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Columnista - 11 febrero, 2023

Emdupar necesita decisiones empresariales

La teoría y los estudios administrativos definen que hay tres tipos de habilidades gerenciales que se necesitan para sobresalir en la carrera: las habilidades técnicas, las habilidades personales o de liderazgo y las habilidades conceptuales. 

La toma de decisiones de Emdupar debe estar en cabeza del gerente. La teoría y los estudios administrativos definen que hay tres tipos de habilidades gerenciales que se necesitan para sobresalir en la carrera: las habilidades técnicas, las habilidades personales o de liderazgo y las habilidades conceptuales. Para ser un directivo de éxito, hay que desarrollar las tres. 

Los gerentes que han pasado por Emdupar, han tomado decisiones basadas en el cálculo político. Esa ha sido la mejor habilidad la cual han complementado con actuaciones inherentes a la gestión operativa. Es evidente que son insolutos los alcances de las decisiones, esa discapacidad gerencial ha motivado el discurso de la inviabilidad de la empresa. 

Emdupar desde 1994, en vez de convertirse en una empresa que genere rentabilidad, pasó a convivir con el susto de caminar sobre la cornisa de los procesos de tercerización, intervención de la Superintendencia de Servicios Públicos, planes de salvamento y socios estratégicos. Estos mecanismos han procurado inútilmente su recuperación, pero han servido para evitar a toda costa la decisión de privatizar la empresa, debido al golpe al corazón de las decisiones impopulares. También debemos indagar por el papel desempeñado por los sindicatos de la empresa, porque mientras Emdupar era muy mal administrada las convenciones y el costo de la nómina crecían como el río Guatapurí en temporadas de lluvias.  

Todos en Valledupar abogamos por la recuperación de la empresa, no dudo que ese también ha sido un propósito del alcalde Mello Castro. Sin embargo, muy pocas veces nos hemos dispuesto a pensar en la importancia del recurso ni cómo conservarlo. Los habitantes de Valledupar no solo deberíamos preocuparnos por el destino de la empresa, sino, además, por el servicio de agua en el evento de que la fuente no fuese el río Guatapurí, sino los ríos Cesar o Magdalena. Podemos estar de acuerdo en que la situación sería mucho más caótica.

Es imperativo encontrar la mejor alternativa financiera y empresarial para rescatar a Emdupar de la incapacidad gerencial y de los amarres de la autonomía. También es de suma importancia desarrollar acciones de conservación de la fuente hídrica, (Sierra Nevada de Santa Marta y sus respectivas cuencas alta, media y baja), para no terminar implorando sobre las ruinas de Emdupar, ni de los métodos complejos y costosos de acceso a agua potable. 

Se atribuye a Otto Von Bismarck la frase “El político piensa en la próxima elección; el estadista, en la próxima generación”. La frase es muy acertada y aplica para los exalcaldes de Valledupar y exgerentes de Emdupar. Ambos actores inmersos en la burbuja de la imprevisión creyeron erróneamente que el agua diáfana del cauce del río Guatapurí goza de propiedad infinita y, que ante esa situación la empresa nunca naufragaría en problemas de orden administrativo y financiero. Por la evidencia de la incapacidad gerencial de los corsarios al mando de Emdupar, dudo que hayan advertido la relación del agua con la gestión y el desarrollo empresarial, el crecimiento poblacional de la ciudad y sus nuevas generaciones, el uso de herramientas tecnológicas ni mucho menos el cambio climático y la entrada del precio del agua en el mercado de futuros de Wall Street. 

El cambio climático en este tiempo es una variable universal que está exacerbando la crisis del agua, complicando la producción de alimentos y aumentando los procesos migratorios y las tensiones internacionales. Este panorama global respecto de Emdupar habilita dos posibilidades: tomar decisiones determinantes o admitir que por más que nos duela los vallenatos debemos ser coherentes y convenir que la cacareada privatización de Emdupar sería un daño menor o un rasguño comparado con todo el mal que le han causado a la empresa otrora orgullo de Valledupar. 

