La Jagua del Pilar, un pequeño municipio del sur de La Guajira, vuelve a ser epicentro del debate electoral en Colombia. A pocos días de las elecciones atípicas del 18 de mayo, la palabra “trashumancia” retumba con más fuerza en las calles, en redes sociales y en los pasillos institucionales.
La historia no es nueva, pero sigue vigente. Desde que el municipio adquirió su vida jurídica en 1998, la inscripción irregular de cédulas ha sido una constante. Así lo explica el ingeniero Ramón Soto, conocedor de los procesos políticos de la región. Soto recuerda que en sus inicios la trashumancia era “solidaria y familiar”, con votantes que volvían por arraigo. Pero desde 2007, la situación se transformó en lo que hoy llama “una maquinaria bien aceitada de traslado y compra de votos”.
“Se ha vuelto un negocio donde hay quienes traen gente para votar, con transporte, refrigerios, y hasta dinero pactado. El voto dejó de ser una decisión y se convirtió en mercancía”, señala Soto, quien también denuncia la participación de personas que falsifican documentos de residencia con ayuda de intermediarios políticos.
Las cifras que no cuadran
El reflejo está en las cifras. Según la Registraduría Nacional, hay 4.512 personas habilitadas para votar en La Jagua del Pilar. No obstante, la proyección oficial del DANE indica que solo 2.732 habitantes estarían en edad de votar.
Esa diferencia de 1.780 electores no pasa desapercibida. “No es magia. Es trashumancia”, afirma Soto. Y remata: “Quizás primero resurge Armero que eliminar la trashumancia electoral en este pueblo”. La MOE y el CNE han confirmado la vigilancia especial en estas elecciones atípicas. La Fiscalía también hará presencia en la jornada, buscando frenar posibles delitos electorales.
¿Quiénes son las candidatas?
En estas elecciones atípicas a la Alcaldía de La Jagua del Pilar se enfrentan dos aspirantes. Por un lado está Ivón Manjarrez, quien quedó segunda en las elecciones de octubre de 2023, cuyos resultados fueron declarados nulos por el Consejo de Estado. Ivón, avalada por ASI, cuenta con el respaldo de su padre, Rafael Manjarrez, compositor, político local y pieza clave en sus campañas.
Por otro lado aparece Lina Tomasa Soto, avalada por el partido de la U. Lina debuta como candidata en esta contienda atípica y su campaña es respaldada por su hermano, el exalcalde Waldin Soto, y por José Amiro Morón, otro exmandatario local y figura política que ha sido protagonista en varias administraciones en La Jagua.
Ambas campañas reflejan la presencia de sectores tradicionales y de poder en el municipio. Mientras Ivón busca ratificar su apoyo popular tras lo sucedido en los pasados comicios, Lina apuesta por consolidar su nombre con el respaldo del grupo político afín a la administración municipal. Esta elección definirá no solo el nuevo gobierno local, sino también qué tanto peso sigue teniendo el legado familiar y político en la democracia jaguera.
A pesar de la tensión, en La Jagua del Pilar se respira también esperanza. En los próximos días se definirá si gana el voto legítimo… o si se impone una práctica que lleva años enraizada.










