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Columnista - 20 noviembre, 2020

Elegía a la amiga

“Estimada es a los ojos del Señor la muerte de sus santos”. Salmos 116,15 Con profundo pesar registro la partida hacia la eternidad de Francisca Barranco Quiroz. Y con palabras del autor sevillano, expreso mi endecha diciendo: “Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va. Y va dejando una huella que no […]

“Estimada es a los ojos del Señor la muerte de sus santos”. Salmos 116,15

Con profundo pesar registro la partida hacia la eternidad de Francisca Barranco Quiroz. Y con palabras del autor sevillano, expreso mi endecha diciendo: “Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va. Y va dejando una huella que no se puede borrar… Ese vacío que deja el amigo que se va es como un pozo sin fondo que no se puede volver a llenar… Solo un pañuelo en silencio a la hora de partir…”. Esta es nuestra triste despedida para quien fuera la amiga, hermana, madre abnegada, incondicional abuela y sierva del Dios altísimo a quien sirvió y amó sin medida.

Muchos de nosotros, perdemos tiempo y recursos tratando de descubrir la voluntad de Dios para nuestras vidas, con la convicción de que, si descubrimos su voluntad, podremos emprender una vida exitosa. He conocido cantidades de personas que literalmente han llegado a un estado de parálisis por el temor de errar el camino. Pero, pocas veces, he conocido personas que habiendo descubierto el camino de la bendición se apegan a la fuente eterna de ella sin claudicar ni salirse del guion. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida…”. ‘La Ñora’, fue una campeona de la vida que tuvo la gallardía de permanecer firme en el camino y hoy disfruta del abrazo tierno del Dios a quien amó.

Más que descubrir un proyecto especialmente armado para nosotros, considero, que el interés del Señor es que vivamos vidas que lo honren, sea cual sea el ámbito en el cual nos encontremos. Esto no se refiere tanto a lo que hacemos, sino a lo que somos. La mano del Señor estará sobre la vida de la persona que anhela vivir en sus caminos cueste lo que le cueste. Entonces, Dios lo revestirá de poder y hará perfecto sus caminos. ¡Así fue su historia!

La convicción de que Dios estaba ocupado en la amistad con ‘La Ñora’, me lleva a irrumpir en cánticos de alabanza y adoración. Bien sabía ella, y de sobra, que era Dios quien cuidaba sus pasos y velaba su andar mientras disfrutaba de un nivel de intimidad y paz que trasciende las palabras.

Querida ‘Ñora’, tu modelo anima nuestro corazón en cuanto a la vida que tenemos por delante. El camino nos presenta muchos desafíos y gran cantidad de contratiempos. En ocasiones, llegamos a creer que es imposible avanzar y nos sentimos tentados a renunciar, pero tu ejemplo de fe nos recordará siempre que, sí es posible correr la carrera y terminarla con éxito.

Muchas gracias por modelar para nosotros, fuiste un ejemplo de devoción y amor por tu Señor. Gracias por correr en equipo con un ritmo disciplinado. Fueron muchas las veces que me sentí animado y alentado por tus oraciones y solidaridad, generando también mayor fuerza en el grupo de corredores.

Descansa en paz, querida amiga. El grato olor de la presencia de Jesús, que esparciste en medio de nosotros con tus palabras y acciones cotidianas, nos hará recordarte con alegría.

Viaja confiada al encuentro del Dios a quien amaste más que nada en la vida. Los tuyos esperan por ti: Meme, Glenia, Orlando y Rafa aguardan tu llegada. Mientras tanto, Nilda, Astrid y Lubin sienten el vacío de la partida. Tus hijos Éibar Rafael, Gelca y Nanda con tus nietos, toman el estandarte del amor que les dejaste para continuar con tu legado de amor al Señor y servicio a su causa.

¡Gracias por la vida que viviste y las lecciones que dejaste!           

