Imelda Daza Cotes Con el triunfo del socialista Francois Hollande en las elecciones presidenciales de Francia empiezan a soplar nuevos vientos en Europa. El partido socialista(socialdemocracia, centro-izquierda) respaldado por el 52% del electorado, llega con el propósito de cerrar un ciclo de políticas neoliberales impuestas durante 17 años por gobiernos conservadores. La derrota de […]
Imelda Daza Cotes
Con el triunfo del socialista Francois Hollande en las elecciones presidenciales de Francia empiezan a soplar nuevos vientos en Europa. El partido socialista(socialdemocracia, centro-izquierda) respaldado por el 52% del electorado, llega con el propósito de cerrar un ciclo de políticas neoliberales impuestas durante 17 años por gobiernos conservadores. La derrota de Sarkosy es la derrota de la Francia del miedo que este antediluviano, egocéntrico y antipático político venía imponiendo en alianza con Angela Merkel, jefe del gobierno alemán, mediante un severo pacto fiscal que hizo de la austeridad un método de gobierno. La derecha sarkosysta manejó entre 2007-2012 un programa que representaba y defendía los intereses del gran capital transnacional; además su promesa de moralizar el sistema capitalista fue un fiasco, al tiempo que escasearon los logros en materia de crecimiento económico, la reducción del déficit presupuestario no fue posible y el desempleo se disparó al 10% afectando mayormente a los jóvenes. El gobierno de Sarkosy arremetió con arrogancia contra todas las conquistas sociales. Los desempleados llegaron a 4.5 millones y la pobreza afecta hoy a 8 millones de franceses, en un país que es la quinta potencia mundial y la segunda economía en la eurozona.
La imagen de Sarkosy se vio perjudicada además por escándalos de todo tipo como el supuesto aporte económico de Gadaffi a su campaña electoral, las lujosas vacaciones pagadas por amigos multimillonarios, sus actitudes racistas y de desprecio a los inmigrantes, su cercanía a Bush y su apuesta a las guerras de Irak, Afganistán y Libia y finalmente, su afán desesperado por ganarse el electorado de ultraderecha liderado por Marine Le Pen, dejó en claro su falta de escrúpulos políticos
En realidad no se espera que Hollande promueva grandes transformaciones, pero un gobierno reformista en Francia modificaría las reglas de juego en Europa porque Francia es un experimentado país, cuna del más avanzado pensamiento político y escenario de grandes sucesos. El cambio político en Francia tiene alcance europeo, aunque mucho depende de la reacción de los poderosos banqueros que hasta hoy no han dicho mucho. Hollande ha prometido reorientar a Europa hacia el empleo y el crecimiento y su consigna “el cambio es ahora” parece implicar nuevos rumbos en la política financiera y económica de Francia y la renegociación del pacto fiscal europeo de austeridad. Sin embargo, Merkel ya ha dicho que ese acuerdo es innegociable porque los ajustes son imprescindibles para la recuperación de Europa. Estas diferencias de enfoque permiten suponer que el debate sobre la política económica y financiera de la eurozona será intenso en la próxima cumbre a finales de junio. La disyuntiva entre austeridad o crecimiento económico estará en el centro de la controversia
Si Hollande es fiel a sus compromisos de campaña y aplica las medidas prometidas causarán conmoción y entrará en contradicción con la ortodoxia dominante pero se acercará mucho a los ciudadanos afectados por la crisis, a los INDIGNADOS del centro y sur de Europa y desde luego de la propia Francia. De otra parte, si las próximas elecciones parlamentarias le garantizan una mayoría en la Asamblea Nacional las posiciones de Hollande se fortalecerán; si le tocara armar una coalición de gobierno con otros partidos de izquierda las perspectivas políticas para la sociedad francesa se ampliarían muchísimo.