Por Luis Elquis Díaz

Columnista
11 febrero, 2023

Emdupar necesita decisiones empresariales

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Luis Elquis Diaz

La teoría y los estudios administrativos definen que hay tres tipos de habilidades gerenciales que se necesitan para sobresalir en la carrera: las habilidades técnicas, las habilidades personales o de liderazgo y las habilidades conceptuales. 


La toma de decisiones de Emdupar debe estar en cabeza del gerente. La teoría y los estudios administrativos definen que hay tres tipos de habilidades gerenciales que se necesitan para sobresalir en la carrera: las habilidades técnicas, las habilidades personales o de liderazgo y las habilidades conceptuales. Para ser un directivo de éxito, hay que desarrollar las tres. 

Los gerentes que han pasado por Emdupar, han tomado decisiones basadas en el cálculo político. Esa ha sido la mejor habilidad la cual han complementado con actuaciones inherentes a la gestión operativa. Es evidente que son insolutos los alcances de las decisiones, esa discapacidad gerencial ha motivado el discurso de la inviabilidad de la empresa. 

Emdupar desde 1994, en vez de convertirse en una empresa que genere rentabilidad, pasó a convivir con el susto de caminar sobre la cornisa de los procesos de tercerización, intervención de la Superintendencia de Servicios Públicos, planes de salvamento y socios estratégicos. Estos mecanismos han procurado inútilmente su recuperación, pero han servido para evitar a toda costa la decisión de privatizar la empresa, debido al golpe al corazón de las decisiones impopulares. También debemos indagar por el papel desempeñado por los sindicatos de la empresa, porque mientras Emdupar era muy mal administrada las convenciones y el costo de la nómina crecían como el río Guatapurí en temporadas de lluvias.  

Todos en Valledupar abogamos por la recuperación de la empresa, no dudo que ese también ha sido un propósito del alcalde Mello Castro. Sin embargo, muy pocas veces nos hemos dispuesto a pensar en la importancia del recurso ni cómo conservarlo. Los habitantes de Valledupar no solo deberíamos preocuparnos por el destino de la empresa, sino, además, por el servicio de agua en el evento de que la fuente no fuese el río Guatapurí, sino los ríos Cesar o Magdalena. Podemos estar de acuerdo en que la situación sería mucho más caótica.

Es imperativo encontrar la mejor alternativa financiera y empresarial para rescatar a Emdupar de la incapacidad gerencial y de los amarres de la autonomía. También es de suma importancia desarrollar acciones de conservación de la fuente hídrica, (Sierra Nevada de Santa Marta y sus respectivas cuencas alta, media y baja), para no terminar implorando sobre las ruinas de Emdupar, ni de los métodos complejos y costosos de acceso a agua potable. 

Se atribuye a Otto Von Bismarck la frase “El político piensa en la próxima elección; el estadista, en la próxima generación”. La frase es muy acertada y aplica para los exalcaldes de Valledupar y exgerentes de Emdupar. Ambos actores inmersos en la burbuja de la imprevisión creyeron erróneamente que el agua diáfana del cauce del río Guatapurí goza de propiedad infinita y, que ante esa situación la empresa nunca naufragaría en problemas de orden administrativo y financiero. Por la evidencia de la incapacidad gerencial de los corsarios al mando de Emdupar, dudo que hayan advertido la relación del agua con la gestión y el desarrollo empresarial, el crecimiento poblacional de la ciudad y sus nuevas generaciones, el uso de herramientas tecnológicas ni mucho menos el cambio climático y la entrada del precio del agua en el mercado de futuros de Wall Street. 

El cambio climático en este tiempo es una variable universal que está exacerbando la crisis del agua, complicando la producción de alimentos y aumentando los procesos migratorios y las tensiones internacionales. Este panorama global respecto de Emdupar habilita dos posibilidades: tomar decisiones determinantes o admitir que por más que nos duela los vallenatos debemos ser coherentes y convenir que la cacareada privatización de Emdupar sería un daño menor o un rasguño comparado con todo el mal que le han causado a la empresa otrora orgullo de Valledupar. 

Por Luis Elquis Díaz