Columnista
20 noviembre, 2020

Elegía a la amiga

Feel the sand on your feet, not your wardrobe weight.
Valerio Mejía Araújo

“Estimada es a los ojos del Señor la muerte de sus santos”. Salmos 116,15 Con profundo pesar registro la partida hacia la eternidad de Francisca Barranco Quiroz. Y con palabras del autor sevillano, expreso mi endecha diciendo: “Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va. Y va dejando una huella que no […]


“Estimada es a los ojos del Señor la muerte de sus santos”. Salmos 116,15

Con profundo pesar registro la partida hacia la eternidad de Francisca Barranco Quiroz. Y con palabras del autor sevillano, expreso mi endecha diciendo: “Algo se muere en el alma, cuando un amigo se va. Y va dejando una huella que no se puede borrar… Ese vacío que deja el amigo que se va es como un pozo sin fondo que no se puede volver a llenar… Solo un pañuelo en silencio a la hora de partir…”. Esta es nuestra triste despedida para quien fuera la amiga, hermana, madre abnegada, incondicional abuela y sierva del Dios altísimo a quien sirvió y amó sin medida.

Muchos de nosotros, perdemos tiempo y recursos tratando de descubrir la voluntad de Dios para nuestras vidas, con la convicción de que, si descubrimos su voluntad, podremos emprender una vida exitosa. He conocido cantidades de personas que literalmente han llegado a un estado de parálisis por el temor de errar el camino. Pero, pocas veces, he conocido personas que habiendo descubierto el camino de la bendición se apegan a la fuente eterna de ella sin claudicar ni salirse del guion. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida…”. ‘La Ñora’, fue una campeona de la vida que tuvo la gallardía de permanecer firme en el camino y hoy disfruta del abrazo tierno del Dios a quien amó.

Más que descubrir un proyecto especialmente armado para nosotros, considero, que el interés del Señor es que vivamos vidas que lo honren, sea cual sea el ámbito en el cual nos encontremos. Esto no se refiere tanto a lo que hacemos, sino a lo que somos. La mano del Señor estará sobre la vida de la persona que anhela vivir en sus caminos cueste lo que le cueste. Entonces, Dios lo revestirá de poder y hará perfecto sus caminos. ¡Así fue su historia!

La convicción de que Dios estaba ocupado en la amistad con ‘La Ñora’, me lleva a irrumpir en cánticos de alabanza y adoración. Bien sabía ella, y de sobra, que era Dios quien cuidaba sus pasos y velaba su andar mientras disfrutaba de un nivel de intimidad y paz que trasciende las palabras.

Querida ‘Ñora’, tu modelo anima nuestro corazón en cuanto a la vida que tenemos por delante. El camino nos presenta muchos desafíos y gran cantidad de contratiempos. En ocasiones, llegamos a creer que es imposible avanzar y nos sentimos tentados a renunciar, pero tu ejemplo de fe nos recordará siempre que, sí es posible correr la carrera y terminarla con éxito.

Muchas gracias por modelar para nosotros, fuiste un ejemplo de devoción y amor por tu Señor. Gracias por correr en equipo con un ritmo disciplinado. Fueron muchas las veces que me sentí animado y alentado por tus oraciones y solidaridad, generando también mayor fuerza en el grupo de corredores.

Descansa en paz, querida amiga. El grato olor de la presencia de Jesús, que esparciste en medio de nosotros con tus palabras y acciones cotidianas, nos hará recordarte con alegría.

Viaja confiada al encuentro del Dios a quien amaste más que nada en la vida. Los tuyos esperan por ti: Meme, Glenia, Orlando y Rafa aguardan tu llegada. Mientras tanto, Nilda, Astrid y Lubin sienten el vacío de la partida. Tus hijos Éibar Rafael, Gelca y Nanda con tus nietos, toman el estandarte del amor que les dejaste para continuar con tu legado de amor al Señor y servicio a su causa.

¡Gracias por la vida que viviste y las lecciones que dejaste!