrandecí a Colombia, a mi patria le entregué mi juventud, atravesé sus fronteras en procura de hacer sentir a mis semejantes muchos ratos de alegrías, y eso por siempre significó en mí una enorme satisfacción”, dice ‘Emilianito’ en la carta.
El acordeonero destaca que interpretando sus notas musicales recorrió gran parte del territorio nacional alegrando corazones, que esa fue su única finalidad, por lo que no comparte ser protagonista en momentos de dolor y tristeza como los sepelios por respeto a la persona fallecida y su familia.
“Descubrí que la música vallenata constituía la esencia para que el ser humano rodeado de su familia y amigos compartiera muchos ratos de felicidad. Mi acordeón sólo lo ejecuté con esta finalidad: Corresponder con mis notas musicales a todas aquellas personas que durante infinitas noches y madrugadas me rodearon”, añade.
“En mi caso, no sé si por infinito dolor o incomprensión conmigo mismo, jamás me gustó asistir a un sepelio de un artista de música vallenata, ni al de Diomedes ni al de Jorge, o al de un colega, y jamás por mi ausencia me arrepentí, por la sencilla razón de no permitir que en mi ser, jamás se fusionaran la alegría y el dolor. Con tristeza jamás pensé, siquiera mirar mi acordeón”, se lee en la carta.
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En el documento, Emiliano Zuleta expresó también que una vez muera sus restos sean cremados y arrojados al río Guatapurí desde el puente del Balneario Hurtado, porque, así como nunca fue capaz de ir a un sepelio ni tocar su acordeón en uno de ellos, tampoco le gustaría que le hicieran uno una vez muera.
“El día que se muera Emiliano Alcides Zuleta Díaz, desde ese mismo instante, que me lleven para un horno crematorio, y mis cenizas las echen desde el puente al pozo del río hurtado. Ahí debe estar un cura, despidiéndome, que me eche la bendición, y que tenga en la mano la foto de la virgen de Guadalupe, yo a esa virgen la quise mucho“, especifica Emiliano Zuleta.