Bajo el liderazgo de una Francia progresista es posible el rescate de la democracia, del bienestar social y de la solidaridad en Europa con proyecciones internacionales y buenos aliados en Latinoamérica. Hollande y la socialdemocracia francesa tienen una enorme responsabilidad, esperemos que no sean inferiores al compromiso histórico
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Adenda. En la competición ciclística Giro de Italia que se realiza en estos días, se ha destacado mucho el equipo Androni Giocattoli-Venezuela compuesto por ciclistas italianos, colombianos y venezolanos que pudieron participar en este evento gracias al copatrocinio del gobierno venezolano, razón por la cual los ciclistas exhiben en su indumentaria el nombre y la bandera de Venezuela. El viernes 11 el colombiano Miguel Angel Rubiano Chávez ganó la sexta etapa. Una muestra inequívoca de la hermandad colombo-venezolana y de la solidaridad internacional de Venezuela
Imelda Daza Cotes Con el triunfo del socialista Francois Hollande en las elecciones presidenciales de Francia empiezan a soplar nuevos vientos en Europa. El partido socialista(socialdemocracia, centro-izquierda) respaldado por el 52% del electorado, llega con el propósito de cerrar un ciclo de políticas neoliberales impuestas durante 17 años por gobiernos conservadores. La derrota de […]
Imelda Daza Cotes
Con el triunfo del socialista Francois Hollande en las elecciones presidenciales de Francia empiezan a soplar nuevos vientos en Europa. El partido socialista(socialdemocracia, centro-izquierda) respaldado por el 52% del electorado, llega con el propósito de cerrar un ciclo de políticas neoliberales impuestas durante 17 años por gobiernos conservadores. La derrota de Sarkosy es la derrota de la Francia del miedo que este antediluviano, egocéntrico y antipático político venía imponiendo en alianza con Angela Merkel, jefe del gobierno alemán, mediante un severo pacto fiscal que hizo de la austeridad un método de gobierno. La derecha sarkosysta manejó entre 2007-2012 un programa que representaba y defendía los intereses del gran capital transnacional; además su promesa de moralizar el sistema capitalista fue un fiasco, al tiempo que escasearon los logros en materia de crecimiento económico, la reducción del déficit presupuestario no fue posible y el desempleo se disparó al 10% afectando mayormente a los jóvenes. El gobierno de Sarkosy arremetió con arrogancia contra todas las conquistas sociales. Los desempleados llegaron a 4.5 millones y la pobreza afecta hoy a 8 millones de franceses, en un país que es la quinta potencia mundial y la segunda economía en la eurozona.
La imagen de Sarkosy se vio perjudicada además por escándalos de todo tipo como el supuesto aporte económico de Gadaffi a su campaña electoral, las lujosas vacaciones pagadas por amigos multimillonarios, sus actitudes racistas y de desprecio a los inmigrantes, su cercanía a Bush y su apuesta a las guerras de Irak, Afganistán y Libia y finalmente, su afán desesperado por ganarse el electorado de ultraderecha liderado por Marine Le Pen, dejó en claro su falta de escrúpulos políticos
En realidad no se espera que Hollande promueva grandes transformaciones, pero un gobierno reformista en Francia modificaría las reglas de juego en Europa porque Francia es un experimentado país, cuna del más avanzado pensamiento político y escenario de grandes sucesos. El cambio político en Francia tiene alcance europeo, aunque mucho depende de la reacción de los poderosos banqueros que hasta hoy no han dicho mucho. Hollande ha prometido reorientar a Europa hacia el empleo y el crecimiento y su consigna “el cambio es ahora” parece implicar nuevos rumbos en la política financiera y económica de Francia y la renegociación del pacto fiscal europeo de austeridad. Sin embargo, Merkel ya ha dicho que ese acuerdo es innegociable porque los ajustes son imprescindibles para la recuperación de Europa. Estas diferencias de enfoque permiten suponer que el debate sobre la política económica y financiera de la eurozona será intenso en la próxima cumbre a finales de junio. La disyuntiva entre austeridad o crecimiento económico estará en el centro de la controversia
Si Hollande es fiel a sus compromisos de campaña y aplica las medidas prometidas causarán conmoción y entrará en contradicción con la ortodoxia dominante pero se acercará mucho a los ciudadanos afectados por la crisis, a los INDIGNADOS del centro y sur de Europa y desde luego de la propia Francia. De otra parte, si las próximas elecciones parlamentarias le garantizan una mayoría en la Asamblea Nacional las posiciones de Hollande se fortalecerán; si le tocara armar una coalición de gobierno con otros partidos de izquierda las perspectivas políticas para la sociedad francesa se ampliarían muchísimo.
Bajo el liderazgo de una Francia progresista es posible el rescate de la democracia, del bienestar social y de la solidaridad en Europa con proyecciones internacionales y buenos aliados en Latinoamérica. Hollande y la socialdemocracia francesa tienen una enorme responsabilidad, esperemos que no sean inferiores al compromiso histórico
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Adenda. En la competición ciclística Giro de Italia que se realiza en estos días, se ha destacado mucho el equipo Androni Giocattoli-Venezuela compuesto por ciclistas italianos, colombianos y venezolanos que pudieron participar en este evento gracias al copatrocinio del gobierno venezolano, razón por la cual los ciclistas exhiben en su indumentaria el nombre y la bandera de Venezuela. El viernes 11 el colombiano Miguel Angel Rubiano Chávez ganó la sexta etapa. Una muestra inequívoca de la hermandad colombo-venezolana y de la solidaridad internacional de Venezuela